Exultación de la Santísima Cruz (Septiembre 14, 2023)

Énfasis Sugerido

 “Se sabia que él tenia un estado humano y fue en ese estado que se hizo más humilde, obediente e incluso estaba dispuesto a aceptar la muerte, la muerte en una cruz.”

 

Perspectiva Salesiana

 Esta fiesta conmemora el encuentro de la Verdadera Cruz en 325 por Santa Elena, la madre del emperador Romano Constantino I durante una peregrinación que hizo a Jerusalén. La Iglesia del Santo Sepulcro fue construida en el lugar del descubrimiento, por la orden de Elena y Constantino. La iglesia fue dedicada nueve años después y una porción de la cruz fue puesta dentro del recinto. En 614, esa porción de la cruz fue sacada de la iglesia por los persas, y permaneció perdida hasta que fue recuperada por el Emperador Bizantino Heraclio en 628. La cruz fue devuelta a la iglesia un año después de haber sido llevada por Heraclio a Constantinopla. La fecha en que se celebra la fiesta marca la dedicatoria de la Iglesia del Santo Sepulcro en 335. Este fue un festival de dos días: aun cuando la consagración de la iglesia en si, tuvo lugar el 13 de Septiembre, la cruz fue sacada de la iglesia el 14 de Septiembre para que el clero junto con los fieles pudieran orar ante la Verdadera Cruz, y para que todos los que llegaran al lugar pudieran venerarla.

 

Por supuesto al mismo tiempo que existe una cruz física, también existe ese significado permanente que tiene la cruz en nuestras vidas. Francisco de Sales escribió: “La sabiduría de la Cruz es totalmente contraria a la sabiduría del mundo. Aun cuando Nuestro Señor nos dijo una y otra vez, ‘Benditos son los pobres de espíritu, los que hacen la paz, los dóciles, aquellos que tienen sed y hambre de justicia’, el mundo no puede entender ni acoger esa clase de sabiduría. Por el contrario, el mundo proclama: ‘Oh, benditos son los acaudalados, los opresores, aquellos que se vengan de sus enemigos, y aquellos a quienes nadie se atreve a ofender’. Observen como la perfección de la Cruz es un disparate a los ojos del mundo, precisamente por que acoge todo aquello que es aborrecible para la naturaleza humana. Ama la corrección y se somete a ella; no solo siente placer al ser corregida, sino que encuentra aún más placer al ser reprobada y corregida a causa de sus culpas y sus faltas. Oh, bandito sean aquellos que hablan solamente para corregir de forma fraternal, en el espíritu de la caridad y de la humildad profunda! Pero mas benditos son aquellos que siempre están listos para recibir la Cruz con un corazón gentil, apacible y tranquilo”. (Sermones para la Cuaresma, 1622, p. 166)

 

Santa Juana escribió su propia exultación a la Cruz en el transcurso de su búsqueda de la devoción. Ella escribió: “la verdadera felicidad del cristiano es poder conocer a Dios a través de la persona de su hijo, y el imitar las virtudes que él practicó durante su vida, a través de su santa pasión, en su humildad, su pobreza, su dolor, su desden, y su sufrimiento; la naturaleza no tiene nada parecido a esto, pero nosotros no hemos nacido para vivir acorde con su instinto. La mente, que es parte de la carne, nos perturba cuando algo nos es negado, mientras que el espíritu de Dios nos guiará y hará que nos sometamos a su voluntad en los momentos de miseria y nos ayudará a sobrellevarlos con paciencia; aquellos que son humildes siempre son gentiles y actúan con cortesía; ellos se ven a sí mismos tan pequeños, son tan modestos, que jamás se atreven a decir una palabra enfadados…” (Exhortaciones, Conferencias e Instrucciones)

 

La exultación de la Cruz nos llama a renunciar a una vida basada meramente en el instinto humano para que así podamos vivir en un plano más alto, el de la vida divina. La exultación de la Cruz nos reta a que examinemos críticamente la cultura popular y a que promovamos la cultura del amor divino. La exultación de la Cruz nos reta a que encontremos la grandeza en las cosas más pequeñas; a que peleemos contra el fuego por medio de la paz; a que nos enfrentemos a la violencia con gentileza.

 

Abrirnos al triunfo de la Cruz es un reto difícil de aceptar… y mucho más difícil de vivir.