Décimo Noveno Domingo en el Tiempo Ordinario Agosto 7, 2022

Reflexion salesiana para el domingo

Décimo Noveno Domingo en el Tiempo Ordinario

Agosto 7, 2022

 

Las lecturas de hoy nos exhortan a ser siervos fieles de Nuestro Señor. Este es un tema recurrente en los escritos de San Francisco de Sales:

 Las Escrituras nos dicen que debemos aferrarnos fuertemente a lo que tenemos. Aún así, nosotros somos como los corales que fácilmente se doblan por el movimiento de las corrientes marinas. Como aún habitamos en el mar de este mundo, somos propensos a doblarnos por lado y lado – de un lado por el amor divino, y del otro lado cediendo ante la tentación que representan los bienes que, aunque vacíos, aparentan ser benéficos.

 Estos supuestos bienes son como zorros que se encargan de destruir nuestro viñedo; mientras que el amor divino nos urge a que hagamos de nuestro corazón un lugar fértil, por medio de las buenas obras. Por consiguiente debemos emplear nuestra mente en la práctica del amor sagrado, para que esos supuestos bienes no ejerzan su influencia sobre nosotros. La voluntad de Dios no es protegernos de los falsos bienes. Por el contrario, EL desea que practiquemos el amor sagrado más plenamente, resistiendo la tentación que estos representan. Lo que EL desea es que combatiendo obtengamos una victoria, y que por medio de una victoria obtengamos un triunfo.

 Siempre habrá bienes falsos, como la riqueza y los honores, que despiertan la avaricia en nosotros. Si mantenemos nuestra fe enfocada en la Palabra de Dios podremos, ella distinguirá entre los bienes verdaderos por los cuales debemos trabajar, y los falsos que debemos rechazar. Nuestra fe hará que se encienda en nosotros una alarma ante la aparición de un bien falso, por más atractivo que este parezca. Inmediatamente el amor divino rechazará esa falsedad, ya que nuestra fe nos permite ver aquellas cosas que son realmente eternas.

 Continuemos perteneciendo a Dios, aún en medio de las múltiples ocupaciones que implican la diversidad de cosas terrenales con las que hemos de lidiar. ¿Qué mejor oportunidad para ofrecer testimonio de nuestra fidelidad, que en los momentos en que todo nos sale mal? Las dificultades nos dan la oportunidad de poner en práctica nuestras virtudes y nuestra confianza en Dios quien desea asistirnos si tan sólo solicitamos su ayuda. ¡Qué felices seremos si viajamos por la vida, y dejamos los brazos de Nuestro Señor sólo para caminar, y para hacer todo lo posible por poner en práctica las virtudes y las buenas obras, siempre tomados de la mano de Nuestro Salvador!

  

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales)