Enfasis Sugerido
"Descansen un rato...”
<b?Perspectiva data-preserve-html-node="true" Salesiana
“El trabajo sin reposo hace del hombre un soso". No solo hace del hombre un soso: sino que puede inutilizar sus esfuerzos por ser feliz, saludable, e incluso santo.
No se equivoquen, crecer en la santidad – hacer del amor de Dios, en cuya imagen y semejanza hemos sido creados, una realidad en nuestras vidas- es un asunto muy serio. Es algo que requiere de un arduo trabajo, requiere disciplina, requiere que nos autoevaluemos, y requiere compromiso.
Como dijera Francisco de Sales, es algo que requiere devoción.
Pero la espiritualidad Salesiana reconoce también el valor del relajamiento, de la necesidad de tomar “un tiempo libre”, de “tomar aire”, de sacar tiempo para el esparcimiento. De hecho, el relajamiento no solo está permitido: es necesario!
Francisco de Sales dice que "de hecho es un defecto ser tan estricto, austero e insociable que uno no se permite, ni le permite a los demás un momento de recreación”. La Introducción a la Vida Devota (1609) contiene amplia evidencia de la apreciación que el Santo Caballero sentía por el importante papel que juegan el descanso y la recreación en la búsqueda de una vida plenamente humana y a la vez centrada en Dios. El añade que: “de vez en cuando debemos recrear la mente y el cuerpo”. Y continua: “tomar el aire, ir a caminar, disfrutar de una plática amigable, tocar música, o cantar, o cazar…. Son diversiones tan honestas que lo único que debemos tener en cuenta para desarrollarlas de forma correcta es un poco de prudencia, lo cual nos ayuda a clasificar, y a precisar el tiempo, lugar y la medida en que debemos hacer las cosas".
Para poder obtener un balance debemos reconocer nuestras limitaciones: debemos saber cuando es hora de decir “suficiente”, aunque solo sea por un momento. Santa Juana escribió alguna vez, en el texto de una carta a un miembro de su comunidad: “Debo irme ahora, por que tengo un minuto libre y mi brazo y mi mano están empezando a cansarse y a doler aún cuando acabo de empezar a escribir. Ya no puedo hacer todo lo que antes podía”.
En su libro Tocando las Cosas Comunes, Robert Wicks identifica ciertas prácticas que pueden ayudarnos a establecer y a mantener una vida balanceada: dormir lo suficiente; comer adecuadamente; disfrutar del tiempo libre; hacer las cosas con tranquilidad. Aprendan a reír, enfóquense en los valores, practiquen la apreciación por ustedes mismos, involúcrense, pero no demasiado, tengan un grupo de apoyo, escápense por ahí de vez en cuando, sean espontáneos, eviten el negativismo. Establezcan buenas amistades; practiquen la intimidad.
Nuestro Señor Jesucristo pasó casi la totalidad de su ministerio público atendiendo las necesidades de los demás: sanando, educando, alimentando, desafiando, perdonando: en resumen, trabajando. Pero el Evangelio que documenta la ética laboral de Cristo también muy claramente documenta aquellos momentos en que él se apartó de sus actividades para descansar, para renovarse, para disfrutar de la hospitalidad de otros, para pasar el tiempo con sus amigos, todo esto lo ayudaba a reavivar su dedicación a hacer la Voluntad de Dios.
Hay muchas maneras para obtener un balance entre el trabajo y el descanso, la labor para obtener el sustento y el tiempo libre, la paga y el juego. Consideren todo esto de forma personal y piadosa. Escojan aquellas actividades que encajen con el estado y la etapa actual por la que cursan sus vidas. Sobre todo sean conscientes de que a medida que sus vidas cambian, también cambian muchos de los métodos para obtener este balance feliz, saludable y santo.