Domingo de la Trinidad 30 de mayo de 2021

Reflexion salesiana para el domingo

Domingo de la Trinidad

30 de mayo de 2021 

Hoy, domingo de la Trinidad, la Iglesia celebra a las Tres Personas Divinas que habitan en Dios. San Francisco de Sales nos dice que nosotros como comunidad hemos sido llamados a forjar una unión similar, basada en el amor puro:

El amor puro de la Trinidad se desborda sobre la salud spiritual de la familia humana. El Espíritu Santo, que habita en nosotros a lo largo de nuestra vida mortal, nos conduce hacia Cristo quien es el camino que nos lleva al Padre. Es la Trinidad la que hizo posible el misterio de Dios hecho hombre. Nuestro Salvador asumió nuestra semejanza y nos otorgó la Suya. Es sólo en Cristo, y a través Suyo, que podemos participar en la unión de amor puro de la Trinidad.

Nuestra salud spiritual está basada en la Encarnación. Nuestro Salvador amaba demasiado la verdad y la autentica bondad, como para dejarse tentar por la ambición, la codicia, o los honores que tanto daño nos hacen a nosotros. Nuestro Señor nos ha dicho que debemos amarnos los unos a los otros, y a mantenernos unidos de la forma más pura y perfecta posible. Es la imagen y semejanza de Dios, presente en nosotros y en los demás, la que debemos honrar y amar. San Pablo nos hace la siguiente recomendación: “Queridos hermanos, caminen siempre por la senda del amor por los demás como deben hacerlo los buenos hijos de Dios”. Pablo añade que él desea que nosotros demos también demos pasos gigantes como lo hiciera Jesús: amando y perdonándolo todo. Nosotros demostramos que verdaderamente somos hijos de Dios, cuando nos amamos los unos a los otros verdaderamente y con el corazón lleno de bondad.

La unión de las tres Personas Divinas es realmente imposible de imaginar. Sería presuntuoso esperar que nosotros podamos llegar a alcanzar una unión en el amor semejante a la de la Santísima Trinidad. Aún así, siempre debemos estar dispuestos a tratar de forjar una unión similar según nuestra condición humana. Todos hemos sido llamados a convertirnos en santos, pero para poder amar de manera divina debemos ante todo depositar nuestra confianza en la gracia de Dios, más que en nuestras propias fuerzas. Del mismo modo en que el amor de la Santísima Trinidad desborda en la familia humana, ojalá que nuestro amor se asemeje al de la Trinidad, y que desborde en los corazones de todas las personas a quienes encontremos cada día.

(Adaptado de los escritos de San Francisco de Sales, particularmente Los Sermones de San Francisco de Sales, L. Fiorelli, Ediciones).

Domingo de Pentecostés 23 de mayo de 2021

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Domingo de Pentecostés

23 de mayo de 2021 

Durante la Fiesta del Pentecostés podemos apreciar el Espíritu de la verdad que fortalece a los discípulos de Jesús, y que los impulsa a convertirse en testigos auténticos de Sus palabras y de Sus obras. San Francisco de Sales nos dice lo siguiente al respecto:

El amor sagrado que el Espíritu vierte sobre nuestros corazones es mucho más extraordinario que todas las otras formas de amor. El amor que el Espíritu no da, nos redime y nos concede la vida eterna. Durante la Fiesta del Pentecostés el Espíritu Santo infundió un nuevo vigor, fortaleció y llenó de virtudes a los discípulos de Jesús, para que ellos pudiesen continuar con la obra que comenzó nuestro Salvador por medio de la creación de la Iglesia.

Ustedes también están desempeñando una función apostólica dado fe de sus vidas como cristianos. El amor del Espíritu los faculta para continuar con la obra de nuestro Señor. Las labores que realicen, y que fluyan del amor del Espíritu, tendrán vigor y autenticidad, y crecerán como semillas de mostaza.  Este divino Espíritu no duda en establecer su morada en nosotros. Por lo tanto debemos abrir un espacio en nuestro ser para el Espíritu Santo. ¿Qué debemos hacer para abrir este espacio? Lo primero que Dios nos pide es nuestro corazón. El espíritu, que vive en nosotros, desea abrir nuestro corazón a la bondad divina. El Espíritu de Jesús desea que nosotros experimentemos los frutos del amor divino. El Espíritu logra esto al concedernos los dones y las bendiciones derivadas del amor sagrado, por medio de las cuales podremos alcanzar la felicidad eterna.

Nuestro deseo, el poder alcanzar la plenitud de una vida sagrada, es una chispa de la llama divina y de la obra del Espíritu. Si nuestro deseo es embarcarnos en la pequeña barca de la Iglesia para navegar en medio de las aguas amargas de este mundo, nuestro Salvador nos ayudará a deslizarnos rumbo a la felicidad eterna. El hará todo lo posible por animarnos a tomar los remos con nuestras manos y remar. El nos ha prometido que si nos tomamos la molestia de remar nuestra barca, El nos conducirá a otro lugar que está lleno de vida. En la medida en que ustedes permitan al Espíritu engrandecer sus corazones, éste incrementara su habilidad para amar divinamente. Verdaderamente, ¡dichosos aquellos que deciden servir a Dios, aun cuando sólo sea un poco! ¡EL jamás permitirá que ellos sean improductivos ni infructuosos! ¿Quién entonces puede resistir el amor enriquecedor del Espíritu Santo?

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales y Santa Juana de Chantal).

Séptimo Domingo de la Pascua 16 de mayo de 2021

Reflexion salesiana para el domingo

Séptimo Domingo de la Pascua

16 de mayo de 2021 

En el Evangelio de hoy escuchamos a Jesús que ora para que sus discípulos sean uno, y que se “consagren en la verdad”. Al respecto, San Francisco de Sales añade lo siguiente:

¡Qué agradable es ver que los hermanos y hermanas viven juntos en unidad! Cuando dos, o tres, o más almas comparten entre ellas el amor y el afecto sagrado, hasta el punto que logran establecer un espíritu único, es entonces que experimentan la verdadera amistad. Las amistades que son sagradas hablan con la verdad, y sólo alaban la virtud y el amor de Dios.

Para aquellos de nosotros que vivimos en el mundo, y que deseamos poner en práctica las verdaderas virtudes, es necesario que nos unamos a través de la amistad sagrada. Entre más grandes sean las virtudes que compartan entre ustedes, más perfecta será la amistad que los une. Ustedes se animan, se ayudan y se orientan los unos a los otros para llevar a cabo las buenas obras. Las personas que van por terreno llano no necesitan ayuda para caminar. Pero aquellos que transitan por terrenos ásperos se apoyan los unos en los otros para seguir adelante con seguridad. La única conexión entre ellos es la que genera el amor sagrado, al cual San Pablo se refiere como: “el vínculo de la perfección”. Este vínculo de amor crece con el tiempo y adquiere un nuevo poder: Nos proporciona calma y una verdadera libertad.  Su fuerza es gentil y al mismo tiempo bastante sólida.

