31º Domingo del Tiempo Ordinario Noviembre 5, 2023

Reflexión Dominical Salesiana

 

31º Domingo del Tiempo Ordinario

Noviembre 5, 2023

 

En el Evangelio de hoy, Jesús nos dice que debemos ser siervos buenos y fieles que cuidan de la ley y del pueblo de Dios. San Francisco de Sales señala:

 

Nuestro Señor sólo desea que estemos totalmente abiertos a la voluntad de Dios para nosotros. Cuando abrazamos la voluntad de Dios, consagramos nuestros corazones al amor de Dios. Deseamos servir a Dios fielmente tanto en tareas grandes como pequeñas. Las moscas nos molestan no por su fuerza, sino por su número. Así es que muchas tareas insignificantes nos dan más problemas que importantes. Si bien debemos estar atentos a las tareas que Dios ha encomendado a nuestro cuidado, no debemos preocuparnos por ellas. La preocupación obstaculiza nuestra capacidad de razonar y nubla nuestro buen juicio. Entonces, sin prisa, trate de hacer sus tareas con calma en orden una tras otra. Ordene cuidadosamente lo que está a mano hoy con una mente tranquila. Mañana pedirás otra cosa.

 

La ansiedad es un deseo de escapar de un mal presente o adquirir un bien esperado. Cuando no tenemos éxito de la manera que queremos, nos volvemos ansiosos e impacientes. Nada impide más nuestro progreso en el amor santo que la ansiedad. Es por eso que debemos tener mucho cuidado de tener nuestro corazón flexible y abierto al amor de Dios. Cuando permitimos que el amor divino gobierne nuestras tareas, no tenemos menos amor que cuando oramos. Nuestro trabajo y nuestro descanso alaban y sirven gozosamente a Dios. Entonces nuestras tareas diarias se doran como si fuera una obra de santidad. Por un solo vaso de agua, nuestro Salvador ha prometido un mar de bienaventuranza perfecta a sus fieles.

 

Estamos abiertos a la voluntad de Dios cuando realizamos con amor nuestros pequeños actos diarios de caridad y aceptamos todas las pequeñas pruebas a lo largo del día. Tales oportunidades se presentan de momento a momento. Hacer pequeñas acciones con una gran pureza de intención para agradar a Dios es hacerlas excelentemente. Entonces nuestras tareas diarias aumentan el amor divino, porque vivimos a Jesús que nos enseña a ser siervos buenos y fieles de Dios.

 

(Adaptado de los escritos de San Francisco de Sales).

Trigésimo Domingo en el Tiempo Ordinario 29 de Octubre de 2023

REFLEXION SALESIANA PARA EL DOMINGO

 

Trigésimo Domingo en el Tiempo Ordinario

29 de Octubre de 2023

 

En las lecturas del Evangelio de hoy escuchamos a Jesús decirnos que debemos amar a Dios y a nuestros hermanos. Estos mandamientos son la base de la Espiritualidad Cristiana, y están presentes en todos los escritos de San Francisco de Sales:

 

Para demostrarnos cuán ferviente es el deseo de Dios por nuestro amor, EL nos exige ese amor en términos maravillosos: “Amarán al Señor con todo su corazón, con toda su alma, y con toda su mente. Este es el primer y más grandioso de todos los mandamientos”. Muchas veces nosotros creemos que Dios es tan grande, y nosotros tan pequeños, que seremos incapaces de amarlo. Entonces, para que no nos desanimemos y nos alejemos del amor de Dios, se nos ha dicho que somos sumamente capaces de amarlo con toda nuestra fuerza, incluso a pesar del pecado.

 

Amar a Dios por encima de todas las cosas significa que debemos colocar a Dios por sobre todos nuestros ídolos; porque nuestros corazones tienden a perseguir demasiadas cosas materiales y consuelos espirituales. Más aún, tan pronto como las obtenemos se agita en nosotros el deseo de empezar a buscarlos de nuevo. Nada nunca satisface nuestro corazón.  La voluntad de Dios es que nuestro corazón no halle morada permanente en nuestros ídolos; que sea libre para regresar a EL, de quien proviene. Las abejas sólo pueden posarse sobre las flores que han florecido. Igualmente sucede con nuestro corazón. Nuestro corazón sólo puede hallar descanso en el amor de Dios. ¿Por qué entonces queremos interferir con ese deseo que sentimos por el amor de Dios, y nos dedicamos a perseguir otros amores?

 

 El mandamiento que nos dice que debemos amar a Dios es mucho más importante que el mandamiento de amar a nuestros semejantes. Pero nuestra naturaleza se resiste con más fuerza a amar a los demás. Sin embargo, cuando depositamos nuestra confianza en el amor de nuestro Salvador, nos llenamos de coraje para amar la imagen de Dios que habita en los demás, y que frecuentemente está oculta a nuestros ojos.  Entonces aprendemos a reconocer la semejanza con el Creador presente en nosotros y en los demás. Porque amar a Dios plenamente es amar todo aquello que es de Dios, y que está presente en todas las criaturas. Imitemos a Jesús, quien nos enseño mucho más a través de Sus obras que de Sus palabras. Nos enseño cómo amar a nuestro Dios con todo nuestro corazón, nuestra alma y nuestra mente, y a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

 

(Adaptación tomada de los escritos de San Francisco de Sales, particularmente El tratado del Amor de Dios).

Vigesimonoveno Domingo en el Tiempo Ordinario 22 de Octubre de 2023

Reflexión salesiana para el domingo

 

Vigesimonoveno Domingo en el Tiempo Ordinario

22 de Octubre de 2023

 

El Evangelio de hoy nos dice que debemos dar a Dios lo que es de Dios, y al estado lo que pertenece al estado. San Francisco de Sales observa que, para poder disfrutar de un estado justo, debemos obedecer a aquellos a quienes Dios ha otorgado la autoridad para gobernar. Sin embargo, él se enfoca más en lo que “es de Dios”, y lo explica a través del concepto de “la obediencia del amor”:

 

Nosotros poseemos un deseo natural de amar a Dios, que también nos dice que pertenecemos a EL. Somos como ciervos que llevan las iniciales de su dueño grabadas en la piel. Aún cuando él les permite deambular libremente por el bosque, todo el mundo sabe a quién pertenecen dichos ciervos. De manera similar, nosotros también somos libres, y nuestra inclinación natural de amar a Dios permite a nuestros amigos y enemigos saber que pertenecemos a EL, quien desea mantenernos unidos bajo la “obediencia del amor”.

