La Asunción del Señor

Reflexiones Salesianas para el Domingo

La Asunción del Señor

18/21 de Mayo de 2023

 

Hoy experimentamos a Jesús en Su cuerpo resucitado, ascendiendo hacia la plenitud del reino de Dios. Al respecto, San Francisco de Sales nos dice lo siguiente:

 

El misterio de la Asunción nos sorprende. Si logramos comprender la Asunción, se nos habrá otorgado el tesoro más abundante entre todos los dones de Jesús. Su cuerpo, ya no físico sino espiritual, penetra los cielos y se hace presente en la Eucaristía. Él se entrega a todos aquellos que desean recibirlo y acogerlo. Secretamente, Él está transformándolos a todos.

 

El amor de Dios diviniza nuestra humanidad continuamente. Nuestra vida de amor divino nos exige amar nuestros cuerpos adecuadamente, ya que estos forman parte de nuestra condición humana y compartirán con nosotros la felicidad eterna. Como cristianos, debemos amar nuestros cuerpos como la imagen viviente de nuestro Salvador encarnado. También debemos amar esa imagen divina en los demás.

 

Cuando comenzamos a vivir una vida “oculta en Dios con Jesucristo”, vivimos nuestro verdadero yo interior. Vivimos una nueva vida de amor divino. Nuestros afectos egoístas quedan al servicio del amor divino. ¿Cómo logramos esto? La fuerte luz del sol hace que las estrellas desaparezcan. De igual manera, cuando enfocamos nuestros afectos en las cosas imperecederas y eternas logramos que nuestros amores desproporcionados por las cosas efímeras se extingan. El fuego más fuerte y poderoso del amor de Dios apaga nuestro amor obsesivo por las cosas inferiores.

 

La resurrección y Asunción de Jesús nos empodera para vivir esta nueva vida de amor sagrado, la cual es totalmente opuesta a todas las creencias y las reglas de nuestra cultura materialista. El amor de Cristo es el manantial de nuestro amor. Nada urge el corazón de otra persona tanto como el amor. Caminemos jubilosos por entre las dificultades de esta vida perecedera, ya que todo es perfecto y será perfeccionado en la eterna beatitud del Cielo. Entonces nuestro Salvador nos glorificará con Su esplendor, porque amamos todas las cosas, no por nosotros mismos, sino por la gloria de Dios.

 

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales)