DOMINGO 33 EN TIEMPO ORDINARIO (noviembre 14, 2021)

Enfasis Sugerido

“En cuanto al día y la hora exacta, nadie la conoce… excepto el Padre”.

Perspectiva Salesiana

La escrituras son muy claras: el mundo tal y como lo conocemos dejará de existir. La Escritura también deja muy en claro que nosotros no podemos aspirar a saber “el día y la hora exacta” en que ese momento llegará.

Aun así, es completamente natural que algunas veces sintamos ansiedad cuando imaginamos que el mundo que hemos llegado a conocer dejará de ser. Es aún más comprensible que sintamos ansiedad al considerar la inevitabilidad de nuestra propia muerte. En ese respecto tampoco sabemos el “día y la hora exacta”.

Francisco de Sales nos recuerda que: “Nosotros en esta vida estamos caminando como si fuese sobre hielo”.

¿Cómo deberíamos lidiar con el hecho de que un día nuestra vida terrenal llegará a su fin?

La forma de lidiar con un futuro incierto es tratar de vivir bien todos y cada uno de nuestros momentos en el presente. El momento presente es el único tiempo que tenemos a nuestra disposición. El momento presente es el único tiempo que tenemos para tomar decisiones que pueden contribuir a – o dificultar- los esfuerzos que hacemos para prepararnos para la eternidad.

San Francisco de Sales nos aconseja: “Mantengan sus ojos fijos en ese día maravilloso de la eternidad hacia el cual nos transporta el transcurso de los años; a medida que estos pasan, pasan por nosotros también de estado en estado hasta que alcanzamos el final del camino. Pero mientras tanto, en estos momentos que van pasando se halla una diminuta semilla, la semilla de toda la eternidad; y en nuestras pequeñas y humildes obras de devoción se halla escondido el premio de la gloria eterna, y en las pequeñas pruebas que soportamos para poder servir a Dios se encuentran indicios de esa felicidad que nunca acaba” (Stopp, Cartas Selectas, p. 236)

En la medida en que vivamos cada momento presente experimentaremos el regalo de la paz. “Debemos vivir pacíficamente en todas las cosas y en todo lugar”, dice San Francisco de Sales. “Si se avecina un problema, externo o interno, debemos recibirlo de forma pacífica. Si viene la dicha, debemos recibirla de forma pacífica sin que el corazón palpite de más. Si debemos esquivar el mal, debemos hacerlo pacíficamente, sin que esto nos inquiete. Si hay una buena obra por hacer, debemos hacerla de forma pacífica también”.

Pónganse en manos y en el corazón de Jesús quien, San Francisco de Sales nos recuerda, “es el príncipe de la paz: cuando lo aceptamos como nuestro amo absoluto, todo es paz”. Pónganse en manos y en el corazón de Jesús quien es amo de cada momento presente: si nos acostumbramos a vivir cada momento presente estaremos mejor preparados para vivir nuestro último momento”.

Cuando vivimos en paz, cuando vivimos con intención, podemos lidiar con cualquier cosa que la vida nos tenga deparado: todo, incluyendo la muerte misma… una muerte que nos llevará a la vida eterna.