DOMINGO 29 EN TIEMPO ORDINARIO (octubre 17, 2021)

Enfasis Sugerido

“A través de su sufrimiento mi siervo justificará a muchos”

Perspectiva Salesiana

Cumplir con la admonición de Cristo, de que nosotros deberíamos ser siervos de los demás, no sonaría como una misión tan desalentadora de no ser por una sola palabra:

El sufrimiento.

Jesús es muy claro: servir es sufrir, sufrir es servir. Por supuesto surge la pregunta: ¿Es que acaso Jesús sirvió por que le gustaba el sufrimiento?

Consideren por un momento el significado de la palabra “sufrimiento”. El Diccionario de la Herencia Americana describe la palabra sufrimiento como “sentir dolor o aflicción; soportar una perdida, herida, daño o castigo”. Ciertamente Jesús experimentó todas estas cosas de sobremanera. En ese respecto, tenemos en Cristo a alguien que es capaz de simpatizar con nosotros (Hebreos).

Pero el sufrimiento es mucho más que el hecho de experimentar dolor. El mismo diccionario indica al lector consultar la raíz de la palabra inglesa “siervo”, y es allí donde encontramos una poderosa revelación: la raíz de la palabra sufrir significa cargar, soportar, “dar a luz a un hijo”.

El sufrimiento no es solo la habilidad de experimentar dolor. No, el sufrimiento es la voluntad de abstenernos, de perseverar, de continuar haciendo lo correcto y lo que es justo, lo que es saludable y santo, incluso cuando nos enfrentamos a la oposición y la resistencia de los demás. El sufrimiento es el dolor asociado a los esfuerzos que hacemos por generar vida en las vidas de los demás.

Esta clase de sufrimiento no es lo mismo que una pasividad impotente. Este sufrimiento – este sufrimiento divino – se trata de ser proactivos. Este sufrimiento – este servicio- es una elección: la elección del amor.

Jesús no amaba el sufrimiento. Jesús sufrió precisamente por que estuvo dispuesto a amar. Jesús sufrió – él perseveró – en su compromiso de ser una fuente de amor en las vidas de los demás.

Eso fue lo que hizo a Jesús un siervo. Esto mismo es lo que nos puede convertir en verdaderos siervos a nosotros. Al igual que Jesús, aún cuando nuestro servicio estará marcado por el sufrimiento, es mucho más importante que esté marcado por el amor.