SEXTO DOMINGO EN TIEMPO ORDINARIO (Febrero 13, 2022)

SEXTO DOMINGO EN TIEMPO ORDINARIO (Febrero 13, 2022)

 Enfasis Sugerido

 "Benditos son aquellos que confían en el Señor, aquellos cuya esperanza es el Señor."

 Perspectiva Salesiana

 Cuál es el significado de la palabra “confiar”? El Diccionario de la Herencia Americana del Idioma Ingles define esta palabra así: “Firme creencia en la integridad, la habilidad o el carácter de una persona o una cosa.”

 Imagina un mundo sin confianza. Imagina un mundo en el que nadie cree en la “integridad, la habilidad o el carácter” de los demás.” Un lugar así podría ser descrito literalmente como un infierno viviente. La confianza es el mortero que nos mantiene unidos a todos. La confianza es lo que nos permite formar familias, amistades, comunidades y países. La confianza es una parte integral de lo que significa ser humano.

 En contraste con la importancia de tener confianza en los demás, Jeremías nos advierte: “Desgraciados son aquellos que confían en los seres humanos.” Que significa esto para nosotros? Puesto de forma simple, confiar en los demás no es suficiente para sostenernos en esta vida.  Por qué? Porque, como todos sabemos muy bien – y muy dolorosamente – nosotros los humanos, muy a pesar de nuestros mejores esfuerzos no siempre somos personas de confiar. Si nuestra confianza se limita al plano humano, nosotros corremos el riesgo de llegar a sentirnos abrumados por el dolor, la decepción, la ruptura de nuestro corazón y el cinismo.

 Nuestra confianza total debemos depositarla en Dios, quien siempre es confiable. Nuestra máxima confianza debe ser depositada en Dios, el amigo fiel quien nunca nos engaña ni nos miente. Nuestra confianza fundamental nos permite no solamente sobrevivir en esta vida, sino que también nos permite prosperar en ella, especialmente cuando nos enfrentamos a nuestras propias imperfecciones y a las imperfecciones de los demás. San Francisco de Sales escribió: "Si el mundo entero se vuelve de cabeza, si todo a nuestro alrededor es oscuridad… qué acaso todo no estará bien desde que depositemos nuestra confianza en Dios?" (Stopp, Cartas Selectas, p. 125)

 Seremos desgraciados si esperamos que los demás satisfagan nuestras necesidades más profundas, nuestros deseos más profundos y nuestros sueños más profundos y que no nos fallen a la hora de hacerlo. Esa clase de expectativas solo nos llevan a la amargura, el resentimiento y la desesperación. Seremos bendecidos si confiamos y nos consolamos con el Dios que el confiable, aun cuando los humanos no lo son. Nuestra confianza en Dios no nos protegerá de las inevitables decepciones de la vida – aquellas que recibimos y aquellas que ocasionamos- pero si nos permitirá enfrentarlas, y trabajar en ellas y ultimadamente sobreponernos a ellas.

 Nuestra confianza en Dios nos permite celebrar nuestra habilidad de ser confiables. Igualmente, nuestra confianza en Dios nos permite perdonarnos los unos a los otros cuando no lo somos.