DOMINGO 30 EN TIEMPO ORDINARIO (Octubre 3, 2022)

DOMINGO 30 EN TIEMPO ORDINARIO (Octubre 23, 2022)

 

Enfasis Sugerido

 “El Señor oye el llanto de los pobres.”

 

Perspectiva Salesiana

 Puede que los pobres no disfruten de muchas cosas en la vida. Aun así, las cosas que poseen – un lugar especial en el corazón y la mente de Dios- tienen una clara ventaja por encima de cualquier riqueza terrestre.

 

La Escritura es clara e inambigua: Dios tiene una preocupación especial por la lucha del pobre y el necesitado, por las carencias de los desesperados y los que tienen el Corazón roto, por la angustia de los perdidos y los abandonados, por el espíritu de aquellos que han sido aplastados, por la vida de los solitarios, por el alma de los pecadores.

 

Jesús personifica el amor por los pobres. Aun cuando él se acercaba a personas de todas las clases sociales, económicas, étnicas y culturales, Jesús invirtió una cantidad significativa de su tiempo, su energía, su ministerio – su amor- con los pobres, con los que fueron difamados y maltratados en sus días. Jesús parece haber disfrutado de mayor éxito con los pobres; de la misma forma el parece haberse sentido mas a gusto con ellos.

 

Esto es observado en su totalidad por San Francisco de Sales. En su Introducción a la Vida Devota, él escribió: “Nosotros debemos practicar la verdadera pobreza en medio de todos los bienes y las riquezas que Dios nos ha dado. Frecuentemente deben deshacerse de ciertas propiedades y entregarlas con un corazón generoso a los pobres. Deshacernos de lo que tenemos es empobrecernos en proporción con lo que damos, y entre mas demos mas pobres seremos… Amen a los pobres y amen la pobreza, por que es por medio de ese amorque nos convertimos en verdaderos pobres… alégrense de verlos en sus propias casas y de visitarlos en las suyas. Siéntanse contentos de hablar con ellos y complacidos de tenerlos cerca en sus iglesias, en las calles y en todos los demás lugares. Sean pobres cuando conversen con ellos... pero sean ricos cuando se trate de asistirlos compartiendo algo de sus bienes abundantes con ellos.” (Intro III, 15)

                                                           

Vale la pena explorar tres aspectos de las observaciones hechas por Francisco de Sales. Primero, en la medida en que nosotros nos acerquemos a los pobres nosotros llegaremos a conocer nuestra propia pobreza, nuestra propia necesidad, nuestra propia desesperación y nuestro propio infortunio. Francisco notó: “Nosotros nos convertimos en las cosas que amamos.” Nuestra voluntad para servir a los pobres no pone en contacto con los pobres en nosotros.

.

Segundo, la lucha del pobre es un reto para nosotros, para que seamos generosos: para que donemos algo de nuestra abundancia y, aún más difícil, para que donemos algo de nuestra propia necesidad y carencias.

 

Tercero, nosotros debemos reconocer las formas más sutiles de pobreza en nuestras casas, nuestros vecindarios, nuestros salones, nuestro lugar de empleo, y no solamente reconocer la pobreza en las esquinas, o en las estaciones de los buses. Nosotros debemos reconocer las riquezas celestes de las cuales todos carecemos: el cuidado, la bondad, el perdón, la amistad, la verdad, la compañía, la sanación, el entendimiento, la reconciliación, la honestidad, la fe, la esperanza… y el amor.

 

Claramente, fielmente, amorosamente, convincentemente el Señor escucha el llanto de los pobres.

 

Lo escuchamos nosotros?