DOMINGO DE PASCUA (Abril 17, 2022)

DOMINGO DE PASCUA (Abril 17, 2022)

Perspectiva Salesiana

“La muerte y pasión de Nuestro Señor es el motivo mas dulce y mas convincente que puede animar nuestros corazones en esta vida mortal…Los hijos de la cruz se glorifican en esto, la paradoja más asombrosa que muchos no entienden es que: De la muerte, que devora todas las cosas, ha emergido el alimento de nuestra consolación. De la muerte, que es fuerte por sobre todas las cosas, ha salido toda la dulce miel de nuestro amor.” (Tratado del Amor de Dios, Libro 12, Capitulo 13)

Verdaderamente este, es el misterio central de nuestra fe. Jesús, al permitirse a si mismo ser consumido con pasión y devorado por la muerte ha, al mismo tiempo, conquistado la muerte de una vez por todas con la pasión que es el poder de la vida eterna.

El sendero de la pasión, la muerte y la resurrección de Cristo fue personal: fue único. Fue designada por el Padre de toda la eternidad. Jesús fue fiel a la visión de Dios para con él; Jesús acogió su vocación como el Mesías humilde y gentil; Jesús sufrió el dolor de la muerte; Jesús experimentó el poder de la resurrección.

Dios ha diseñado un camino personal para cada uno de nosotros desde la eternidad.  Cada uno de nosotros tiene un rol único que jugar en la revelación interminable de la vida divina, del amor divino, de la justicia divina, de la paz divina y de la reconciliación divina del Padre. Aun así, el camino a la resurrección el es camino de la cruz – el camino de la rendición, el camino de la liberación, el camino donde se entregan todas las cosas, los pensamientos, las actitudes y las acciones que no nos permiten personificar la pasión de Cristo: la pasión por todo lo que es recto y verdadero.

Francisco de Sales ofrece esta imagen en el Libro numero 9 de su Tratado del Amor de Dios: “Dios le ordenó al profeta Isaías que se desnudara completamente. El profeta lo hizo, y salió y se fue a predicar de esta forma por tres días enteros (o, como algunas personas dicen, por tres años enteros). Entonces, cuando el tiempo que Dios hubo designado para él llegó a su término, él se puso sus ropas de nuevo. Así, también, nosotros debemos quitarnos todos los afectos, pequeños y grandes, y examinar frecuentemente nuestro corazón para ver si está verdaderamente listo para despojarse de todas nuestras prendas, así como Isaías lo hizo. Entonces, en el momento oportuno debemos retomar los afectos que son convenientes para el servicio de la caridad, para que podamos morir desnudos en la cruz con nuestro divino Salvador y después levantarnos de nuevo con el como personas nuevas.”

Estén seguros de una cosa: la muerte diaria en nosotros mismos, que es parte del vivir una vida apasionada, no se trata de la muerte en si, ni de deshacernos y de dejar ir ciertas cosas por nuestro propio bienestar. No, se trata de que todo lo que somos pueda ser purificado para que podamos vivir vidas de pasión divina mas efectiva y fielmente. Dios no desea que nosotros muramos en nosotros mismo como resultado de la auto-depreciación: Dios desea que muramos en nosotros mismos para que, irónicamente, podamos ser más parecidos a lo que Dios nos ha llamado a ser.

“El amor es tan fuerte como la muerte cuando se trata de permitirnos el abandono de todas las cosas,” escribió San Francisco de Sales. “Es tan magnifico como la resurrección el adornarnos con la gloria y con el honor.”

Esta gloria y honor no esta solo reservada para el cielo. En la medida en la que morimos un poco cada día y experimentamos la fidelidad del amor de Dios en medio de la adversidad, las pruebas y las dificultades, es posible que una parte de esos regalos puedan ser nuestros incluso aquí en la tierra.