 

Esta obediencia del amor consagra nuestro corazón al amor y al servicio de Dios. Jesús es el modelo a seguir. Cuando nosotros depositamos todos nuestros deseos en manos de Dios, estamos permitiendo que sea  EL quien nos forme y moldee. Ese tipo de obediencia no necesita de amenazas, ni recompensas, de mandamientos, ni de ley, para despertar en nosotros. Se anticipa a todas estas cosas ya que se entrega libremente a Dios. Con sumo amor se da a la tarea de llevar a cabo todo lo que contribuya a la unión de nuestro corazón con EL, y emprende dicha travesía con naturalidad.

 

Algunas veces nuestro Señor nos urge a que corramos a toda velocidad para cumplir con las tareas a nuestro cargo. De pronto nos hace detenernos a mitad de la carrera, cuando más afianzados nos sentíamos en nuestro recorrido. Aún cuando debemos hacer todo lo posible por llevar a buen término la obra de Dios, debemos también acoger los resultados con tranquilidad. Nuestra obligación es sembrar y regar cuidadosamente, pero el crecimiento pertenece exclusivamente a Dios.

 

No obstante, del mismo modo en que una dulce madre guía a sus pequeños hijos, les ayuda, y los sostiene en la medida en que ella ve la necesidad de hacerlo, nuestro Salvador también nos carga, y nos toma de la mano cuando nos enfrentamos a dificultades insoportables. Disfrutemos entonces de la serenidad de corazón, adoptando la obediencia del amor que nos une a Dios, a quien pertenecemos.

 

(Adaptación tomada de la obra de San Francisco de Sales, en particular el Tratado Sobre el Amor de Dios)

Vigesimoctavo Domingo en el Tiempo Ordinario 15 de Octubre de 2023

Reflexión salesiana para el domingo

 

Vigesimoctavo Domingo en el Tiempo Ordinario

15 de Octubre de 2023

 

En el Evangelio de hoy escuchamos a Jesús decirnos que quienes responden a la abundante gracia de Dios podrán entrar en Su reino. San Francisco de Sales nos habla un poco más acerca de esa respuesta que se espera de nosotros:

 

La bondad suprema de Dios ha vertido abundantes bendiciones sobre toda la familia humana. La voluntad de Dios es que todos logremos la salvación por medio del conocimiento de la verdad que nuestro Salvador vino a entregarnos- el fuego del amor sagrado- y desea que éste permanezca encendido en nuestros corazones.

 

¡Con qué fervor Dios desea nuestro amor! EL nos demuestra ese deseo colmándonos de amor divino. Dios, el sol de la justicia, nos envía numerosos rayos de inspiración, calienta nuestros corazones con bendiciones, y toca a cada uno de nosotros con el encanto del amor divino. La inspiración de Dios es la fuerza que da aliento a nuestra voluntad; la ayuda, la refuerza, y la mueve con tan suma gentileza que ésta acaba deseando volar libremente en busca del bien que encuentra en la inspiración de Dios.

 

Dios depositó en sus corazones las inspiraciones sagradas y ustedes las recibieron; cooperaron con ellas al consentirlas. Su voluntad comenzó a moverse libremente al unísono de la gracia celestial. Dios continuó fortaleciendo sus corazones a través de varios movimientos; hasta que finalmente llegó el momento en que EL inculcó en ustedes el amor sagrado, y ese amor se convirtió en fuente de vida y salud perfecta.  No obstante, en todo momento ustedes tuvieron la libertad para aceptar o rechazar la divina bondad.

 

Solía decirse que un pequeño pez poseía el poder para detener a un buque navegando en alta mar. Sin embargo, ese pez no tenía el poder para hacer que el barco zarpara. Igual sucede con nuestro libre albedrio. Cuando el viento favorable de la gracia de Dios llena nuestra alma, todos tenemos plena libertad de escoger si lo recibimos, o lo rechazamos. Pero cuando nuestro espíritu zarpa, y se encamina una prospera travesía, no somos nosotros quienes hacemos que los vientos de la inspiración nos lleguen. Es Dios quien mueve el barco, que es nuestro corazón. Nosotros simplemente recibimos y consentimos ese viento proveniente del cielo. ¡Bienaventurados son aquellos que responden a la palabra de Jesús desde el fondo de sus corazones, porque el Reino de Dios les pertenece!

 

 

(Adaptación tomada del Tratado Sobre el Amor de Dios, de San Francisco de Sales)

Vigesimoséptimo Domingo en el Tiempo Ordinario 8 de Octubre de 2023

Reflexión salesiana para el domingo

 

Vigesimoséptimo Domingo en el Tiempo Ordinario

8 de Octubre de 2023

 

En las lecturas del Evangelio de hoy Jesús nos dice que el Reino de Dios le será otorgado a aquellos que caminan por la senda del Señor, que es la senda de la verdad y del amor sagrado. San Francisco de Sales ahonda un poco más sobre este tema cuando nos dice:

 

¡Qué felices seremos si amamos esa divina Bondad que ha dispuesto tales favores y bendiciones para nosotros! Dios se convirtió en uno de nosotros para que pudiésemos ser como EL. Nuestro Salvador nos dio Su vida, no sólo para que curáramos a los enfermos, para que obráramos milagros, y para enseñarnos lo que debemos hacer para poder llevar una vida llena de alabanza y salud. El también dedico su vida entera a moldear Su propia cruz, soportando los insultos de todos aquellos por quienes hizo tanto bien. El escogió dar Su vida por Su pueblo, que ultimadamente lo rechazó.

 

Vivir en nuestro mundo, y vivir en contra de los valores culturales que enfatizan la necesidad de poseer riquezas materiales, que exaltan la ambición egoísta y el poder, equivale a nadar contra la corriente del río de esta vida. Sin embargo, nosotros podemos deshacernos de todas estas pasiones desordenadas si ponemos en práctica la gentileza interior, la humildad, la sencillez, y por encima de todo, el amor sagrado. Cuando desechamos todo aquello que habita en nosotros, que no proviene de Dios, estamos haciendo un esfuerzo por llevar una autentica vida humana de verdad y amor sagrado. Dado que nadie puede alcanzar una vida así sin la ayuda de Dios, esa vida requiere que continuamente nos apartemos de nosotros mismos para recibir la bondad que EL nos ofrece. Quienes escogen el amor divino de Dios viven por encima de sus deseos egoístas: ya no viven por ellos mismos, sino que viven en, y por el Salvador.