La presencia del amor de Dios en nosotros es lo que nos lleva a amarnos a nosotros mismos de una manera auténtica, y por consiguiente, a amar a los demás de la manera en que Dios desea que los amemos. Es el amor de Dios lo que nos permite apreciar a todas las criaturas. Amar a nuestros hermanos en la santidad, es amar a Dios en cada uno de ellos. Por lo tanto no debemos permitir que decaiga el cultivo de nuestra amistad con nuestros padres, nuestros familiares, nuestros vecinos, y con nuestro prójimo. Aún así, es cierto que vivimos en un mundo donde no todas las personas piensan ni sienten de la misma forma. He ahí el porqué necesitamos amistades particulares para que nos apoyen en los momentos en que nos vemos obligados a tomar caminos difíciles. Las verdaderas amistades son sagradas por que provienen de Dios, porque nos conducen a Dios, y porque perdurarán eternamente en Dios. ¡Qué maravilloso es el hecho de que podamos unir nuestros corazones aquí en la tierra, del mismo modo en que lo haremos en la eternidad!

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales).

ASUCION DEL SENIOR 16 de mayo de 2021

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ASUCION DEL SENIOR

16 de mayo de 2021 

Hablando del misterio de la Asunción de Nuestro Señor, Francisco de Sales escribió: “Nosotros traicionamos nuestra vida humana para poder vivir una vida que está por encima de nosotros. Escondemos esta nueva vida en Dios con Jesús Cristo quien es el único que puede verla, la conoce y la otorga. Nuestra nueva vida es el amor celestial, que aviva y anima nuestra alma y este amor está completamente escondido en Dios y en las cosas de Dios con Jesús Cristo. Como las palabras sagradas del Evangelio dicen, después que Jesús se había mostrado por un tiempo ante sus discípulos, el ascendió al cielo, y una nube lo rodeó, lo tomó y lo escondió de sus ojos. Jesús Cristo entonces, está oculto en el cielo, en Dios. Jesús Cristo es nuestro amor, y nuestro amor es la vida de nuestra alma. Por consiguiente nuestra vida está oculta en Dios con Jesús Cristo, y cuando Jesús que es nuestro amor y nuestra vida espiritual, aparezca en el Día del Juicio, nosotros también apareceremos junto con el en la gloria. Esto significa que, Jesús Cristo, nuestro amor, nos glorificara comunicándonos su propia dicha y esplendor.” (Tratado del Amor de Dios, Libro VII , Capitulo 6)

Nuestra vida está ciertamente oculta en Dios. La realidad más profunda de quienes somos sólo es conocida por Dios. Aún así, para Francisco de Sales, vivir una vida escondida en Dios no es lo mismo que mantener esa vida en secreto: se trata de dar testimonio de nuestra verdad más profunda, de quienes somos – y quien es Dios – a través de la calidad de nuestras relaciones con los demás. Por lo tanto es apropiado que Francisco de Sales nos llama a practicar las virtudes ocultas, “esas virtudes pequeñas y humildes que crecen como flores al pie de la cruz: ayudar al pobre, visitar a los enfermos, cuidar de tu familia, desempeñando todas las tareas que esto incluye, y con esa diligencia que no te permitirá distraerte.” (Introducción a la Vida Devota, Parte III, Capitulo 35)

A través de la Asunción, Jesús ha sido removido de nuestra vista: más bien, del alcance de nuestra vista a nivel físico. Aún así, la misma autoridad que Jesús reclamó del Padre ha sido otorgada a nosotros en virtud de nuestra creación y confirmada en nuestro bautismo. Nosotros estamos llamados a continuar el trabajo que Jesús comenzó, esto es, a hacer discípulos – seguidores, creyentes – de todas las naciones. Nosotros estamos llamados a ser símbolos del reto continuo de redención de Dios, pero en las obras simples y ordinarias de cada día.

Paradójicamente, mientras nos mantengamos fieles a la practica de las pequeñas y ocultas virtudes que crecen “al pie de la cruz” Jesús ya no estará oculto: el se hará visible en nuestro amor, nuestra preocupación, nuestra lucha en nombre de la justicia, nuestra promoción de la paz, nuestro deseo de perdonar, nuestros intentos para sanar.

Cuál es la forma más poderosa - y convincente - de ganar discípulos en todas las naciones?

O, al menos, que aquellas personas con quienes interactuamos cada día en nuestros pequeños rincones del mundo, se hagan discípulos?

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales).

Sexto Domingo de Pascua 9 de mayo de 2021

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Sexto Domingo de Pascua

9 de mayo de 2021

En el Evangelio de hoy Jesús nos dice que debemos permanecer en Su amor, y que al hacer esto nosotros aprenderemos a amarnos los unos a los otros. Al respecto, San Francisco de Sales hace la siguiente observación:

El amor nos lleva a adoptar la apariencia de todo aquello que amamos. Todos nosotros hemos sido otorgados una inclinación natural a amar a Dios. Sumado a esto los mandamientos nos ordenan amar a Dios, y a las cosas de Dios, por sobre todo lo demás. Desafortunadamente, a veces somos como águilas que poseen una visión bastante aguda pero que demuestran poco poder a la hora de volar. A veces, aún cuando somos conscientes de que la bondad de Dios es digna de nuestro amor, demostramos muy poca fuerza de voluntad para demostrar ese amor.

Aún así, nuestro corazón humano posee total capacidad para generar algunas manifestaciones iniciales de amor por Dios. Pero para que podamos alcanzar una verdadera madurez en el amor, ósea, para poder amar a Dios y a todas las cosas Dios, necesitamos del amor divino. Es por obra de la bondad de Dios que nuestro espíritu se eleva y logra unirse al amor de Nuestro Señor. Desbordados por el amor divino, regresamos entonces a compartir ese amor puro con nuestros semejantes.

Pretender amar a Dios sin amar a nuestros hermanos es imposible. Dios nos ha escogido como Sus hijos, por lo tanto nosotros estamos en la obligación de demostrar que lo somos amándonos los unos a los otros como hermanos, e invirtiendo en dicho empeño toda la bondad que puedan albergar nuestros corazones. En el momento en que decidió venir al mundo Nuestro Salvador elevó nuestra naturaleza por encima de la de los ángeles, y nos hizo tan a Su imagen y semejanza que podemos decir sin duda que somos un fiel reflejo de Dios. En el momento en que Nuestro Señor decidió hacerse humano, EL adoptó nuestra semejanza y nos entregó la Suya. ¡Es mucho y muy sincero el coraje que debemos reunir para poder vivir de acuerdo a lo que somos! Esmerémonos por imitarlo a EL, quien vino a este mundo a enseñarnos lo que debemos hacer: preservar en nosotros la divina semejanza.

Es esta misma semejanza divina, presente también en nuestros hermanos, es lo que hemos sido comandados a amar y a honrar. ¿No les parece que ese es un motivo más que suficiente para amarnos los unos a los otros? Dichosas serán siempre las naciones cuyos corazones reflejen la imagen de Dios.

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales).

Quinto Domingo de Pascua 2 de mayo de 2021

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Quinto Domingo de Pascua

2 de mayo de 202 

En las lecturas del Evangelio de hoy Jesús que nos dice que EL es la vid y nosotros los sarmientos. Esto quiere decir que si nuestro deseo es dar muchos frutos, es necesario que permanezcamos en EL. San Francisco de Sales también nos dice que para poder contribuir a la expansión del reino de Dios en nuestros corazones, y en el mundo, es indispensable que vivamos a Jesús:

¡Qué felices seremos si, en medio de todas las imposiciones del mundo en que vivimos, mantenemos a Jesucristo vivo en nuestros corazones! Yo oro siempre para que EL continúe habitando y reinando allí eternamente. Ustedes deben continuar esforzándose por vivir a Jesús con confianza y sinceridad, por que la verdadera paz se origina en Su verdad.

Si Nuestro Salvador ha de reinar en nuestros corazones, para que así nosotros podamos dar muchos frutos, hay ciertas cosas que debemos poner en práctica. Primero, en la mañana deben preparar sus corazones para estar en paz. Pídanle a Dios que les otorgue la gracia, y ofrézcanle todas las obras buenas que realicen durante el día.  De esta forma ustedes estarán preparados para asumir en paz y con serenidad todo el sufrimiento y el dolor que puedan llegar a encontrar hoy. Asegúrense a lo largo del día de que sus corazones retornen con frecuencia a ese estado de paz; encárguense de que ponerlos en todo momento a merced de Nuestro Salvador. Si así lo hacen, poco a poco van a notar que a medida que el divino Amante establece Su morada en lo profundo de sus corazones, el mundo vacío y sin sentido que ha ocupado ese espacio hasta ahora irá desapareciendo.

Esta es una tarea enorme, pero las personas que son generosas pueden llevarla a cabo con la ayuda del Creador. Aun así, deben estar preparados, por que aprender a mantener nuestra alma bajo control no es algo que ocurre inmediatamente. Es algo que requiere se seamos tolerantes con los demás, pero ante todo con nosotros mismos. ¿Acaso piensan que la paz interior es algo que se puede lograr sin tener que esforzarnos y sufrir reveses? Si ustedes le piden a Dios que les de paciencia, EL sin duda alguna se las otorgará si ustedes se esmeran, con mucha fe, por ponerla en práctica. Lo más importante es que no desfallezcan. Tengan paciencia, y mientras tanto, hagan todo lo que esté a su alcance para desarrollar un espíritu compasivo. Las cosas que más relevancia tienen en la vida son aquellas que hacemos con fe; son todas esas cosas que debemos hacer para promover la expansión del reino de Dios en nuestros corazones. Si nos empeñamos en esto, serán bastantes los frutos que daremos en este mundo.

(Adaptación de los escritos de Francisco de Sales, Juana de Chantal….  J. Power & W. Wright, Ediciones; El Directorio Espiritual, L. Fiorelli, Ediciones).

Segundo Domingo de la Cuaresma Febrero 28 de 2021

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Segundo Domingo de la Cuaresma

Febrero 28 de 2021

El Evangelio de hoy nos narra la experiencia vivida por Pedro, Juan y Santiago en el momento de la Transfiguración de Jesús. San Francisco de Sales comenta lo siguiente al respecto:

A través de la transfiguración Dios hizo un gran esfuerzo por demostrarnos que Jesús es verdaderamente el Salvador. En ese momento no había nada que los apóstoles desearan más que permanecer en presencia de Jesús. Yo les aseguro que jamás he dejado de orar para que el cielo les otorgue miles de bendiciones, y en especial para que puedan disfrutar de la bendición de la transfiguración en Nuestro Señor. Gracias a nuestro Salvador podemos escalar el monte Tabor ya que nos hemos decidido a servirlo y a amar su divina bondad. Debemos hacer uso de la esperanza sagrada para motivarnos los unos a los otros. Debemos deshacernos del amor por las cosas mundanas para que podamos continuar aspirando fielmente a la felicidad que EL ha preparado para nosotros.

No hay mejor oportunidad para demostrar nuestra fidelidad a Dios que cuando nos encontramos en una situación donde todo nos está saliendo mal. En esos momentos es cuando la tentación nos asecha e intenta hacer que nos sintamos insatisfechos con el mundo, que nos deprimamos por tener que vivir lo que estamos viviendo. No importa si estamos inmersos en el trajín de los eventos diarios o si estamos sumergidos en la soledad, siempre vamos a encontrar dificultades. Creer que podemos alcanzar la santidad sin tener que sufrir es engañarnos a nosotros mismos. Las cosas mas difíciles encierran mayores virtudes. Si se tropiezan no se molesten ni se sientan avergonzados. Más bien acudan a Nuestro Señor y a Nuestra Señora quienes extenderán sus manos bondadosas y siempre dispuestas a ayudarlos.

Ustedes deben seguir el ejemplo de las abejas. Mientras ellas se dedican cuidadosamente a producir la miel de la santidad, al mismo tiempo deben elaborar la cera de todas aquellas cosas mundanas. Por que si la miel resulta dulce al paladar de nuestro Señor, la cera también hace honor a EL, dado que ésta será utilizada para fabricar las velas que proveen luz a todos quienes nos rodean. Manténganse en paz, y caminen llenos de humildad y fidelidad por la senda que Dios les ha trazado. De esta manera podrán caminar con confianza. Nuestro Salvador quien los está transfigurando, los ha tomado de la mano y los ha encaminado por la senda de Su Gloria. Permítanle ser su Guía.

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales.)

Primer Domingo de La Cuaresma Febrero 21 de 2021

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Primer Domingo de La Cuaresma

Febrero 21 de 2021

 En el Evangelio de hoy experimentamos el momento en que Jesús fue tentado en el desierto. San Francisco de Sales hace la siguiente observación al respecto:

Jesús no fue en busca de la tentación. El Espíritu Santo lo llevo al desierto para que fuera tentado. Si el Espíritu Santo nos guía hasta un lugar en donde encontramos una tentación, debemos confiar plenamente en que Dios nos dará la fuerza necesaria para resistir dicha tentación sin importar cuán fuerte parezca. Aún así, no importa cuán santos y generosos creamos que somos, jamás debemos confiarnos de nuestra propia fortaleza y coraje, y salir en busca de la tentación creyendo que podremos derrotarla. Debemos prepararnos para lograr sobreponernos a las tentaciones. Al igual que Jesús, debemos armarnos con la verdad de Dios. Esta verdad no es otra que la fe, la cual nos protege de la tentación. Cuando nosotros decimos “Yo creo” en Dios Todopoderoso, estamos depositando toda nuestra confianza en el poder de Dios, no en nuestra propia fuerza. 

En el momento en que ustedes se percaten de que la tentación los está asechando, hagan lo mismo que hacen los niños cuando ven un lobo o un oso en el bosque: Ellos corren inmediatamente a los brazos de sus padres, o los llaman para que los ayuden y les brinden protección. Si la tentación persiste aférrense con fuerza a la Sagrada Cruz, vuélvanse a Nuestro Señor y enfoquen sus pensamientos en una actividad que sea productiva y constructiva. Nuestras tentaciones son como perros encadenados: si no nos acercamos a ellos no nos harán daño, aún cuando traten de asustarnos con sus ladridos.

A veces sucede que cuando nos enfrentamos a una tentación, al principio nos sentimos como si hubiésemos sido heridos por una emoción que nos resulta preocupante. Hasta puede que lleguemos a pensar que nos resulta imposible servir a Dios en la santidad. No se deje amedrentar por miedos infundados. Ármense con la verdad de la Palabra de Dios; EL los fortalecerá y les dará la gracia para perseverar y cumplir con todo lo que la gloria de Dios, y el bienestar y la felicidad de todos nosotros, requiere.

(Adaptación de los Escritos de San Francisco de Sales, principalmente “Los Sermones de San Francisco de Sales para La Cuaresma” de L. Fiorelli, ed.).

Sexto Domingo en el Tiempo Ordinario Febrero 14 de 2021

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Sexto Domingo en el Tiempo Ordinario

Febrero 14 de 2021

Hoy San Pablo nos dice que “todo lo que hagamos debe ser para dar gloria a Dios”. San Francisco de Sales nos habla un poco mas respecto a este tema:

¿Cómo lograr que “todo lo que hacemos sea en nombre de Dios” para que podamos vivir mejor?” Primero, debemos purificar nuestras intenciones hasta donde más podamos. Debemos hacer el firme propósito de aprovechar el día de la mejor manera, y que nuestra intención sea dar gloria a Dios y no a nosotros mismos. Debemos anticipar las oportunidades, las tareas y obligaciones que tenemos que cumplir hoy, y pensar cómo a través de ellas podemos servir a Dios.  ¿A qué tentaciones se exponen? Puede ser la ira, el egoísmo o cualquier otro tipo de irregularidades. Prepárense con mucho cuidado para evitar, resistir y superar cualquier cosa que pueda entorpecer la legitimidad de sus esfuerzos por vivir en Jesús.  

Para lograr hacer todas las cosas bien, primero debemos demostrar que poseemos la determinación para crecer y seguir el ejemplo de amor que Jesús nos enseño. Si desean poner esa determinación en práctica, pídanle a nuestro Salvador que les ayude a utilizar todos los medios a su disposición de la mejor manera posible, para que así puedan crecer en el amor sagrado y servirle. Admitan que ustedes por su propia cuenta no pueden cumplir con la resolución de evitar el mal y hacer el bien de la manera que Dios desea que lo hagan. Tomen sus corazones en sus manos y ofrézcanselos a Nuestro Salvador junto con todos los buenos deseos que tengan. Pídanle a EL que proteja sus corazones y que los fortalezca para que puedan crecer en Su autentico amor.

Acostúmbrense a orar y así lograrán que todo lo que hagan sea para dar gloria a Dios. Reciban los sacramentos con frecuencia. A medida que ustedes cumplen con las obligaciones propias de su vocación jamás se olviden de poner en práctica la humildad, la gentileza, la paciencia y la sencillez, todas las virtudes que crecen como flores a los pies de la cruz.

Mientras se dedican al cuidado de su familia con toda la diligencia requerida, ayuden a que ellos acerquen sus almas al amor de Dios e inculquen en sus corazones las buenas inspiraciones. Las oportunidades extraordinarias para servir a Dios se nos presentan rara vez, pero las oportunidades pequeñas se presentan con frecuencia. Cuando ustedes aprovechan el cumplimiento de sus responsabilidades para dar gloria a Dios, todas sus actividades incluyendo el comer, beber, dormir o divertirse, todo lo que hagan será en nombre de Dios, quien los guía hacia la autentica plenitud a través de Jesucristo.

(Adaptación de los escritos de San Francisco De Sales)

Quinto Domingo en el Tiempo Ordinario Febrero 7 de 2021

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Quinto Domingo en el Tiempo Ordinario

Febrero 7 de 2021 

El Evangelio de hoy nos cuenta que en medio de tantas ocupaciones, incluso Jesús se veía en la necesidad de encontrar un espacio silencioso donde pudiese orar. San Francisco de Sales también hace énfasis en la importancia de poner en práctica la oración mental, al tiempo que nos ocupamos de cumplir con nuestras labores diarias. Para ello nos aconseja que hagamos uso de un método que es breve y simple:

Yo les recomiendo especialmente que pongan en práctica la oración del corazón. Tomen un momento cada día, preferiblemente y de ser posible temprano en la mañana, ya que a esa hora la mente está menos distraía y despejada después del descanso de la noche. Preséntense ante Dios. Recuerden que EL se halla presente de manera muy especial dentro de sus corazones, en el centro mismo de su espíritu. No se afanen por tratar de decir muchas cosas, simplemente hablen con el corazón. Un solo Padre Nuestro que oremos con verdadero sentimiento vale mucho más que si repetimos varias oraciones mecánicamente y a prisa. No se preocupen si no pueden terminar la oración que han empezado a decir en voz alta. Una vez que sus ojos se enfoquen en Jesucristo durante la meditación, todo su ser se llenará de EL. Entonces aprenderán de Su manera de ser, y moldearán sus actos en base al ejemplo que EL les ha dado.

Durante la meditación traten de seleccionar algunos de los pensamientos que hayan tenido y que más les hayan gustado, o que sientan que mejor se adaptan a su propósito de convertirse en mejores personas. Reflexionen sobre estos pensamientos con frecuencia a lo largo del día. Adopten decisiones puntuales con el fin de rectificar sus actitudes. Durante el transcurso del día, y con sumo cuidado, busquen oportunidades, pequeñas o grandes, que les permitan poner en práctica las resoluciones que han establecido. La oración ilumina nuestra mente con el resplandor de la luz de Dios, y expone a la calidez de Su amor celestial nuestra habilidad para tomar decisiones. Nada más efectivo que el amor de Dios para purificar nuestros pensamientos de la ignorancia y de nuestra obstinación por los afectos desordenados. La meditación hace que todos los buenos deseos que germinan en nosotros crezcan y florezcan, y nos ayuda a saciar las pasiones excesivas que se despiertan en nuestros corazones. Cuando nos acercamos a nuestro Salvador a través de la meditación y obedecemos Su palabra, sus actos y sus afectos, por SU gracia aprendemos a hablar, a actuar y a lograr que nuestra voluntad se asemeje a la suya.

(San Francisco de Sales, Introducción a la Vida Devota)

Cuarto Domingo en el Tiempo Ordinario Enero 31 de 2021

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 Cuarto Domingo en el Tiempo Ordinario

Enero 31 de 2021

 En las lecturas de hoy San Pablo nos dice que debemos “librarnos de la ansiedad”. San Francisco de Sales nos da ciertos consejos sobre cómo podemos manejar la ansiedad:

 Existe una gran tentación de declararnos insatisfechos con el mundo y de afligirnos por ello, aún cuando necesariamente debemos estar aquí. Entonces imaginamos que nos sentiríamos mejor si estuviéramos en otro barco. Puede que eso sea cierto, ¡pero sólo ocurrirá si nos decidimos a cambiar! La soledad tiene sus arremetidas, el mundo tiene sus ocupaciones. Nosotros debemos demostrar coraje en ambas situaciones, dado que en ambas instancias la ayuda divina está disponible para aquellos que confían en Dios, y que humilde y gentilmente solicitan a Dios sus cuidados y ayuda.

Una de las fuentes de nuestra ansiedad es nuestro egocentrismo. ¿Porqué nos sorprenden nuestras imperfecciones? No deseamos nada más que consuelo. En los momentos en que experimentemos nuestra propia miseria y debilidades, debemos hacer tres cosas y entonces tendremos paz. Debemos tener una intención pura de encontrar el honor y la gloria de Dios en todas las cosas. Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para lograr este objetivo, y debemos dejar lo demás en manos de Dios para que EL se encargue.

Los pequeños ataques de la ansiedad y la tristeza, que son el resultado de las múltiples responsabilidades que tenemos, nos brindan la oportunidad de poner en práctica las mejores y más queridas virtudes que Jesús nos recomendó: la gentileza y la confianza en Dios. La verdadera virtud no se origina en la inactividad exterior, del mismo modo en que los peces saludables no crecen en las aguas estancadas de los pantanos.

Debemos mantener avivados en nuestros corazones la paciencia y el coraje, para que nos protejan de esos ataques sorpresivos de la ansiedad que hacen que nos llenemos de resentimiento, y que provocan que estallemos si alguien llega a molestarnos de algún modo. Cuando nos tambaleemos y caigamos no debemos sentirnos avergonzados por estar un poco sucios y polvorientos. Es mejor estar cubiertos de polvo que de llagas. Si nos entregamos al cuidado de Dios, y dejamos que el rocío celestial de Su amor nos sane, todo estará bien.

Tercer Domingo en el Tiempo Ordinario Enero 24 de 2021

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Tercer Domingo en el Tiempo Ordinario

Enero 24 de 2021

En el Evangelio de hoy escuchamos a Jesús anunciar que “El reino de Dios está cerca”, mientras invita a varios pescadores a seguirle. San Francisco de Sales hace la siguiente observación al respecto:

Dios emplea varios métodos para llamar a hombres y mujeres a su servicio. Para convertir a las personas EL hace uso de la predicación por encima de los demás métodos. A través del ministerio de la predicación Dios ha tocados los corazones de muchas personas, y los ha llamado a seguir vocaciones especiales. La predicación es como una semilla divina que los predicadores, a través de sus palabras, siembran en la tierra fértil de nuestros corazones.

Dios entra en contacto con otras personas cuando están leyendo un buen libro. EL se acerca a otros tantos mientras escuchan a alguien leer las sagradas palabras del Evangelio. Hay algunas personas que se sienten perturbadas por los infortunios, los problemas y el sufrimiento del que han sido víctimas en el mundo. Sin embargo, aún cuando Dios es todo poderoso y puede hacerlo todo, EL no desea quitarnos el don de la libertad que nos ha otorgado. Cuando llegue el momento en que Dios nos llame a su servicio, EL desea que nosotros aceptemos ir voluntariamente, no por la fuerza o por obligación.

Aún así, las personas que deciden unirse al servicio de Dios por que se sienten indignados con el mundo, o por que las aflicciones y la pena los mantienen intranquilos, tienen la posibilidad de entregarse a Dios libre y voluntariamente. Nuestra suficiencia viene de nuestro Redentor quien nos enseñó a ser buenos ministros, capaces de hacer cumplir la voluntad de Dios. Aquel que habita en Cristo participa de Su Espíritu divino, el cual habita en medio de nuestros corazones como una fuente viviente. Nuestras acciones, que hasta entonces eran frágiles como los juncos, serán convertidas en oro por medio del amor que el Espíritu Santo vierte sobre nuestros corazones. Nuestros corazones, inundados con el amor del Espíritu Santo, generan acciones que tienden a la gloria inmortal y nos llevan rumbo a ella.

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales, particularmente sus Conferencias Espirituales, I. Carneiro, Ediciones)

Segundo Domingo en el Tiempo Ordinario Enero 17 de 2021

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Segundo Domingo en el Tiempo Ordinario

Enero 17 de 2021

Este domingo marca el inicio de la temporada litúrgica del Tiempo Ordinario. Las resoluciones que hicimos para el año nuevo ya se han convertido en parte de nuestra rutina. Aun así, San Francisco de Sales nos dice que nosotros hemos sido llamados a vivir una vida común y corriente de manera extraordinaria. Un elemento de esta manera extraordinaria es nuestro deseo de vivir una vida sagrada. Francisco añade lo siguiente:

¿Qué otras flores adornan nuestro corazón a parte de los buenos deseos? Tan pronto como los buenos deseos se manifiestan en nosotros, debemos podar todos los obstáculos inertes e inútiles que nos impiden vivir una vida sagrada. Los malos hábitos entran en nuestro corazón a toda prisa como galopando a caballo, pero cuando nos dejan lo hacen caminando a paso lento. Cuando tomemos la iniciativa de crecer en la santidad, debemos hacerlo con coraje y paciencia. Generalmente después de pasado un tiempo en que nos hemos esforzado por tratar de llevar una vida santa, nos vemos obligados a reconocer que aún seguimos sujetos a muchas imperfecciones. Esto puede hacer que caigamos fácilmente en la insatisfacción, la perturbación o la desmoralización. Pero no debemos permitir que nuestro corazón caiga en la tentación de abandonarlo todo y de retomar nuestra antigua forma de vida.

Por otra parte, hay quienes creen que son perfectos incluso antes de embarcarse en la búsqueda de la santidad. Ellos tratan de volar a pesar de que no poseen alas, y corren el grave riesgo de sufrir una recaída como ocurre a quienes dejan de seguir las indicaciones de sus médicos antes de haberse recuperado completamente. La tarea de tratar de crecer en la santidad debe continuar hasta el día en que Dios nos llame a entrar en nuestra morada eterna. No debemos permitir que nuestras imperfecciones nos perturben ¿si no estamos conscientes de nuestras fallas, cómo podremos corregirlas? El éxito de nuestra labor no consiste en ignorarlas, sino en reconocerlas. Siempre tendremos éxito si nos esforzamos por tratar de vencerlas. Jamás seremos vencidos a menos que perdamos nuestro coraje. Los defectos y los pecados veniales no pueden privarnos de nuestra vida espiritual. Por lo tanto, debemos tener una buena opinión de aquellos a quienes vemos practicando las virtudes de manera imperfecta, por que, como ya sabemos, incluso los santos practicaron las virtudes de esta manera.

 

(Francisco de Sales, Introducción a la Vida Devota)

El Bautismo del Señor Enero 10 de 2021

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El Bautismo del Señor

Enero 10 de 2021

 Hoy celebramos la Fiesta del Bautismo de Nuestro Señor. El Bautismo de Jesús marca el principio de Su ministerio. San Francisco de Sales nos dice que de vez en cuando debemos renovar los propósitos que establecimos durante nuestro bautismo, cuando nos convertimos en hijos de Dios:

           Los primeros Cristianos celebraban el aniversario de su Bautismo el día en que se propusieron convertirse en hijos de Dios. Nosotros también debemos renovar nuestro compromiso con el servicio a la Divina Bondad. Cada vez que celebramos los votos que hicimos el día de nuestro bautismo estamos fortaleciendo nuestro fervor, renovando nuestras promesas y reafirmando nuestras buenas intenciones.

            El buen interprete del laúd tiene por costumbre afinar su instrumento, asegurarse de que no necesita apretar o aflojar las cuerdas para garantizar que sonaran armoniosamente. De igual modo, es necesario que examinemos los afectos desordenados y las resoluciones que hicimos y que hemos descuidado. Debemos averiguar qué tenemos que hacer para poder recuperar todo aquello que hemos perdido a causa de nuestra debilidad o negligencia. Esto no debe de sorprendernos, ya que incluso el sol tiene que renovar su trayectoria una vez al año para reparar durante la primavera las pérdidas que la tierra sufrió durante el invierno. Todos tenemos la oportunidad de comenzar a resarcir nuestras culpas cuando ratificamos nuestros compromisos.

            También podemos recuperar el tiempo perdido por medio del fervor y la diligencia con la que buscamos unirnos de nuevo y completamente a Nuestro Señor. Puede que durante nuestra travesía en esta tierra Nuestro Señor nos lleve de la mano para que caminemos por la senda de la virtud, o que nos lleve cargados en los brazos de Su divina Providencia. Su bondad infinita hace que El esté dispuesto a guiarnos y a cargarnos, pero también espera que nosotros demos pequeños pasos por nuestra propia cuenta, poniendo todo de nuestra parte con la ayuda de Su amor sagrado. ¡Felices son las almas que viajan por la vida entregando todo lo que tienen en la práctica de las virtudes y de las buenas obras, y que se mantienen aferradas a la mano de nuestro Señor! Ellos son los hijos que cantan el cántico de la gloria de Dios, porque se han dedicado al servicio de la Divina Bondad del mismo modo en que Jesús lo hizo durante Su bautismo.

 (Adaptación de Los Sermones de San Francisco de Sales, Volumen 2, L. Fiorelli, ediciones)

La Epifanía del Señor Enero 3 de 2021

Reflexión salesiana para el domingo

 La Epifanía del Señor

Enero 3 de 2021

 Hoy escuchamos la narración de la visita de los Reyes Magos al Niño Jesús. De regreso a sus tierras ellos llevarán a los pueblos la buena nueva de que Dios se halla presente en Jesús. San Francisco de Sales nos dice lo siguiente al respecto:

 Los Reyes Magos del Este no emprendieron su travesía para ir a deleitarse en la ciudad de Jerusalén; ellos iban en busca de la pequeña cueva donde encontraron a Dios encarnado en el Niño que yacía en el pesebre. Acerquémonos a la pequeña cuna como lo hicieron los Reyes Magos, y escuchemos a nuestro Salvador quien nos habla. Dejémonos llevar por las inspiraciones y afectos que el amor de Dios aviva en nosotros.

 Hay personas que creen que crecer en el amor sagrado requiere aprender a dominar cierto arte. Amar a Dios no requiere de ningún arte. Lo único que debemos practicar es cómo complacer a Dios con la humildad de nuestro corazón, sin dificultades ni ansiedad. La humildad sagrada encomienda los resultados de sus actos a la Divina Providencia. El único propósito de la humildad es amar a Dios plenamente. A diferencia del engaño, ser humilde significa que nuestro yo interior debe ser congruente con las obras que llevamos a cabo en el exterior.

 Todos hemos sido llamados a trabajar fielmente en el ejercicio del amor divino sin vergüenza, sin tristeza ni ansiedad. Embárquense en el cumplimiento de sus tareas diarias, y déjense guiar por el viento de su humilde y amorosa confianza en Dios para que así puedan progresar inmensamente. Entonces, y sin necesidad de tambalearse de un lado a otro, poco a poco se irán acercando al hogar, como ocurre a quienes navegan en altamar con vientos favorables. De esta manera cualquier evento, cualquier accidente que pueda llegar a ocurrir será recibido con calma y en paz. Aún cuando la travesía por la vida está llena de peligros debemos llenarnos de confianza y aventurarnos a seguir la Estrella de Belén para que ésta nos colme con Su amor. Entonces seremos como los Reyes Magos que armados de confianza fueron tras la Estrella de Belén, Quien nos guiará rumbo a la gloria eterna.

 

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales)

Maria. Madre de Dios Enero 1 de 2021

    Reflexión salesiana para el domingo

Maria. Madre de Dios

Enero 1 de 2021

Maria fue nombrada Madre de Dios, porque ella es la “Madre del Divino Redentor”. Ella concibió, dio a luz, crió y alimentó al Hijo de Dios aquí en la tierra. Aún cuando es subordinada de su Hijo, ella ocupa un lugar mucho más importante que el de todos los otros santos.

 Maria desempeñó un papel único en nuestra historia de salvación. El hecho de que ella aceptara la Voluntad de Dios en el momento de la Anunciación sin vacilar siquiera un instante, es algo que influyó de manera muy significativa en la familia humana. Ella le dio la vida a toda la familia humana. Dado que ella es la Madre del Hijo de Dios, Madre de la Iglesia, y nuestra Madre quien nos entregó a su Hijo, es más que apropiado que le rindamos honores de manera especial.

 Hoy es un día apropiado para honrar a Maria, la primordial entre todos los santos, quien trajo al Gran Pacificador a este mundo y lo entregó a la familia humana.

 Bendición

 Señor, Hijo de Maria, has de nosotros la familia humana un instrumento de tu paz.

Que donde haya odio, podamos sembrar amor.

Donde haya herida, sembremos perdón.

Donde haya duda, sembremos fe.

Donde haya oscuridad, sembremos luz.

Donde haya tristeza, sembremos dicha.

Permite que no esperemos ser consolados, sino que consolemos,

Que no esperemos ser entendidos, sino que tratemos de entender,

Que no esperemos ser amados, sino que amemos.

Porque dando es que recibimos.

Perdonando es que seremos perdonados,

Y es en la muerte que naceremos a la vida eterna.

 Amén.

LA FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA (Diciembre 27, 2020)

LA FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA (Diciembre 27, 2020)

 Énfasis Sugerido

 “Pasando el tiempo con María, José y Jesús…”

 Perspectiva Salesiana

 En su Oración de Dedicatoria incluida en su Tratado Sobre el Amor de Dios, San Francisco de Sales escribió que Jesús sentía una “dicha suprema” viviendo con María y José. De Sales se preguntaba cuántas veces María y José habrán cargado en sus brazos el “el amor del cielo y de la tierra”. El imaginaba a Jesús hablando dulcemente al oído de José, diciéndole que él era su gran amigo y su amado padre.

 Cuál era la raíz de esa dicha y de ese dulce amor que de Sales veía en la Sagrada Familia? La lectura de las escrituras de hoy nos ofrece un indicio. Al igual que Abraham, su padre en la fe, María y José depositaron su fe y su confianza en Dios. Como ellos creían con tanta devoción que Dios se preocupaba por ellos, fueron capaces de mantener sus mentes y sus corazones en “gran paz y serenidad, demostradas en su constancia aun en medio de los eventos inesperados que tuvieron que afrontar”. (Conferencia 3) Ellos tenían plena confianza en que Dios todo lo puede, y esta confianza les permitía permanecer en “calma al enfrentarse a las adversidades de la vida”.

 Preservar la santidad en la convivencia familiar siempre es un reto. Aún así, nuestras relaciones con los demás siempre nos ofrecen la oportunidad de poner en práctica las “pequeñas virtudes”, esas virtudes que contribuyen a llevar una vida amorosa durante el transcurrir de los días. Pasar el tiempo orando con cada mimbro de la Sagrada Familia nos ofrece visión y gracia, al tiempo que luchamos para enfrentar los retos de cada día.

 Pasar un tiempo con María nos puede ayudar a aprender como poner nuestra confianza en el amor de Dios, y esto nos permitirá aprender a acceder amorosamente, como lo hiciera ella, a lo que sea que Dios tenga planeado para nosotros este día. Pasar tiempo con José nos puede ayudar a aprender como cuidar de otros con humildad y gentileza, y a ver nuestro trabajo como una unión con nuestro Creador, con miras a mejorar el mundo. El tiempo que pasamos con Jesús nos puede ayudar a aprender como crecer, como hacernos fuertes y sabios, siempre confiando en que el favor de Dios está con nosotros.

 Jesús, María y José nos muestran como podemos llegar a ser una Sagrada Familia.

DIA DE NAVIDAD (Diciembre 25, 2020)

DIA DE NAVIDAD (Diciembre 25, 2020)

Énfasis Sugerido

“La Palabra se hizo carne”.

 Perspectiva Salesiana

 “En sus almas ustedes llevan a Jesucristo, el niño mas preciado del mundo, y hasta el momento en que él sea traído al mundo, ustedes vivirán en carne propia las penurias de su alumbramiento. Pero sean buenos de corazón por que esos sufrimientos pasarán y la dicha eterna permanecerá con ustedes por haber contribuido a dar vida a este hombre. El será revelado ante ustedes una vez que le hayan dado forma en sus corazones, a través de sus obras, imitando su vida y su ejemplo” (IDL, III, ch. 3).

 Al estar aquí presentes todos estamos dando vida a Jesús. Nuestra reunión para celebrar la Santa Eucaristía representa claramente el nacimiento milagroso de Jesús entre nosotros. Para describir el misterio de la Encarnación, San Juan dice que “la Palabra se hizo carne e hizo su morada entre nosotros” Esto no solo quiere decir que él adquirió un cuerpo humano, que se convirtió en un hombre. Esto quiere decir que desde ese momento Dios se unió irrevocablemente a la humanidad; significa que él trabajara y se manifestará a la humanidad y a través de la humanidad.  Significa que podemos descubrir a Dios por medio de nuestra propia humanidad y que a través de nuestra humanidad él se descubre ante nosotros; significa que Dios esta totalmente inmerso y totalmente comprometido con nuestra existencia. Es por esto que en cierta forma nada de lo que tiene que ver con nosotros le resulta ajeno. El se ha involucrado activamente en nuestros problemas, en nuestros defectos, en nuestros fracasos, como también en nuestros logros, en nuestros triunfos.

 Si Dios, a través de su Encarnación, hizo de las preocupaciones humanas su propia preocupación, entonces todos aquellos que han dedicado sus vidas a seguirlo no pueden permanecer distantes, despreocupados o ajenos ante los problemas del mundo. No existe nada que sea verdaderamente humano –la pobreza, la enfermedad, la injusticia, los prejuicios raciales, el amor, la paz- que sea extraño para nosotros.

 El misterio de la navidad nos recuerda que Cristo tuvo que hacer uso de la carne, de la humanidad, para poder nacer, para poder entrar a la vida. Aún ahora, él necesita hacer uso de la carne, de nuestra carne, y de nuestra humanidad para vivir y para permanecer vivo en este mundo. Cuando nosotros entregamos nuestra humanidad para que Cristo pueda nacer en nosotros, para que pueda vivir entre nosotros y en los demás, estamos perpetuando el misterio de la navidad y es como si verdaderamente contribuyéramos a dar a luz a Cristo.

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO (Diciembre 20, 2020)

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO (Diciembre 20, 2020)

 Énfasis Sugerido

 María dijo: “He aquí la sierva del Señor, hágase en mi según tu voluntad.”

 Perspectiva Salesiana

 En Dios los Ama, Como Vivir el Evangelio por San Francisco de Sales, el autor Eunan McDonnell, SDB, nos dice “…Jesús elogia a los pobres de espíritu. El recomienda que adoptemos una actitud similar a la de los niños cuando nos dirigimos a Dios, nuestro Padre, y que abramos nuestro corazón al recibimiento de la fe. Lo que necesitamos es ser simples como los niños, ya que ellos saben decir que ‘si’. Esta es la actitud adoptada por María y reflejada en su respuesta al ángel cuando le dice ‘Hágase en mí según tu palabra’. De esta forma ella demuestra que su vida se basa en la premisa ‘no pidas nada y no te niegues a nada’. Ella está dispuesta a recibir lo que Dios desea darle, su amor”. (paginas. 130-131)

 Son palabras que suenan simples, pero ese “si” dicho de forma casi infantil por María no es nada simple. Es un llamado para ella, y para cada uno de nosotros a que adoptemos a María como nuestro modelo a seguir. Para que confiemos por encima de cualquier cosa en el amor y la misericordia de nuestro Padre. Es un si que nos invita a reflexionar y a interiorizar ‘en lo profundo de nuestro corazón’ esa verdad que ya conocemos, que Dios verdaderamente nos ama y que desea que abramos nuestro corazón para llenarlo con su amor.  Como requerimiento para abrir nuestro corazón, debemos antes despojarnos, dejar atrás todo aquello que ya ocupa un lugar en nosotros y así dejar el campo abierto a la presencia de Dios.  McDonnell escribe: “Lo que se requiere es un despojo total, y este es posible a través de los anawim a quienes María pertenece.  Una dependencia total y absoluta en Dios. Un corazón limpio, despojado de todo lo innecesario para que así Dios pueda regarlo y cultivarlo con su abundancia. María, y todos aquellos que logran seguir su ejemplo y despojarse de todo, jamás impondrán barreras a la generosidad de Dios quien ama dar a los demás. Siendo pobre de espíritu, ella ofrece un espacio vacío, un espacio preparado para que pueda ser habitado por Dios”. (Ibid)

 Es en estas cosas que hallamos el sentido del Adviento, de este tiempo donde esperamos pacientemente y con la mente y el Corazón abiertos la palabra de Dios y a que esta “se haga en nosotros”. Francisco de Sales se refiere a María, como “la estrella al amanecer que nos trae las buenas nuevas del adviento del verdadero sol”. (Oeuvres IX:5)

 María vive en su adviento. Nosotros esperamos con María.

 (Joanne Kinney vive y trabaja en Lewiston, New York)

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO (Diciembre 13, 2020)

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO (Diciembre 13, 2020)

Énfasis Sugerido

 “El dejo de ser testimonio para testificar sobre la luz, para que todos puedan creer a través de él”

 Perspectiva Salesiana

 En la lectura del Evangelio para el día de hoy hemos escuchado una reiteración de la predicación de San Juan Bautista que fue anunciada previamente en las lecturas de la semana pasada. En el Evangelio de hoy escuchamos de nuevo, una y otra vez, la afirmación clara, cierta y firme de que él no es el Mesías, él ofrece testimonio sobre la luz, pero el no es la luz misma.

 Juan rechaza el título de Mesías, asegura que no es Elías, ni el profeta y nos dirige a Cristo. Este tema sale a relucir en la canción del ciervo hallada en la primera lectura de Isaías y tuvo una influencia enriquecedora en la Cristología del Nuevo Testamento y en el ministerio de Jesús.

 Francisco de Sales considera a Juan Bautista como uno de los grandes santos, por que su vida y misión no estaban enfocadas en acaparar la atención de las personas, sino en encaminarlas hacia otra persona. En su sermón para el Segundo domingo de Adviento, el doctor del amor habla de Juan Bautista en los siguientes términos: “él no quería reunir discípulos para si mismo, sino para su Maestro, a cuya escuela él los envía para que puedan recibir sus enseñanzas personalmente”. (“Los Sermones de San Francisco de Sales para el Adviento y la Navidad,” editados por Lewis S. Fiorelli OSFS)

 Juana De Chantal habla sobre el ejemplo de humildad que debe ser Juan Bautista para nosotros. “yo diría que San Juan nunca hablo de forma mas admirable que cuando se le pregunto quien era él, por que siempre refutaba los títulos que se le daban a través de una negativa humilde, y cuando fue obligado a responder positivamente él dijo que era solo una voz, fue casi como decir que él no era nada; la palabra en la verdad, algo digno de un profeta, y de los grandes entre ellos. […].” (“Exhortación XV”, Santa. Juana, Frances Frèmyot De Chantal: Sus Exhortaciones, Conferencias e Instrucciones, Traducidas por Katherine Brègy)

 En esta temporada santa de Esperanza y Expectativa, podemos enfocar nuestra atención en el modelo de Juan Bautista quien dedico su vida a enseñar el camino para llegar a Cristo. En nuestra “peregrinación terrenal” matutina en camino a la plenitud del Reino, nuestra vida, y nuestra testificación de Cristo no debe tener como objetivo dirigir la atención de otros hacia nosotros, por el contrario, debe llevarnos y a los demás a conocer y a encontrar a Cristo. Igual que Juan, nosotros somos Sus mensajeros y embajadores.

 En espíritu de humildad, reconocemos que Dios utiliza a cada uno de nosotros como Sus instrumentos para proclamar las Buenas Nuevas.

 (Reverendo Mark Mealey, OSFS trabaja y vive en la Diocesis de Arlington, VA.)