Segundo Domingo de Cuaresma 13 de Marzo de 2022

Reflexión Salesiana para el Domingo

Segundo Domingo de Cuaresma

13 de Marzo de 2022

En las lecturas de hoy, el Pacto de Abraham y la Transfiguración nos revelan lo mucho que Dios desea nuestro amor, para, y por medio de este, poder otorgarnos la gloria eterna. San Francisco de Sales añade: “Cuando Dios habló con Abraham y le prometió que tendría descendientes tan numerosos como las estrellas en el cielo, Abraham sólo poseía la Palabra de Dios que le daba la seguridad de que así sería. Dios también nos habla a nosotros por medio de inspiraciones, y estas nos revelan los misterios de la fe”.

Es a través de la fe que llegamos a conocer la Palabra de Dios. Poco a poco y con cuidado El va fortaleciendo, por medio del amor divino, aquellos corazones que acceden a Sus inspiraciones. Estas primeras percepciones del amor de Dios son vertidas en nosotros por el Espíritu Santo. Aun así, estos primeros movimientos del amor sólo representan el alba de la fe. Son como los capullos verdosos de la primavera. La fe comienza con el amor por las cosas de Dios. La fe nos demuestra que hemos inculcado en nosotros mismos una inclinación, natural y sagrada, a amar a Dios por sobre todas las cosas.  No existe ningún otro amor que pueda satisfacer este deseo.

Aun cuando todos poseemos el poder para rechazar la inspiración divina, no podemos impedir que Dios nos inspire. Las inspiraciones son favores que Dios hace mucho antes de que nos percatemos de ellos. Dios nos despierta cuando estamos dormidos. Pero de nosotros depende si nos levantamos o no. Aun cuando Dios puede despertarnos sin nuestra ayuda, El no nos va a levantar sin nuestra cooperación. Debemos dar nuestro consentimiento al llamado de Dios, por que El siempre respetará nuestra libertad. Dios no tiene esclavos, sólo amigos. Es por ello que Nuestro Salvador jamás nos abandona. Somos nosotros quienes lo abandonamos a El.

Nuestra confesión de fe es el acto de escoger amar y servir a Dios como siervos fieles. Caminen sencilla y fielmente por el camino que Dios ha trazado para ustedes, y caminarán con confianza. Estén en paz, por que Nuestro Salvador, quien ha demostrado Su gloria, los ha tomado de la mano y los ha encaminado rumbo a la gloria eterna.

 

(Adaptado de los escritos de San Francisco de Sales)