Énfasis Sugerido
“Al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios.”
Perspectiva Salesiana
Vivir una vida centrada en Dios no es simple, no es una propuesta completamente delineada y clara. Aun cuando nosotros hemos sido creados para vivir por siempre junto con Dios en el Cielo, también debemos, en cualquier momento, atender todas aquellas tareas y responsabilidades que tenemos aquí en la tierra.
Debemos darle al cielo y a la tierra lo que se les debe.
Cómo funciona esto?
Si tratamos de explicarlo recurriendo a la frase, quiere esto decir que debemos robarle a Pedro para pagarle a Pablo? No, no hay necesidad de quitarle nada a nadie para pagar tributo a alguien más! Entonces, debemos darle a Dios de una mano y al mundo de la otra? No, nuestro desafío consiste en usar ambas manos de formas que sean justas con las cosas de la tierra y también con las del cielo.
Aún cuando no quiero exagerar la obvia lección que nos deja el Evangelio de hoy, nuestro servicio en el cielo y nuestro servicio en la tierra son de hecho las dos caras de una misma moneda! Ultimadamente nosotros somos fieles al “Cesar” y a “Dios” cuando tratamos a nuestros hermanos y hermanas con justicia… cuando les damos lo que les debemos.
Francisco de Sales escribió: “Sean justos y equitativos a la hora de actuar. Pónganse siempre en el lugar de sus vecinos y póngalos a ellos en su lugar, y así de esa forma lograran juzgar correctamente. Imaginen que son el vendedor cuando están comprando algo, e imaginen que son los compradores cuando estén vendiendo algo, solo así compraran y venderán de forma justa…ustedes no pierden nada con vivir de forma generosa, noble, cortes y con un corazón que sea real, justo y razonable. Decídanse a examinar sus corazones seguidamente, para ver si están siendo con sus vecinos de la misma forma en que ustedes esperan que sus vecinos sean con ustedes si estuvieran en su lugar. Esta es la base de la razón verdadera.” (Introducción a la Vida Devota, Parte III, Capitulo 36)
Darles a los demás lo que se merecen no se trata solamente de ser fieles a la deuda de amor que tenemos los unos con los otros. También puede tener ramificaciones muy prácticas. Francisco de Sales escribió estas palabras en 1604: "Yo veo que ustedes tienen una deuda… páguenla tan pronto como sea posible, cuídense de nunca quedarse con algo que le pertenezca a los demás”.(Stopp, Cartas Selectas, p. 69)
Ya sean grandes o pequeñas las obligaciones que tenemos, debemos luchar para siempre otorgar lo que es debido a nuestros hermanos y hermanas. Debemos luchar para poder tratarnos los unos a los otros razonablemente, justamente, humildemente, honestamente y con igualdad. Al hacerlo le estaremos dando al “Cesar” lo que es del “Cesar”, y también le daremos a Dios lo que es de Dios.
En la tradición Salesiana nosotros nunca tenemos que escoger entre atender las cosas del cielo y atender las de la tierra. Al suplir las necesidades de nuestros hermanos y hermanas, atendemos ambas las cosas de la tierra y las cosas del cielo al mismo tiempo, y en el proceso “damos prueba de nuestra fe, de nuestra obra en el amor, y demostramos constancia en la esperanza que tenemos en Jesucristo”.