CONMEMORACIÓN DE TODAS LAS ALMAS (2 de Noviembre de 2017)

Hoy celebramos la Fiesta de todas las almas. En el Evangelio de hoy experimentamos el momento en que Jesús nos revela que fuimos creados para la vida eterna. San Francisco de Sales observa lo siguiente:

Desde las alturas del cielo, Jesucristo nos mira con misericordia y nos invita a llegar allí. Él nos dice, “Vengan, queridas almas, y encuentren el descanso eterno en mis brazos generosos. He preparado deleites imperecederos para ustedes en la abundancia de mi amor”.

Consideren la nobleza y la excelencia de su alma. Nuestra alma es espiritual e inmortal. Reside en nuestro cuerpo; tiene entendimiento; tiene voluntad propia. Nuestra alma es capaz de saber, de razonar de juzgar y de ser virtuosa. En todo esto se parece a Dios, quien nos puso en este mundo para darnos gracia y gloria. Ustedes se preguntarán, “¿Cómo podrá mi alma, de ahora en adelante, entregarse completamente a Dios quien ha realizado tantas maravillas y gracias en mi?”

Al igual que las abejas, que permanecen solo entre las flores vivas, nuestros corazones solo encuentran descanso en Dios. Dios no desea que nuestro corazón encuentre otro lugar de descanso. Como la paloma que salió del arca de Noé solo para regresar a él, nosotros debemos regresar a Dios, quien nos ha mandado adquirir las virtudes sagradas. La verdadera virtud nos acerca a Dios. Aún así, no debemos preocuparnos si nos damos cuenta que somos muy novatos en la práctica de la virtud. El principal beneficio para nuestras almas es que en esta vida tan breve, es que pueden crecer sin límite en el amor por Dios.

Hagamos lo que sea necesario para adquirir las virtudes sagradas, pero si nuestro progreso en la santidad resulta deficiente, permanezcamos en paz y esforcémonos por hacer mejor las cosas a futuro. Debemos cultivar bien nuestras almas y atenderlas. Pero como los cultivos abundantes, el resto depende de Dios. Avancen hacia la eternidad. Aléjense de todo aquello que pueda desviarlos de la senda. Recuérdenle a su alma que merece la eternidad. Llenen su alma de coraje y agradézcanle a Dios, quien los creo para tan gran fin.

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales, en particular la Introducción a la Vida Devota).