Séptimo Domingo del Tiempo Ordinario Febrero 20, 2022

Reflexión Salesiana para el Domingo

 Séptimo Domingo del Tiempo Ordinario

Febrero 20, 2022

Las lecturas de hoy nos revelan que, dado que fuimos hechos a imagen de Dios, estamos llamados a ser compasivos y a perdonar como lo hizo Jesús.  San Francisco de Sales observa lo siguiente: 4“Nuestro señor vino a este mundo para que todos podamos vivir una vida más abundante y mejor. Cuando vemos los males excesivos que padecen nuestros seres queridos, esto despierta una gran compasión y amor en nosotros. Aun así, debemos ayudarles y expresarles nuestro amor a todos aquellos quienes más nos necesitan. A menudo, son ellos quienes nos ocasionan más dolor que bienestar”.

Consuelen a los enfermos y visiten a los pobres. Compadézcanse de sus enfermedades, permitiendo que estos actos conmuevan sus corazones. Es así que demostramos que nuestro amor procede del amor sagrado. Oren por ellos cuando los ayuden. Sin embargo, no descuiden sus responsabilidades con su hogar mientras cuidan de otros. Debemos pedirle a Dios que nos ayude a amar al prójimo, principalmente a aquellos a quienes no nos sentimos inclinados a amar. Ellos tendrán una vida más abundante según el ejemplo que ustedes les den.  

Dado que Dios quiere que amemos y valoremos a los demás, debemos ver el amor de Dios en nuestro prójimo. Aunque en un principio nos sintamos renuentes a hacerlo, no debemos darnos por vencidos en la práctica expresa de este amor por el prójimo. Pero no debemos sorprendernos si no somos amables y gentiles. Tengan paciencia con los defectos de los demás, pero sobre todo con los suyos propios. Tengan el valor para levantarse después de caerse. No hay mejor manera de crecer en el amor de Dios que comenzar de nuevo una y otra vez y nunca pensar que hemos hecho lo suficiente.

No se preocupen si su labor les da o no el fruto que esperaban obtener, porque no es el fruto lo que se les pedirá. Lo único que se les preguntará es si cultivaron con devoción esas tierras inhóspitas y áridas. No se les preguntará si han cosechado algo, siempre y cuando se hayan esmerado lo suficiente por sembrar las semillas. 

 

(Adaptado de los escritos de San Francisco de Sales)