En el Evangelio de hoy escuchamos las palabras de Juan el Bautista, quien
nos urge a que nos preparemos para la llegada de Jesús. San Francisco de
Sales nos pide que comencemos esta labor en nuestro corazón:
Nuestro corazón es la fuente de nuestras acciones. Nuestras acciones
reflejan la forma verdadera de nuestro corazón. Quien haya ganado el
corazón de una persona lo ha ganado a él o a ella en su totalidad. Aún así
ese corazón, el cual deseamos sea nuestro punto de partida, ha de ser
instruido. Juan el Bautista desea que llenemos de fe y de esperanza
nuestros temerosos corazones. Existen ciertos miedos y ansiedades que,
cuando se desbordan, perturban el corazón dejándolo desmoralizado. Pero
estos son zanjas y valles que debemos llenar con la confianza y la
esperanza derivada de nuestra preparación para la llegada de nuestro Señor.
Construyan caminos verticales. Los caminos llenos de recovecos fatigan y
terminan despistando al viajero. Debemos rectificar nuestro camino
confiando en que Dios nos proveerá toda la ayuda necesaria para que
logremos adquirir una buena disposición. No se desanimen. Hagan todo lo
posible por desarrollar un espíritu de compasión. No me cabe la menor duda
de que Dios los lleva tomados de la mano. Si Dios permite que se tropiecen
en un momento determinado, es sólo para que ustedes sepan que si El no los
llevara tomados de la mano se habrían caído. Es de esta forma que
aprendemos a estrechar la mano de Dios con más fuerza.
No es posible para nosotros hacer que nuestro corazón sufra una
transformación total de un momento a otro. Necesitamos tener paciencia. Si
se esfuerzan fielmente en la práctica de la paciencia Dios se las otorgará.
Debemos ser como el capitán que aún timoneando su buque mantiene siempre un
ojo fijo en la aguja de la brújula. Debemos tener una única intención, y
esa debe ser complacer a Dios. Pongamos atención a la Palabra de Dios y
asimilémosla bien. Qué agradable es reflexionar sobre nuestro Salvador. El
poseía una ecuanimidad perfecta de espíritu que brillaba intensamente en
medio de toda clase de circunstancias cambiantes. Qué placentero es poder
encontrar una persona con tan buena disposición. Aquellos que llevan a
Jesucristo en su corazón muy pronto lo llevaran también por todos sus
caminos.
(Adaptado de los escritos de San Francisco de Sales).