 

Las abejas primero son larvas, pero abandonan dicho estado para poder convertirse en abejas voladoras. Nosotros hacemos lo mismo. Si llevamos una vida de gracia, lograremos una nueva existencia humana más sublime de la que teníamos antes de que aceptáramos el amor de Dios. Esta nueva vida de amor celestial anima y revive nuestra alma. Entonces, con la ayuda de Dios, adquiriremos la capacidad de dedicar nuestra existencia a caminar por la senda del amor divino. Como los hijos más queridos de Dios, podremos cosechar generosamente los frutos de la verdad y del amor sagrado que se encuentran en el Reino de Dios.

 

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales, en especial los Sermones, L. Fiorelli, Ediciones)

Vigesimosexto Domingo en el Tiempo Ordinario 1 de Octubre de 2023

Reflexión salesiana para el domingo

 

Vigesimosexto Domingo en el Tiempo Ordinario

1 de Octubre de 2023

 

En el Evangelio de hoy Jesús nos dice que si creemos en EL, y vivimos Sus enseñanzas, podremos entrar en el reino de Dios. Al respecto, Francisco de Sales nos dice lo siguiente:

 

Jesús ha venido para enseñarnos lo que debemos hacer para amar de forma divina. Su mensaje confunde a esa cultura que nos incita a perseguir logros falsos, una cultura que constantemente nos vende ideas como “¡Qué felices que son las personas acaudaladas!” A los ojos de Jesús, los bienaventurados son aquellos que viven la vida con plena confianza en Dios. Ellos obtendrán la paz y la tranquilidad perpetua. Ellos escuchan la palabra de Dios, la reciben, y se benefician de ella.

 

Existen dos razones por las cuales las personas no se benefician de la palabra de Dios. En primera instancia, puede que verdaderamente la escuchen y que ésta remueva algo en su interior, sin embargo deciden no hacer nada al respecto hasta el día siguiente. Nuestra vida es el hoy que estamos viviendo. ¿Quién puede prometerse a sí mismo un mañana? Nuestra existencia consiste en el momento presente que vivimos ahora. Sólo contamos con la certeza de este instante que estamos disfrutando, sin importar cuán breve sea.

 

Segundo, hay personas que poseen una gran cantidad de conocimientos, que se dedican a acumular todo tipo de consejos espirituales y de información, pero jamás los ponen en práctica. La única forma en que realmente aprendemos algo de las enseñanzas impartidas por Jesús, es cuando las hacemos parte de nuestra vida diaria. Para vivir a Jesús debemos darnos la oportunidad de deshacernos de nuestras emociones, hábitos, y afectos desordenados.

 

Debemos transformar nuestras emociones y afectos para que nos ayuden a convertirnos en personas que aman de manera divina. Esto sólo podremos hacerlo, una vez que desechemos todo aquello que haya en nosotros que no provenga de Dios. Para poder dejar nuestros vicios debemos poner en práctica las virtudes que nos ayudan a contrarrestar los vicios de los que queremos librarnos. Por ejemplo, si nuestra ira está fuera de control debemos poner en práctica la gentileza y la paciencia. No se preocupen por nada que no sea seguir las enseñanzas de Jesús. Confíen en la bondad de Dios; EL sin duda alguna les otorgará todo lo que necesitarán para poder entrar en Su reino.

 

 

(Adaptación de los Sermones de San Francisco de Sales,

L. Fiorelli, Ediciones)

Vigesimoquinto Domingo en el Tiempo Ordinario 24 de Septiembre de 2023

REFLEXION SALESIANA PARA EL DOMINGO

 

Vigesimoquinto Domingo en el Tiempo Ordinario

24 de Septiembre de 2023

 

En el Evangelio de hoy Jesús nos habla sobre el Reino del cielo: un lugar donde la misericordia generosa de Dios, y su bondad, exceden completamente nuestra concepción de la justicia. San Francisco de Sales nos hace la siguiente observación:

 

Cuando llegamos al punto en que hemos perdido toda esperanza de hallar el bien en las personas, es precisamente en ese instante que la infinita misericordia de Dios resplandece, y supera la justicia Divina. El proceder de Dios no es como el nuestro. Dios prefiere obrar milagros antes de dejarnos desvalidos. Es por esta misma razón que nuestro Salvador vino a redimirnos y a liberarnos de la tiranía del pecado. El corazón de nuestro Salvador está completamente lleno de misericordia y de bondad para con la familia humana.

 

La providencia de Dios posee más sabiduría de la que nosotros poseemos. A veces creemos que nos sentiríamos mejor si estuviéramos en otro barco. Puede que eso sea cierto ¡pero eso solo sucederá si logramos cambiar! La tentación de sentirnos insatisfechos, y de deprimirnos a causa del mundo en el que debemos vivir, siempre está latente en nosotros. No debemos desfallecer. Dios jamás nos abandonará. Somos nosotros quienes lo abandonamos a EL.

 

Cuando estamos preocupados no deseamos alejarnos de Dios. Una onza de virtud puesta en práctica en tiempos de adversidad, vale más que mil libras de virtud demostradas en tiempos de prosperidad. Puede que seamos débiles, pero nuestras debilidades jamás se igualarán a la inmensa misericordia que Dios demuestra a quienes desean amarlo, y a quienes depositan toda su confianza en EL. El problema, es que todos los rincones y las esquinas de nuestros corazones están abarrotadas con miles de deseos que impiden a nuestro Salvador colmarnos de todos los dones que EL quiere entregarnos.

 

Nosotros debemos ser como el marinero que mantiene sus ojos fijos en la aguja de la brújula a medida que direcciona su barco. Nosotros debemos mantener nuestros ojos bien abiertos para poder corregir nuestras ambiciones, y para tener una sola: complacer a Dios. Permitamos a nuestro Señor reinar en nuestros corazones, tal y como EL desea hacerlo. Si hacemos esto podremos estar en paz, y vivir sin apuros ni miedos dentro de nosotros, y podremos seguir nuestro camino. En la medida en que busquemos hacer el bien, y que nos mantengamos anclados en nuestro deseo de amar a Dios, estaremos avanzando por el camino correcto.

