31 de Marzo de 2024 Domingo de Pascua

Reflexión de Salesiana para el Domingo

Domingo de Pascua

31 de Marzo de 2024

Hoy experimentamos y alabamos el triunfo de Jesús sobre la muerte. También celebramos y damos la bienvenida a quienes hoy recibieron el sacramento del bautismo y que ahora están cubiertos con el manto de una nueva vida en Jesucristo. San Francisco de Sales nos habla del poder del amor de Dios a medida que nos despojamos de esas viejas prendas que nos alejaban de Él y nos colocamos la nueva prenda que nos da Jesucristo:

El amor divino que nos fortalece para que nos liberemos de aquello que cubría a Adán y que nos envolvamos con el manto de Jesucristo. Es el amor sagrado lo que nos permite vivir nuevamente en Dios. El amor divino entra en el alma para que ésta, llena de júbilo, se libere de todo aquello que no provenga de Dios.

Así es, debemos liberarnos hasta de nuestros afectos por las virtudes que para nosotros resultan agradables, beneficiosas y honorables, y que se adaptan a nuestros amores egoístas. Ahora debemos vestirnos con nuevos y diversos afectos. Quizás, con aquellos afectos a los que renunciamos porque son agradables para Dios, porque son para beneficio y honra de Dios y porque están destinados a la gloria de Dios. Esto significa debemos asumir los afectos apropiados para servir al amor de Dios. Por lo tanto, debemos amar a nuestros padres, a nuestro país, a nuestro hogar, a nuestros amigos, a todas las cosas, de la manera en que Dios desea que los amemos.

El amor del Dios, que es más fuerte que la muerte, nos permite renunciar a todo aquello que nos alejó de nuestra capacidad de amar de manera divina. El amor sagrado, magnífico como la resurrección, nos concede la gloria y el honor. ¡Gracias al amor de Dios, con alegría renunciamos a nuestro falso yo para que nuestro verdadero yo pueda resucitar en Cristo!

¡Aleluya!

(Adaptado de los escritos de San Francisco de Sales, en particular del Tratado Sobre el Amor de Dios).