Cuarto Domingo en el Tiempo Ordinario Enero 29 de 2023

REFLEXION SALESIANA PARA EL DOMINGO

Cuarto Domingo en el Tiempo Ordinario Enero 29 de 2023

El tema del Evangelio de hoy está enfocado en cómo ser felices por medio de la beatitud. Si analizamos la palabra beatitud encontramos que esta se refiere a un estado de felicidad, de una actitud positiva, que impregna cada aspecto de nuestra vida interior de tal forma que se manifiesta en todas nuestras acciones, alabando y agradeciendo a Dios. Cuando hemos sido bendecidos puede que no tengamos todas las cosas materiales que deseamos, pero tendremos todo lo que necesitamos. En nuestra condición actual reina la dicha y la felicidad. Todo aquello que llega a nuestra vida contribuye a que maduremos en nuestro amor por la vida y por Dios. Las Bienaventuranzas hacen parte del plan de Dios para nosotros en este momento. La beatitud es una actitud espiritual que nos permite reconocer que todo lo que tenemos es un don puro. La beatitud es la actitud de una persona amorosa que confía plenamente en Dios, sin preocuparse por los intereses personales. Las personas que poseen el don de la beatitud depositan todos sus intereses en Sus manos.

San Francisco de Sales nos habla de la beatitud como un regalo de amor que nos hace moldeables, dispuestos a escuchar los mandamientos, los consejos y las inspiraciones de Dios. Sin embargo, él es claro al decirnos que aún cuando la enseñanza de Nuestro Señor reza: “Bienaventurados son los pobres”, nosotros deseamos y buscamos ser tan acaudalados que nunca nos falte nada. Jesús dice también, “Bienaventurados los mansos”, pero cada uno de nosotros quiere regir sobre los demás. “Bienaventurados aquellos que son perseguidos por causa de la justicia”, pero nosotros buscamos venganza, y tratamos de impedir tener que padecer cualquier cosa por miedo a ser despreciados. “Bienaventurados son los que lloran”, y aún así todos quieren vivir dichosos en esta vida mortal y pasajera, como si nuestra verdadera felicidad se encontrara aquí.

La sabiduría de las Bienaventuranzas es totalmente contraria a la de los sabios terrenales que no puede adherirse a ellas. Sometámonos a las enseñanzas que se nos han dado acerca de la voluntad de Dios sobre nuestra perfección y nuestra maduración espiritual. La manera en que podemos evitar perdernos en medio de cosas mundanas, es perseverando en la verdad, viviendo acorde a ella, y adquiriendo la capacidad de entenderla. Quienes mantienen la Palabra de Dios son declarados benditos por Nuestro Señor.

(Adaptación de los Sermones V.3. de L. Fiorelli)