 

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales).

Vigesimocuarto Domingo en el Tiempo Ordinario 17 de Septiembre de 2023

Reflexión salesiana para el domingo

 

Vigesimocuarto Domingo en el Tiempo Ordinario

17 de Septiembre de 2023

 

Las lecturas de hoy nos retan a que aprendamos a perdonarnos los unos a los otros. A continuación presentamos una recopilación de algunos pensamientos en relación al perdón que reflejan las enseñanzas de San Francisco de Sales:

 

El perdón es algo difícil de lograr. Incluso cuando deseamos perdonar a veces permitimos que sentimientos como la ira nos dominen. Si dejamos que la ira reine en nuestros corazones ésta pasará de ser un retoño para convertirse en una rama grande. El principal motivo por el cual no debemos albergar el enojo dentro de nosotros, es que éste no nos permite florecer como seres humanos sanos y alegres. El perdón por el contrario nos conduce a la plenitud en Cristo, cuyo espíritu inunda nuestro interior con el amor eterno.

 

Aún así, las heridas que se abren una y otra vez nos recuerdan que nunca podrán ser eliminadas completamente. Justo cuando creemos que hemos triunfado y alcanzado el perdón, descubrimos la ira revuelta una vez más en nuestros corazones. Aún cuando la hemos echado por la puerta de en frente, la rabia, como un ventarrón, se cuela de nuevo por cualquier ventana trasera que se haya quedado sin reparar.

 

No obstante, en ninguna parte está escrito que debemos permitir que nuestras debilidades controlen nuestras vidas. Dios no nos exige que impidamos a la ira entrar en nuestros corazones. Lo que El desea es que no toleremos que el enfado domine nuestros corazones. Poco a poco debemos aprender a perdonar, a medida que vamos depositando de nuevo, y con gentileza, nuestro corazón en manos de Dios, y le pedimos que lo sane. Díganle a Dios que ustedes desean perdonar del mismo modo en que Jesús perdono. Porque a Jesús a quien debemos encomendar todos nuestros afectos.

 

Si alimentamos el amor sagrado en nuestro corazón, por medio de la oración y de la práctica de los sacramentos, seremos más receptivos al poder del perdón. El perdón se manifiesta de manera más completa cuando accedemos a que nuestro Salvador entre en nuestros corazones, y que examine todas las habitaciones que necesiten reparación. No debemos dejar que nuestros padecimientos nos perturben, por el contrario, debemos encontrar el esplendor oculto en ellos para que el poder de Dios pueda brillar a través nuestro. Nuestro dolor más profundo nos recuerda nuestras debilidades, y nuestra necesidad de ser más compasivos frente a las debilidades de los demás. Es ahí donde reside el verdadero poder del perdón.

 

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales)

Exultación de la Santísima Cruz 14 de Septiembre de 2023

Reflexión salesiana para el domingo

 

Exultación de la Santísima Cruz

14 de Septiembre de 2023

 

Hoy celebramos la Exultación de la Santísima Cruz. La victoria de Cristo sobre la muerte en una cruz nos revela el resplandor del amor puro que Dios siente por nosotros. Al respecto, San Francisco de Sales observa lo siguiente:

 

De la muerte de Jesús en la cruz ha emanado la vida eterna. La muerte de nuestro Salvador fue el precio que Él pagó para que nosotros pudiéramos tener una vida de Gloria eterna. El mundo no comprende la asombrosa paradoja que representa la Cruz de nuestro Salvador. Su muerte fue un exceso de amor que nos otorgó la vida eterna.

 

En la cruz, Jesús nos mostró cómo alcanzar la salvación a través del amor sagrado. Nada urge tanto el corazón de una persona como el amor. Como un enfermero bondadoso, Jesús, desde la cruz, nos nutrió con cariño, con un amor incomprensible. Él deseaba que entendiéramos que el amor que nos tenía permanecía intacto a pesar de su sufrimiento.

 

En la cruz, Jesús también quería enseñarnos cómo nuestro corazón debe comportarse con nuestros semejantes. Al ver la ignorancia y la debilidad de quienes lo torturaron, Él los perdonó en la cruz. Una oración de perdón es un sacrificio. Es el sacrificio de nuestros labios y nuestro corazón que hacemos ante Dios, tanto por nuestros semejantes como por nosotros mismos.

 

En la cruz, Jesús nos alimentó con su cuerpo y sangre. Dios envió a Jesús a sanar nuestra humanidad quebrantada. Verdaderamente, Él murió lleno de dicha por haber podido curarnos, aunque eso le costara la vida. Él se olvidó de Sí mismo, per no de Sus criaturas. No temamos ni desfallezcamos en nuestra lucha por vencer el mal con el amor sagrado y con la verdad, tal y como lo hiciera Jesús. Caminemos por la senda que Jesús nos enseñó con firmeza y fidelidad, y convirtámonos en santos como Él.

 

Debemos consagrar cada momento de nuestra vida al amor divino de la Cruz de nuestro Redentor. Esto quiere decir que todas nuestras obras, acciones, pensamientos y afectos deben ser para dar gloria a Dios. Si hacemos esto, nosotros también viviremos para Dios en Jesucristo, cuya Cruz victoriosa y exaltada es motivo de nuestra celebración el día de hoy.

 

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales, particularmente su Tratado Sobre el Amor de Dios: Sermones, L. Fiorelli, eds.)

Vigesimotercer Domingo en el Tiempo Ordinario 10 de Septiembre de 2023

Reflexion salesiana para el domingo

 

Vigesimotercer Domingo en el Tiempo Ordinario

10 de Septiembre de 2023

 

El Evangelio de hoy nos reta a amarnos los unos a los otros poniendo en práctica la “corrección fraternal”, un concepto que ha desaparecido de nuestra cultura. San Francisco de Sales hace referencia a este concepto en relación al tema de la verdadera amistad:

 

A menudo ocurre que cuando tenemos una muy buena opinión de nuestros amigos, terminamos absorbiendo sus imperfecciones. Es cierto que debemos amar a nuestros amigos a pesar de sus faltas. Sin embargo, la verdadera amistad nos exige compartir el bien verdadero, no el mal. Por lo tanto, del mismo modo en que los excavadores de oro dejan la arena en la ribera y se llevan el oro que encuentran, quienes comparten una verdadera amistad deben remover la arena de la imperfección presente en la relación y no permitir que esa arena entre en sus almas.

