DECIMO TERCER DOMINGO EN TIEMPO ORDINARIO (Junio 30, 2024)

Enfasis Sugerido

"Dios no creo la muerte, Dios no se regocija con la destrucción de los vivos”

"De la misma forma en que ustedes son ricos en todo sentido, ojala reciban aún mas abundancia por medio de sus obras de caridad".

Perspectiva Salesiana

La muerte es parte inevitable de la vida. Aun así, lo cierto es que mucho antes de que cada uno de nosotros demos nuestro último respiro, habremos experimentado una cantidad de pequeñas muertes a lo largo de nuestras vidas: cuando experimentamos una pérdida, decepciones, ocasiones en que nos damos por vencidos, o momentos en que nos vemos obligados a dejar algo.

Francisco de Sales le ofrece este consejo a todas las personas quienes, al celebrar el regalo de la vida que Dios nos ha dado, también aceptan la realidad de la muerte: "Vale la perna realmente entender que esta vida nos ha sido otorgada solamente como un medio para obtener la vida eterna! Si no somos conscientes de esto enfocaremos nuestros afectos en las cosas de este mundo transitorio y cuando llega el momento de dejarlo nos sentiremos consternados y llenos de miedo. Créanme, que si queremos vivir felizmente durante este peregrinaje debemos mantener fija en nuestra mente la esperanza de arribar a nuestra tierra natal donde permaneceremos por toda la eternidad". (Cartas Selectas por Elizabeth Stopp, p. 261)

La vida esta llena de personas, relaciones, dones, bendiciones, retos y esfuerzos que realzan y nutren el espíritu humano! ¿Cómo podemos llegar a disfrutarlos verdadera, plena y completamente sin apegarnos a ellos?

Siendo generosos!

No hay que observar más allá ya que el ejemplo no lo da Jesús mismo. Jesús, el Hijo de Dios, aquel en quien, a través de quien y por quien todas las cosas existen “se hizo pobre para que nosotros pudiésemos ser ricos” (2 Cor 8). Jesús no se apego a todo lo que era bueno y bendito acá en la tierra para consumirlo o para satisfacerse a si mismo: su satisfacción la hallaba el acto generoso de compartir todo lo que era y todo lo que poseía con los demás. Jesús conquistó el pecado y la muerte precisamente por que tenía un compromiso de seguir siempre el camino de la generosidad durante el transcurso de su vida.

Cuando nos enfrentamos a las limitaciones, cuando nos enfrentamos a los obstáculos, cuando nos enfrentamos al pecado, cuando sentimos que queremos darnos por vencidos, es entonces que somos tentados a apegarnos exclusivamente a todo lo bueno que Dios nos ha dado. Pero Jesús nos muestra otro camino; en la medida en que tengamos la voluntad para responder a las experiencias de pérdida con generosidad, compartiendo quienes somos con los demás, estaremos destinados a triunfar sobre la muerte y a entender lo realmente significa vivir.

Si hay algo que verdaderamente debemos poseer, y que jamás debemos perder en esta vida, debe ser nuestro compromiso con las buenas obras, para hacer real y tangible la riqueza del amor de Dios en nosotros, y para compartir generosamente el amor de Dios y las buenas obras con los demás.