El Bautismo del Señor Enero 10 de 2021

Reflexión salesiana para el domingo

El Bautismo del Señor

Enero 10 de 2021

 Hoy celebramos la Fiesta del Bautismo de Nuestro Señor. El Bautismo de Jesús marca el principio de Su ministerio. San Francisco de Sales nos dice que de vez en cuando debemos renovar los propósitos que establecimos durante nuestro bautismo, cuando nos convertimos en hijos de Dios:

           Los primeros Cristianos celebraban el aniversario de su Bautismo el día en que se propusieron convertirse en hijos de Dios. Nosotros también debemos renovar nuestro compromiso con el servicio a la Divina Bondad. Cada vez que celebramos los votos que hicimos el día de nuestro bautismo estamos fortaleciendo nuestro fervor, renovando nuestras promesas y reafirmando nuestras buenas intenciones.

            El buen interprete del laúd tiene por costumbre afinar su instrumento, asegurarse de que no necesita apretar o aflojar las cuerdas para garantizar que sonaran armoniosamente. De igual modo, es necesario que examinemos los afectos desordenados y las resoluciones que hicimos y que hemos descuidado. Debemos averiguar qué tenemos que hacer para poder recuperar todo aquello que hemos perdido a causa de nuestra debilidad o negligencia. Esto no debe de sorprendernos, ya que incluso el sol tiene que renovar su trayectoria una vez al año para reparar durante la primavera las pérdidas que la tierra sufrió durante el invierno. Todos tenemos la oportunidad de comenzar a resarcir nuestras culpas cuando ratificamos nuestros compromisos.

            También podemos recuperar el tiempo perdido por medio del fervor y la diligencia con la que buscamos unirnos de nuevo y completamente a Nuestro Señor. Puede que durante nuestra travesía en esta tierra Nuestro Señor nos lleve de la mano para que caminemos por la senda de la virtud, o que nos lleve cargados en los brazos de Su divina Providencia. Su bondad infinita hace que El esté dispuesto a guiarnos y a cargarnos, pero también espera que nosotros demos pequeños pasos por nuestra propia cuenta, poniendo todo de nuestra parte con la ayuda de Su amor sagrado. ¡Felices son las almas que viajan por la vida entregando todo lo que tienen en la práctica de las virtudes y de las buenas obras, y que se mantienen aferradas a la mano de nuestro Señor! Ellos son los hijos que cantan el cántico de la gloria de Dios, porque se han dedicado al servicio de la Divina Bondad del mismo modo en que Jesús lo hizo durante Su bautismo.

 (Adaptación de Los Sermones de San Francisco de Sales, Volumen 2, L. Fiorelli, ediciones)