 

La verdadera amistad solo sobrevive si está cimentada en la verdadera virtud. Es un afecto que viene de Dios, nos conduce a Dios, y sus lazos perduran eternamente en Dios. La amistad que es pasiva se dedica a observar a los amigos mientras escogen el camino equivocado: los deja perecer, en lugar de llenarse de coraje y hacer uso de la lanza de la corrección para ayudarlos. La amistad que es genuina y digna no puede progresar en medio del vicio. Aún si ese vicio es solo pasajero la verdadera amistad lo corregirá y lo sacará corriendo.

 

Cuando corregimos con compasión en lugar de ira, el arrepentimiento es asimilado de manera más profunda y penetra más efectivamente.  No hay nada más efectivo y rápido que calme a un elefante enfurecido que cuando ve una pequeña oveja. Cuando la razón viene acompañada de rabia se vuelve más temida que amada. A diferencia de esto, la razón sin rabia, aún cuando es precisa y severa, reprende y advierte de manera pacífica. Los reproches generosos y amorosos de un padre tienen más poder a la hora de corregir al hijo que la rabia y la agitación.

 

¡Bienaventurados los que hablan sólo para “corregir fraternalmente” en el espíritu del amor sagrado y de la humildad profunda! ¡Mucho más bienaventurados quienes están preparados para recibir esta corrección con un corazón gentil, en paz y tranquilidad! Sólo por el hecho de demostrar su humildad, su fe y su coraje ellos ya han logrado un gran progreso, y alcanzarán el nivel más alto de la santidad Cristiana.

 

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales, particularmente la Introducción a la Vida Devota).

Vigesimosegundo Domingo en el Tiempo Ordinario 3 de Septiembre de 2023

Reflexion salesiana para el domingo

 

Vigesimosegundo Domingo en el Tiempo Ordinario

3 de Septiembre de 2023

 

En el Evangelio de hoy Jesús nos reta a perder nuestra vida para poder encontrarla. San Francisco de Sales nos habla de perder nuestra vida para poder encontrarla en Cristo, por medio de un cambio de corazón.

 

Perder nuestra vida en este sentido significa deshacernos de todos nuestros amores malsanos y egoístas. Esto probablemente nos hará sufrir. Pero no debemos dejar que nuestras imperfecciones nos perturben, porque la santidad consiste en librarnos de ellas. ¿Cómo podemos dejarlas a un lado a menos que nos percatemos de ellas y las superemos? La victoria sobre nuestros defectos consiste en ser conscientes de ellos, y en no consentirlos.

 

Mientras estemos vivos seguiremos siendo susceptibles a la conmoción que produce la ira, y el afecto. Estas emociones del corazón no deben sorprendernos, ya que son inclinaciones naturales y espontaneas. No son estas las emociones que queremos arrancar de raíz. ¡La santidad no consiste en no sentir nada! Lo que si debemos desarraigar, son los actos que se desprenden como consecuencia de dichas emociones. Un ejemplo son esos rumores que voluntariamente alimentamos en nuestros corazones por varios días, y que lo único que logran es hacer que desperdiciemos nuestra energía.

 

En la medida en que nuestro adorado Jesús se encuentre presente en sus corazones, todo su ser se alejara de una cultura que con mucha frecuencia los ha engañado. Una vez hayan muerto en lo que respecta a su vida pasada, encontrarán una nueva vida en Cristo. Las estrellas no dejan de brillar en presencia del sol;  lo que sucede es que la luz solar es tan brillante que las oculta. Del mismo modo, nosotros ya no estamos solos cuando vivimos en Jesús, ya que nuestra vida está oculta en Cristo con Dios.

 

La persona que se gane nuestros corazones, nos ha ganado completamente. Aun cuando nuestro corazón es la fuente de nuestras acciones, este necesita nuestras instrucciones para saber cómo proceder. Si ustedes viven a Jesús en sus corazones, no pasara mucho tiempo antes de que comiencen a exteriorizar esta vivencia en todo lo que hacen. Dediquen y consagren su corazón, su alma y su voluntad a Dios, como si los tuvieran en sus manos. Poco a poco, a medida que vayamos cambiando la orientación de nuestro corazón, encontraremos nuestra verdadera existencia en Jesús viviente. Nosotros aprendemos a amar lo que Dios ama. Cuando eso suceda, tal y como hiciera Maria, podremos decir, “¡Todo mi ser proclama la grandeza del Señor!”

 

 

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales)

Vigesimoprimer Domingo en el Tiempo Ordinario 27 de Agosto de 2023

Reflexion salesiana para el domingo

 

Vigesimoprimer Domingo en el Tiempo Ordinario

27 de Agosto de 2023

En el Evangelio de hoy escuchamos a Pedro que, con pleno convencimiento, identifica a Jesús como “Cristo, el Hijo del Dios viviente”. San Francisco de Sales tiene mucho para decirnos sobre San Pedro:

Dios no siempre escoge a los mas santos para gobernar y server en Su Iglesia. Nuestro Señor escogió a Pedro como el Líder de los Apóstoles, aún a pesar de sus muchas imperfecciones. Pedro poseía un gran fervor, pero tendía a ser impulsivo. Aunque indudablemente siguió a nuestro Salvador con todo su corazón, tuvo más de un tropiezo después de su llamado inicial. Presumía diciendo que él jamás abandonaría a Nuestro Señor. Sin embargo, para su sorpresa se descubrió a si mismo maldiciéndolo y negando haberlo conocido. ¡Ese acto desgarró el corazón de Nuestro Señor!

Aún así, Nuestro Señor no rechazó a San Pedro porque estaba seguro que él poseía una determinación férrea y constante de corregirse a sí mismo. Pedro debió confiar más en el poder del Señor, en lugar de depender en el fervor que sentía. La disposición natural de Pedro de satisfacer sus sentimientos y deseos, en parte explica el porqué de sus de sus fallas. Si durante nuestro proceso de conversión actual experimentemos ciertas fallas, esto no quiere decir que vamos a abandonar la búsqueda de la santidad. Tal y como lo hizo Pedro, debemos armarnos de una determinación firme e inquebrantable, y tomar las medidas que sean necesarias para corregir nuestro comportamiento. Solo entonces nosotros también recibiremos favores y bendiciones especiales en la tierra y en el cielo.

¡Qué gran razón para depositar toda nuestra esperanza y confianza en Nuestro Señor! Porque aún si vivimos nuestra vida en medio de crímenes e injusticias horribles, podremos encontrar perdón si regresamos a la Fuente de nuestra Redención, a Cristo. No debemos escuchar esa voz que nos dice que nuestras faltas son imperdonables. Debemos decir con valentía que nuestro Dios murió por todos nosotros. No importa cuán impía sea una persona, él o ella encontrará la redención en nuestro Salvador. Reflexionemos acerca de la paciencia con la que nuestro divino Salvador espera por aquellos que lo han rechazado. Entonces, tal y como lo hiciera Pedro, podemos decir, “Tú eres el Cristo, Hijo del Dios viviente” nuestro Redentor.

(Adaptación de los escritos de San Francis de Sales)

Asunción de la Sagrada Virgen Maria 15 de Agosto de 2023

REFLEXION SALESIANA PARA EL DOMINGO

 

Asunción de la Sagrada Virgen Maria

15 de Agosto de 2023

Hoy celebramos la Asunción de Maria. Al respecto, San Francisco de Sales observa lo siguiente:

La tradición sagrada nos enseña que Maria murió y entró al cielo en estado de gloria. Maria ascendió en honor a su Hijo, y también para despertar la santidad en nosotros. Todas sus acciones tenían como objetivo glorificar a su Hijo. Maria también desea que cada una de nuestras acciones sirva para dar gloria a Dios.

Después de la muerte de su Hijo, la Madre de Jesús se convirtió en testigo fehaciente de la verdad acerca de Su naturaleza humana. Se convirtió también en una luz para los fieles que quedaron profundamente afligidos. Con qué devoción ha de haber amado ella su cuerpo sagrado, sabiendo que éste era la fuente viviente del cuerpo del Salvador. Aún así, para poder servir bien a Dios, ella debía dar un respiro a su cuerpo cansado para así poder recuperar sus fuerzas. Que no les quepa la menor duda, que cuidar de nuestros cuerpos es uno de los actos de caridad más excelentes que podemos llevar a cabo. Como dijera el gran San Agustin, el amor sagrado de Dios en nosotros se traduce en la obligación de amar nuestro cuerpo apropiadamente, dado que éste es necesario para llevar a cabo las buenas obras, hace parte de nuestra persona, y compartirá con nosotros la felicidad eterna.

Verdaderamente, el cristiano debe amar su cuerpo ya que éste representa la imagen viviente del Salvador encarnado. Nosotros somos descendientes del mismo linaje, y por lo tanto nuestro origen y nuestra sangre le pertenecen a EL. Al igual que Maria, debemos ser conscientes de nuestra excelencia humana para poder dar gloria a Dios haciendo uso de los dones que El nos ha dado. Durante la resurrección general nuestros cuerpos mortales se harán inmortales, y serán hechos de nuevo a imagen y semejanza de Nuestro Señor.

Maria nos pide que permitamos a su Hijo reinar en nuestros corazones. Examinemos los afectos de nuestro corazón para ver si están en sintonía, para que al igual que Maria podamos cantar las grandes proezas que Dios está haciendo en nosotros. En medio de todos los peligros, en medio de las tempestades, “Vuelvan sus ojos hacia la estrella del mar e invóquenla”. Con su ayuda sus barcos llegarán al puerto sin sufrir desastres ni naufragar.

(Adaptación de los Sermones de San Francisco de Sales, L.Fiorelli, Ediciones)

Decimonoveno Domingo en el Tiempo Ordinario Agosto 13 de 2023

Reflexion salesiana para el domingo

 

Decimonoveno Domingo en el Tiempo Ordinario

Agosto 13 de 2023

En el Evangelio de hoy Jesús nos reta a que tomemos el riesgo de seguirlo, y de profundizar cada vez en nuestra fe mientras que la tormenta de la vida nos zarandea de un lado a otro. San Francisco de Sales nos dice algo similar:

Cuando, llenos de temor, nos enfrentamos a tempestades y terremotos, llevamos a cabo actos de fe y de esperanza. Aún así, existe otro tipo de temor que nos hace verlo todo difícil y complicado. Gastamos más tiempo pensando en las dificultades a futuro, que en las cosas que debemos hacer en el presente. Levántense y no se dejen asustar por las labores del día. La noche es para descansar y el día para trabajar, eso es lo natural.

Hay tres cosas muy simples que podemos hacer, para poder tener paz. Debemos tener una intención muy pura de procurar, en todas las cosas, el honor y la gloria de Dios. Seguidamente, debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance, por más pequeño que sea, para lograr este fin. Finalmente, debemos dejar todo lo demás en manos de Dios. En mi vida he visto muy pocas personas que logran progresar sin ser puestos a prueba, por lo tanto ustedes deben ser pacientes. Después de la tempestad, Dios enviará la calma. Los niños sienten temor cuando están lejos de los brazos de su madre. Pero sienten que nada puede hacerles daño si están tomados de su mano. Tomen la mano de Dios y EL los protegerá de todo, ya que estarán blindados con la verdad y la fe.

Si les hace falta coraje, hagan lo mismo que Pedro y griten “¡Sálvame Señor!” Después continúen tranquilamente con su viaje. En muchas ocasiones llegamos a creer que hemos perdido la paz porque nos sentimos afligidos. Pero debemos recordar que no perderemos la paz siempre y cuando continuemos dependiendo totalmente de la voluntad de Dios, y desde que no abandonemos nuestras responsabilidades. Debemos tener coraje para cumplir con nuestras tareas; si lo hacemos nos daremos cuenta de que con la ayuda de Dios iremos mas allá de los confines del mundo, mucho más allá de sus límites. Confíen en Dios y todas las cosas les resultarán fáciles; aunque puede que al principio esto les asuste un poco.

Las Escrituras se refieren a Nuestro Señor como El Príncipe de la Paz. Cuando EL es el amo absoluto, EL se encarga de mantener todo en paz. Mantenernos en calma en medio de los conflictos, asumir con serenidad las pruebas que se nos presentan: todo esto es señal de que verdaderamente estamos imitando al “Príncipe de la Paz”.

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales, particularmente Los Sermones, L. Fiorelli ediciones).

Celebración de la Transfiguración del Señor 6 de agosto de 2023

Reflexión Salesiana para el Domingo

 

Celebración de la Transfiguración del Señor

6 de agosto de 2023

San Francisco de Sales nos reta a que seamos transfigurados en Cristo por medio de nuestras actividades diarias:

Durante la Transfiguración, Jesús nos permitió ver una chispa de la gloria eterna. Aunque el Profeta dijo, “nunca te olvidaré… te llevo tallado en la palma de mi mano”, Jesús fue más allá y dijo, “nunca te olvidaré, porque llevo tu nombre grabado en mi corazón”. En la Transfiguración Jesús nos muestra Su corazón llameante y lleno de amor por nosotros.

Al igual que los Apóstoles que deseaban permanecer en Su presencia, nosotros debemos hacer lo mismo. Por lo tanto, poco a poco debemos dejar atrás nuestros afectos por las cosas mundanas y aspirar a la felicidad que Nuestro Señor preparó para nosotros. ¿Qué mejor oportunidad para dar testimonio de nuestra fidelidad a Dios que justo cuando las cosas están saliendo mal?

Existe una tentación real de sentirnos insatisfechos y deprimidos a causa del mundo cuando tenemos necesidad de estar en él. Sin embargo, siempre encontraremos dificultades en el “ajetreo” del mundo. Creer que podemos ser santos sin sufrir es una ilusión. Donde hay más dificultad, hay más virtud. Sin embargo, si tropezamos, debemos regresar a la senda de la virtud con confianza y fe en la misericordia de Dios.

Debemos ser como la abeja. Mientras elaboramos con cuidado la miel de la santidad, al mismo tiempo producimos la cera de las cuestiones mundanas. Si a Nuestro Señor le parece dulce la miel, la cera también le honrará, ya que ésta se utiliza para hacer las velas que proporcionan luz a todos aquellos a nuestro alrededor. Enfoquémonos en ser transfigurados siempre en Cristo. ¡Imaginen todo lo que haremos y en lo que nos convertiremos cuando experimentemos el amoroso corazón de nuestro Señor enardecido con Su amor por nosotros!

(Adaptado de los escritos de San Francisco de Sales)

Decimoséptimo Domingo en el Tiempo Ordinario Julio 30 de 2023

Reflexion salesiana para el domingo

 

Decimoséptimo Domingo en el Tiempo Ordinario

Julio 30 de 2023

El Evangelio de hoy nos dice que debemos buscar el Reino de los cielos sin importar el costo, ya que éste todo lo vale. San Francisco de Sales nos ofrece consejos prácticos sobre cómo continuar avanzando en nuestra búsqueda del Reino:

Lo que debemos que hacer no es más de lo que ya estamos haciendo: debemos adorar la providencia de Dios, arrojarnos a los brazos de Dios, y entregarnos a Su cuidado. ¡Benditos aquellos que han escogido entregarse en las manos de Dios! Para poder renovar y cumplir con esta decisión, tan solo tenemos que proclamar que amamos a Dios exclusivamente, y que amamos todo lo demás por amor a EL. Ser constantes en este empeño nos ayuda bastante ya que infunde amor en todas nuestras obras; es particularmente útil para todas las acciones que llevamos a cabo en el cumplimiento de nuestras labores diarias. El cumplimiento de las tareas requeridas, en base a la vocación de cada persona, ayuda a incrementar el amor divino y recubre de oro una obra de santidad.

Debemos ser como aquella valiente mujer de la que habla el Antiguo Testamento. “Ella alarga su mano a las cosas fuertes, generosas y enaltecidas, y aún así no esquiva el aplicar su mano al huso, y sus manos a la rueca”. Extiendan sus manos a las cosas fuertes, adquieran experiencia por medio de la oración y de la meditación, recibiendo los sacramentos, guiando a las almas para que amen a Dios, e infundiendo inspiraciones positivas en sus corazones. Hagan labores importantes de acuerdo con su vocación; pero jamás olviden su huso ni su rueca. Esto quiere decir que deben poner en práctica las pequeñas virtudes como la sencillez, la paciencia, la humildad, y la generosidad, las cuales crecen como flores cada vez que llevan a cabo pequeñas obras con un gran amor.

El ruiseñor no siente menos amor por su canción cuando hace una pausa, que cuando canta. Del mismo modo, el corazón que es devoto no siente menos amor cuando se concentra en el cumplimiento de las labores externas, que cuando está orando. En dichos corazones el silencio y el habla, el trabajo y el descanso, cantan con un amor rebosante de dicha. Su oración diaria de vida se propaga a todas sus acciones. Ellos buscan el Reino de Dios a cualquier costo, y éste les es revelado.

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales, particularmente su Tratado Sobre el Amor de Dios).

Decimosexto Domingo en el Tiempo Ordinario Julio 23 de 2023

Reflexion salesiana para el domingo

 

Decimosexto Domingo en el Tiempo Ordinario

Julio 23 de 2023

Las lecturas de hoy nos recuerdan la manera en que la justicia y la misericordia de Dios obran conjuntamente para cuidar de la familia humana. St. Francis de Sales notes:

Dios es la Bondad misma. Esta infinita bondad de Dios tiene dos manos: una mano representa la misericordia, la otra es la justicia. La Justicia y la misericordia sólo pueden prosperar donde hay bondad. Dios hace uso de la misericordia para lograr que nosotros acojamos todo aquello que es bueno. La justicia se encarga de arrancar de raíz cualquier cosa que nos impida experimentar los efectos de la bondad de Dios. Nos impulsa a rechazar el mal.

Quienes tienen un verdadero deseo de servir a nuestro Señor, y de escapar del mal, no deben atormentarse con pensamientos sobre la muerte o sobre el juicio divino. El temor sagrado que sienten aquellos que aman a Dios, representa para el una reverencia filial. Ellos temen disgustar a Dios, simplemente porque EL es su bondadoso y amoroso padre. El buen hijo no obedece a su padre porque él tiene el poder para castigarlo o desheredarlo, simplemente lo obedece porque es un padre amoroso y preocupado. El temor sagrado fortalece nuestro espíritu humano; confía plenamente en la bondad de Dios. La misericordia de Dios, al vernos vestidos de “carne, como un viento” que viene y va, jamás permitirá que nos lancemos a la ruina total. La clemencia infinita de Nuestro Salvador siempre se inclina a favor nuestro.

