Undécimo Domingo del Tiempo Ordinario (18 de junio de 2023)

Las lecturas bíblicas de hoy enfatizan que Dios es quien ha tomado la iniciativa en nuestra salvación. Dios nos ha llevado con alas de águila y nos ha hecho su posesión especial: somos un reino de sacerdotes, el pueblo santo de Dios.

 

San Pablo está atrapado en la maravilla del amor de Dios por nosotros: "Cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros... Cuando éramos enemigos de Dios, Dios se reconciliaba consigo mismo por la muerte de su Hijo".

 

Dios es amor, y la naturaleza del amor es salir de sí mismo hacia los demás. Dios no solo tomó la iniciativa de amarnos. En la muerte sacrificial de Jesús, Dios demuestra de manera incontestable que somos amados mucho más allá de cualquier consideración de nuestra dignidad. Ese es el misterio alucinante de nuestra fe: hemos sido redimidos en amor total por un Dios cuyo amor es completamente benevolente. Dios no gana nada amándonos. Ganamos todo al ser amados por Dios.

 

A veces podemos preocuparnos demasiado con nuestros deberes como creyentes, nuestras obligaciones como miembros del pueblo de Dios. Olvidamos que Dios primero se movió hacia nosotros en amor. No tenemos que buscar a Dios; Dios nos ha encontrado.

 

Jesús nos ha reconciliado con Dios con su muerte. Nuestra aceptación sincera de nuestra reconciliación puede llevarnos a obtener confianza del amor ilimitado de Dios y a aferrarnos más a la vida que Dios nos ofrece en Jesús. Nuestra esperanza es segura. Tenemos buenas razones para hacer de Dios nuestra jactancia todos los días de nuestra vida.

 

Nuestras vidas pueden convertirse en una celebración gozosa de la gracia que es nuestra. Estamos dotados por el amor de Dios todos los días.

 

¿Qué retorno podemos hacer al Señor por su don de amor? Nada mejor que compartir libre y generosamente ese don del amor de Dios con todos los que conocemos. Que nuestro agradecimiento sea evidente cada día cuando elegimos ser un anuncio del amor misericordioso de Dios en todo lo que decimos y hacemos.