SEXTO DOMINGO EN EL TIEMPO ORDINARIO (Febrero 12 de 2023)

SEXTO DOMINGO EN EL TIEMPO ORDINARIO (Febrero 12 de 2023)

Enfasis Sugerido

“Ustedes han escuchado esto antes... pero ahora soy yo quien se los dice”

Perspectiva Salesiana

Consideren lo siguiente, debe existir un amor superior, Ya sea en lo profundo del corazón, o escondido en la estrellas. Sin este amor la vida es un desperdicio de tiempo. Miren dentro de sus corazones, yo mirare dentro del mío. Las cosas parecen estar tan mal en todas partes. ¿Qué existe en este mundo que sea justo? Todos caminamos a ciegas tratando de ver, Nos quedamos siempre un paso atrás de lo que puede ser.

Concédeme un amor superior, concédeme un amor superior Concédeme un amor superior, ¿dónde se halla ese amor superior en el cual pienso todo el tiempo?

  • Canción de Steve Winwood

En el Evangelio de hoy Jesús hace un llamado al amor “superior”. El nos exhorta a que evitemos ejercer, o buscar, el minimalismo spiritual, ósea, que nos limitemos a cumplir con los mínimos requerimientos para cualquier cosa que hacemos: a vivir la vida en base al método de “así nada más está bien”. Jesús claramente eleva el estándar cuando dice a sus oyentes: no es suficiente que eviten matar a sus vecinos, deben evitar enfadarse con ellos - o albergar rencores en su contra. En efecto, ustedes deben reconciliarse con los demás. No es suficiente evitar el adulterio, también debemos evitar tratar a los demás de formas que los deshumanicen, o los rebajen, tan sólo para satisfacernos o para aprovecharnos de ellos. Ciertamente, el tiempo que desperdiciamos fijándonos en los demás sería mucho más provechoso si lo empleáramos examinándonos a nosotros mismos. No es suficiente tratar de no jurar en falso, deberían evitar involucrarse en cualquier situación en la que se vean obligados a jurar cualquier cosa. Simplemente digan lo que piensan, y asegúrense que su forma de actuar sea consistente con lo que dicen.

El “amor superior” de Jesús realmente equivale al núcleo de la noción de la “devoción” que maneja San Francisco. El escribió: “La devoción viviente y genuina presupone amor de Dios, por lo tanto se traduce simplemente en verdadero amor por El. Aunque no siempre es amor como tal. En la medida en que el amor divino adorna el alma, le llamamos gracia; la cual nos hace gratos ante la Divina Majestad. En la medida en que el amor divino nos fortalece para que hagamos el bien, le llamamos caridad. Cuando ha alcanzado un grado de perfección en el que, no sólo nos lleva a hacer el bien, sino también a hacerlo con cuidado, frecuentemente, y sin demora, es entonces que le llamamos devoción… Ese amor además, nos impulsa a hacer tantas buenas obras, con tanta prontitud, y con tanto cariño como nos sea posible; y no sólo aquellas obras que nos han sido encomendadas, sino incluso aquellas que nos nace hacer por inspiración o consejo”. (IDL, Parte 1, Cap. 1)

San Francisco de Sales por su parte también nos reta a que evitemos caer en el minimalismo espiritual. No es suficiente que tratemos de no decir mentiras, debemos ser honestos. No es suficiente que evitemos la glotonería, debemos ser disciplinados. No es suficiente que evitemos ser mezquinos, debemos ser generosos. No es suficiente que evitemos herir a los demás, debemos sanar a los demás.

Dios, ayúdanos a alcanzar ese amor supremo. Ayúdanos a no dedicarnos a dejar que la vida simplemente nos pase “de largo”. Ayúdanos a comprender lo que realmente significa estar vivos… amando plenamente.