Cristo Rey (20 de Noviembre de 2016)

Cristo Rey (20 de Noviembre de 2016)

Hoy celebramos la fiesta de Cristo Rey. San Francisco de Sales nos exhorta a servir bajo el Reinado de Cristo:

Sin una reina las abejas se muestran inquietas. Pero cuando la reina nace, se reúnen a su alrededor y se dedican a cumplir con todos sus deseos. Igual sucede cuando nuestros sentidos deambulan incesantemente, arrastrando consigo nuestro yo interior, desperdiciando el tiempo y causándonos ansiedad e intranquilidad; destruyendo la paz que es tan necesaria para nuestro espíritu humano. Nuestros sentidos, nuestra mente y nuestra voluntad son como abejas místicas. Hasta que no tengan un gobernante, es decir, hasta que no escojan a Nuestro Señor como su rey, permanecerán inquietos.

Sin embargo, una vez hayamos elegido a nuestro Señor como nuestro rey debemos ponernos bajo Su mando. Nuestra Majestad es excelente en el ejercicio de la misericordia y la justicia. La misericordia hace que adoptemos lo bueno, mientras que la justicia de Dios hace que nos apartemos de lo malo. Nuestro Señor utiliza la misericordia y la justicia para arrancar de raíz cualquier cosa que nos impida experimentar los efectos de Su bondad. La justicia de Nuestra Majestad es como una pequeña picadura en nuestras consciencias que genera entendimiento y que produce cambios que nos llevan al bienestar. Durante el proceso de conversión de nuestro nuevo yo en Cristo, despojarnos de nuestro antiguo yo puede resultarnos algo doloroso. Pero la misericordia sin igual de Nuestro Señor abre nuestros corazones y restablece nuestra salud a través del Espíritu Santo, quien nos colma con el amor sagrado.

Donde quiera que Nuestro Señor sea el Amo, habrá paz. Para que podamos preservar nuestra paz, es necesario tener la intención pura de desear la gloria de Dios en todas las cosas. Hagamos lo poquito que podemos hacer con ese objetivo en mente, y dejemos que Dios se encargue del resto. Debemos ser lo suficientemente fieles para seguir obedeciendo a la voluntad de nuestro Rey, del mismo modo en que las abejas son fieles a su reina, para que podamos comenzar en esta vida la obra que, con la ayuda del amor de Dios, continuaremos eternamente en el Cielo. ¡Vivan a Jesús!

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales)