CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO (Diciembre 19, 2021)

Énfasis Sugerido

"Maria salió y viajó rápidamente."

Perspectiva Salesiana

El saludo del ángel Gabriel a Maria contenía 2 mensajes discretos y a la vez relacionados: (1) Maria seria la madre del tan esperado Mesías, y (2) su prima Isabel había concebido un hijo.

Tan pronto como Maria dijo “si” a la invitación que le fue hecha para que fuera la madre del Mesías ella salio “presurosamente” a visitar a su prima.

De una forma muy real, mucho antes de que ella trajera al mundo al niño que redimiría al mundo de la desesperanza y la desesperación del pecado, Maria ya estaba dando a luz al Mesías a través de su voluntad y de su disposición para servir las necesidades de otro: en este caso, una pariente suya quien, debido a su avanzada edad, hubiera podido ser considerada una mujer con un embarazo de “alto riesgo”.

A simple vista, no hay nada que valga la pena notar con respecto a la acción de Maria. Después de todo, qué acaso cualquier ser humano decente no habría hecho lo mismo por un pariente necesitado? Lo que hace el servicio de Maria algo digno de admirar es la urgencia con la que ella lo hizo. Ella es verdaderamente un modelo de virtud, un modelo que claramente demuestra con su propia vida que la mejor manera de decir “gracias” a Dios por su bondad, es ser la fuente de esa bondad para los demás.

San Francisco de Sales observó: "Maria no considera que ella está desperdiciando el tiempo cuando se va a visitar a su prima Isabel. No, el suyo es un acto de cortesía amorosa. " (Stopp, Cartas Selectas, p. 159) En su "apuro" por servir a Isabel, Maria nos demuestra el camino a la verdadera devoción. Francisco de Sales continúa: "Dios nos recompense de acuerdo con la dignidad superiores, lo que estoy diciendo es que nosotros debemos entrenarnos en las pequeñas virtudes primero, por que sin estas las mas grandes son muchas veces falsas y engañosas."

El Adviento nos recuerda la gran esperanza que todos anhelamos es construida sobre el fundamento de las cosas simples, pequeñas y ordinarias: la bondad, la cortesía, la paciencia, la honestidad, la hospitalidad, y la compasión. Maria nos demuestra que aun las mas singulares demostraciones del amor de Dios para nosotros, antes que nada nos retan a reconocer las oportunidades que se presentan en nuestras vidas diarias y ordinarias, para que dediquemos nuestras energías en promover el bienestar de los demás.

Así como Maria, que nosotros podamos llegar a reconocer que nuestra disposición para hacer pequeñas cosas por los demás con gran amor y entusiasmo- demostrar "cortesía amorosa " – es el primer paso en nuestra máxima vocación: dar luz a la Gran Promesa del amor de Dios para con todas las personas – Jesucristo.