DOMINGO 26 EN TIEMPO ORDINARIO (septiembre 26, 2018)

Enfasis Sugerido

“Los juicios apresurados ofenden a Dios.”

Perspectiva Salesiana

“Los juicios apresurados ofenden a Dios!” dice San Francisco de Sales. “Los juicios de los hijos del hombre son apresurados por que ellos no son justos cuando juzgan a los demás, y cuando juzgan usurpan el oficio de nuestro Señor… si una acción tiene diferentes aspectos, debemos tratar de enfocarnos en el mejor de ellos.” (Introducción a la Vida Devota, Parte III, Capitulo 38)

Estas palabras dichas por de Sales habrían servido de consejo para Juan, el discípulo del Evangelio de hoy, cuando él le pide a Jesús que saque a los demonios del cuerpo de un hombre en Su nombre “por que él no es de nuestra compañía.” De hecho estas palabras son muy similares a las que Jesús le dice a Juan: “No trates de detenerlo. Ningún hombre que haga milagros en mi nombre puede al mismo tiempo hablar mal de mí. Quien quiera que no este en nuestra contra está con nosotros.” Juan no es el único que puede beneficiarse con este consejo. Muchos de nosotros podemos beneficiarnos también.

Las palabras de Jesús y de San Francisco de Sales nos recuerdan que todos aquellos que participan en las obras de Jesús pertenecen a El, bien sean de “nuestra compañía” – miembros de nuestra Iglesia Católica Romana – o no. Ellos nos recuerdan que deberíamos enfocarnos menos en las denominaciones y más en las acciones, el espíritu y las actitudes de los seguidores de Cristo – sin que esto diminuya en ninguna forma nuestra fe en la Iglesia Católica Romana como la madre de todas las religiones Cristianas. Más que nada, ellos nos recuerdan que si queda algún rastro de prejuicio o engreimiento en nuestros corazones, en contra de los miembros de otras religiones Cristianas, debemos deshacernos de estos inmediatamente. La triste verdad de la historia es que a través de los siglos los Cristianos han pasado mucho tiempo construyendo muros, y muy poco tiempo construyendo carreteras para Dios. Ahora es tiempo para desmantelar los muros y para construir las carreteras. Ahora es tiempo para derrumbar las murallas y construir puentes. Es tiempo para estrechar con amor a nuestros aliados en la fe Cristiana, donde quiera que los encontremos.

Dios te necesita a ti y a mí- y a los Cristianos en todas partes – para que sean Sus profetas. En el sentido bíblico los profetas típicamente emergen en momentos en que la sociedad ha dejado de escuchar a Dios. Los profetas bíblicos hablan “de parte de Dios.” Ellos no les dicen a los demás lo que va a pasar; les dicen lo que debería pasar. Ellos les dicen a los demás lo que Dios quiere y lo que Dios dice. Dios te necesita a ti y a mí para que nos levantemos y seamos incluidos en los valores del Evangelio. Dios te necesita a ti y a mi para que les digamos a los demás que Dios quiere paz, no guerra; vida, no muerte; amor, no odio; preocupación por los demás, no preocupación por uno mismo; libertad, no restricción; verdad, no ser políticamente correctos; justicia para todos, no discriminación.

En las palabras de San Francisco de Sales, él necesita que nosotros “hablemos de Dios en conversaciones familiares con nuestros... amigos y vecinos.” (Introducción a la Vida Devota, Parte III, Capitulo 26) Y “si el mundo nos percibe como tontos,” por que nos comportamos como profetas, “pensemos que el mundo está loco.” (Ibid, Parte IV 4, Capitulo 1)