Cuando los pecadores más se empecinan en pecar, cuando viven como si no existiera un Dios, es entonces que nuestro Salvador les permite hallar Su corazón lleno de lástima, de piedad y generosidad para con ellos. A pesar de que David ofendió a Dios, siempre recibió aliento del corazón indulgente y la clemencia divina. Reflexionemos sobre cómo la bondad de Dios, desde la eternidad, nos ha valorado, y nos ha proveído de todos los medios necesarios para avanzar por la senda del amor sagrado. Ahora Dios nos otorga la oportunidad de hacer el bien, y de seguir adelante con las pruebas que actualmente debemos enfrentar. La grandeza que encierra la misericordia de Dios continúa brillando en las obras impresionantes e inspiradoras de Jesús. ¡Qué gran razón para depositar toda nuestra esperanza, y nuestra plena confianza en la clemencia de Dios!

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales)

Decimoquinto Domingo en el Tiempo Ordinario Julio 16 de 2023

REFLEXION SALESIANA PARA EL DOMINGO

 

Decimoquinto Domingo en el Tiempo Ordinario

Julio 16 de 2023

En las lecturas del Evangelio de hoy Jesús nos dice que si logramos entender Su palabra con el corazón, ésta dará fruto en abundancia. San Francisco de Sales nos ofrece la siguiente reflexión al respecto:

La palabra de Dios es tan poderosa y eficaz que puede conceder vida a los necesitados. ¡Qué buena señal es el hecho de que un Cristiano se complazca escuchando la palabra de Dios, y perteneciendo completamente a EL! Quienes logran abandonarlo todo para entregarse a Dios, sin ningún tipo de reserva, son como el girasol que, no contento con volver sus flores, sus hojas, y su tallo en dirección al sol, también, y como resultado de una incomprensible maravilla, logra re-direccionar su raíz bajo la tierra. Amar a Dios completamente significa que Lo amamos como autoridad, y que amamos todo lo que EL comanda.

Jesús, quien murió por amor a nosotros, desea que escuchemos Su palabra hasta hacerla nuestra. Después de prestar atención a la Palabra de Dios, debemos abrir nuestro corazón y ser receptivos para que podamos entender lo que hemos oído. Comprender la palabra de Dios nos ayuda a mantenerla. Nuestras acciones deben ser congruentes con nuestras palabras. Esto quiere decir que en el momento en que expresamos nuestra resolución de hacer algo, debemos llevarlo a cabo inmediatamente. Imploremos a la Divina misericordia para que nos fortalezca, y así poder hacer efectivo todo aquello que nuestro corazón desea y aprueba.

Nuestro Señor nos deja muy en claro que Su palabra se hará realidad en nosotros desde el momento en que nos decidamos a aceptar Su voluntad como nuestra. Esto no quiere decir que nos vamos a sentir “bien”, o como unos “santos”, al cumplir con la voluntad de Dios. Lo que importa es que reverenciamos Su palabra, y que mantenemos nuestra intención de obtener provecho de ella. La Divina Bondad se mostrará satisfecha con esto. Dios se complace con poco; EL se enfoca en las intenciones de nuestro corazón, no en nuestros sentimientos. Sin embargo, quienes escuchan la palabra de Dios con especial atención y deseo, nos hablan de las victorias que han logrado sobre sí mismos y sobre sus debilidades. La totalidad de nuestra bondad, consiste en aceptar la verdad que encierra la palabra de Nuestro Salvador. Nuestro objetivo debe ser perseverar en nuestra capacidad para vivir esa verdad, para que así logremos llevar una vida en abundancia.

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales)

Decimocuarto Domingo en el Tiempo Ordinario Julio 9 de 2023

Reflexion salesiana para el domingo

 

Decimocuarto Domingo en el Tiempo Ordinario

Julio 9 de 2023

El Evangelio de hoy nos habla sobre la necesidad de que nuestros corazones sean gentiles y humildes. San Francisco de Sales observa lo siguiente:

Asegúrense de que la gentileza y la humildad sean valores que se hallan en sus corazones. Poco a poco deben lograr que sus ágiles mentes aprendan a ser pacientes, gentiles, humildes, y afables ante las mezquindades, la inmadurez, y las imperfecciones de los demás. La humildad y la gentileza son genuinas y buenas, cuando logran protegernos de la inflamación e hinchazón que usualmente nos producen las heridas en nuestros corazones.

Una de las mejores formas de poner en práctica el valor de la gentileza, es cuando la cultivamos dentro de nosotros mismos. La razón nos exige que nos sintamos disgustados y arrepentidos cada vez que cometemos una falta. Aún así, cuando esto ocurre, no debemos dejarnos llevar por un disgusto emocional que nos haga sentir amargura, pesimismo, o rencor en contra de nosotros mismos. La mejor manera de corregir nuestros errores es a través del arrepentimiento tranquilo y firme, en lugar de optar por la severidad. Los ataques de ira en contra de nosotros mismos tienen su origen en nuestro amor propio, el cual se muestra trastornado y disgustado al verse obligado a reconocer su imperfección. Si yo verdaderamente hubiese cometido una falta, corregiría a mi corazón de una manera razonable y compasiva, y le diría: “¡Ay mi pobre corazón, henos aquí, hemos caído al hoyo que con tanta determinación resolvimos evitar! Bueno, debemos levantarnos de nuevo y dejarlo atrás para siempre. Encaminémonos una vez más por la senda con plena confianza en Dios. EL nos ayudará, y la próxima vez lo haremos mejor”.

Cuando ustedes sientan paz interior lleven a cabo todos los actos de gentileza que puedan, sin importar cuán pequeños sean, y hagan todo lo posible por desarrollar un espíritu de compasión. Si reprendemos, corregimos, y advertimos, dando prevalencia a la razón, y con serenidad, todos la amarán y aprobarán sin importar cuán firme sea. Si sentimos que la ira se ha despertado en nosotros debemos implorar la ayuda de Dios, tal y como lo hicieron los apóstoles cuando el viento y la tormenta los lanzaron de un lado a otro. Esta vida es sólo una travesía, cuyo destino final es la feliz existencia que aún está por venir. Debemos marchar como compañeros, unidos por la gentileza, la paz, y el amor.

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales, en particular Francisco de Sales, Juana de Chantal, de J. Power & W. Wright, Paulist Pres).