Énfasis Sugerido
“Desechen toda la ansiedad de sus mentes… cuando lo logren, el Dios de la paz estarán con ustedes”.
Perspectiva Salesiana
La imagen de la viña es empleada en la primera y la tercera lectura del leccionario de hoy. En ambos casos las cosas en la viña no han resultado de la manera en que los dueños lo habían planeado: parece que las personas responsables de las viñas no cumplieron con lo que se esperaba de ellas.
Quién es el dueño de la viña? Pues Dios, por supuesto. Qué es la viña? La viña es el mundo en el que vivimos. Es el mundo de las relaciones entre nosotros. Es el mundo- como dice Francisco, el universo- en nosotros. Quién es responsable del cuidado de la viña? Nosotros somos los responsables… como individuos y como comunidad.
La verdad es que nosotros no siempre cumplimos con las expectativas que Dios tiene de nosotros. Como colaboradores con Dios y en el plan continuo de la creación, la redención, la inspiración y la salvación de Dios, nosotros no siempre cosechamos las uvas de la vida de formas que den vida: cosas como el respeto, como la honestidad, como la pureza, como la decencia o la virtud que deberíamos tener. Tristemente, muchas veces utilizamos nuestras energías para producir uvas de cólera: cosas como los celos, la envidia, la indiferencia, el odio, la violencia y la injusticia.
Esta es la parcela de nuestra vida. Claramente sabemos la clase de viñero que Dios quiere que cultivemos y que cosechemos, pero el pecado, el miedo, y el egoísmo muchas veces no nos permiten producir la clase de frutas que dan vida.
Aun así, tan trágica como puede llegar a sonar esta realidad, solo una cosa puede hacerla aún peor.
Sentir ansiedad cuando pensamos en ella.
Francisco de Sales escribió: “con la excepción única del pecado, la ansiedad es el mal mas grande que le puede ocurrir a un alma”. Porqué? “en vez de remover el mal, la ansiedad lo incrementa y envuelve el alma en una gran angustia, en una gran aflicción sumado a la perdida de la fuerza y del coraje que hace que imaginemos el mal como algo incurable… todo esto es sumamente peligroso”. (Introducción a la Vida Devota, Parte IV, Capitulo 11)
Debemos ser honestos. Necesitamos identificar aquellas áreas de nuestras vidas- nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestras actitudes y nuestras acciones- en las que experimentamos dificultad a la hora de cultivar una cosecha de paz, de justicia, de reconciliación y de amor. Pero debemos hacer esto sin ansiedad por que la ansiedad debilita nuestra habilidad de alejarnos del pecado y nos roba el coraje que necesitamos para hacer lo que es correcto y bueno.
Por todos los medios deben reconocer la realidad del pecado y de los defectos en sus vidas, pero también deben dedicar mas de sus energías a vivir “de acuerdo a lo que han aprendido y aceptado… y así entonces, el Dios de la paz estará con ustedes”.
Luchen cada día, aspiren a obtener la cosecha del amor del viñero de la vida… pero eviten la ansiedad en este proceso.