TERCER DOMINGO DE CUARESMA (Marzo 12, 2023)

TERCER DOMINGO DE CUARESMA (Marzo 12, 2023)

Enfasis Sugerido

"El Señor esta entre nosotros o no?"

Perspectiva Salesiana

Esta ha sido una pregunta que ha trascendido de generación en generación, que casi siempre sale a relucir en momentos de crisis y de confusión, o cuando experimentamos sufrimientos, tragedias, injusticias o perdidas.

Furiosos, frustrados y desilusionados, los Israelitas – nuestros ancestros espirituales – le hicieron la misma pregunta a Moisés, durante la travesía aparentemente sin rumbo definido por la cual habían sido guiados. Nosotros hacemos esta misma pregunta a nuestro modo todos los días ya sea a causa de los eventos globales como el terrorismo, la guerra, las hambrunas y las epidemias, o a causa de nuestros propios conflictos como el desempleo, la enfermedad, la muerte y las relaciones humanas.

Además, esta pregunta es perfecta para que reflexionemos a medida que avanzamos en la temporada de la Cuaresma.

Al menos intelectualmente hablando, nosotros si creemos que Dios se halla verdaderamente entre nosotros. Francisco de Sales lo creía también, pero para el esta creencia no era algo netamente intelectual: era una creencia fundamental “No hay ningún lugar, ninguna cosa en este mundo en la que Dios no se halla verdaderamente presente. Así como donde quiera que las aves vuelan siempre encuentran aire, de la misma forma donde quiera que nosotros vayamos allí encontraremos a Dios presente.” (Introducción a la Vida Devota, Parte II, Capitulo 2)

No obstante, en nuestro afán de que Dios haga que el agua fluya de la piedra en tiempos de adversidad, muchas veces olvidamos el hecho de que EL ha estado con nosotros en todo momento. En los momentos de crisis, aquellos que nos animan con una palabra amable, con un gesto de amistad o con un oído atento están reflejando la presencia inmediata de Dios en nuestras vidas; una presencia de la misma forma experimentada en la lectura de las Escrituras que hemos escuchado, la Eucaristía que hemos compartido, y la oración que emana de nosotros.

Aun así, nos llenamos de pánico y no vemos lo que es obvio cuando estamos buscando freneticamente al Señor, especialmente durante los momentos de gran necesidad. Nos olvidamos que Dios esta tan cerca de nosotros como el aire que respiramos; un error que la mujer Samaritana casi comete en su propio encuentro con Jesús junto al pozo. El Señor esta junto a ella – de hecho El esta justo en frente de ella- pero el hecho de que un hombre Judío espontáneamente le pidiese algo de beber es tan sorprendente para ella que casi es incapaz de reconocer aquel quien le esta hablando. Felizmente, ella se da cuenta de que “posiblemente sea Cristo” y la gratitud que siente la mueve a dejar abandonada la jarra con agua y a correr hacia el pueblo para anunciar a los habitantes las Buenas Nuevas de su encuentro con Jesús.

Ya sea en el desierto o junto al pozo, las señales de la presencia de Dios siempre se hallan entre nosotros y, así como la mujer del Evangelio, esto es algo por lo que tenemos que estar agradecidos. La gratitud que sentimos y que expresamos por estas señales produce confianza: confianza en Dios y confianza en aquellos quienes son señales del amor de Dios para con nosotros. “Solamente confine en el Señor,” escribe San. Francisco de Sales, “y El continuara guiándolos con prudencia para que puedan afrontar cualquier cosa. Dondequiera que ustedes no puedan caminar, Dios los llevara en Sus brazos.”

Oremos para que podamos convertirnos en señales de la presencia de Dios en las vidas de los demás, como muestra de gratitud por todos aquellos momentos en que el Señor nos ha llevado entre sus brazos.