31º Domingo del Tiempo Ordinario Noviembre 5, 2023

Reflexión Dominical Salesiana

 

31º Domingo del Tiempo Ordinario

Noviembre 5, 2023

 

En el Evangelio de hoy, Jesús nos dice que debemos ser siervos buenos y fieles que cuidan de la ley y del pueblo de Dios. San Francisco de Sales señala:

 

Nuestro Señor sólo desea que estemos totalmente abiertos a la voluntad de Dios para nosotros. Cuando abrazamos la voluntad de Dios, consagramos nuestros corazones al amor de Dios. Deseamos servir a Dios fielmente tanto en tareas grandes como pequeñas. Las moscas nos molestan no por su fuerza, sino por su número. Así es que muchas tareas insignificantes nos dan más problemas que importantes. Si bien debemos estar atentos a las tareas que Dios ha encomendado a nuestro cuidado, no debemos preocuparnos por ellas. La preocupación obstaculiza nuestra capacidad de razonar y nubla nuestro buen juicio. Entonces, sin prisa, trate de hacer sus tareas con calma en orden una tras otra. Ordene cuidadosamente lo que está a mano hoy con una mente tranquila. Mañana pedirás otra cosa.

 

La ansiedad es un deseo de escapar de un mal presente o adquirir un bien esperado. Cuando no tenemos éxito de la manera que queremos, nos volvemos ansiosos e impacientes. Nada impide más nuestro progreso en el amor santo que la ansiedad. Es por eso que debemos tener mucho cuidado de tener nuestro corazón flexible y abierto al amor de Dios. Cuando permitimos que el amor divino gobierne nuestras tareas, no tenemos menos amor que cuando oramos. Nuestro trabajo y nuestro descanso alaban y sirven gozosamente a Dios. Entonces nuestras tareas diarias se doran como si fuera una obra de santidad. Por un solo vaso de agua, nuestro Salvador ha prometido un mar de bienaventuranza perfecta a sus fieles.

 

Estamos abiertos a la voluntad de Dios cuando realizamos con amor nuestros pequeños actos diarios de caridad y aceptamos todas las pequeñas pruebas a lo largo del día. Tales oportunidades se presentan de momento a momento. Hacer pequeñas acciones con una gran pureza de intención para agradar a Dios es hacerlas excelentemente. Entonces nuestras tareas diarias aumentan el amor divino, porque vivimos a Jesús que nos enseña a ser siervos buenos y fieles de Dios.

 

(Adaptado de los escritos de San Francisco de Sales).