Decimotercer Domingo del Tiempo Ordinario 2 de Julio de 2023

Reflexión Salesiana para el Domingo

 

Decimotercer Domingo del Tiempo Ordinario

2 de Julio de 2023

En el Evangelio de hoy, Jesús nos dice cómo debemos amarlo si vamos a ser Sus discípulos. San Francisco de Sales observa lo siguiente:

La voluntad de Dios era que Adán amara a Eva con ternura, pero no a tal grado que el complacerla transgrediera la orden que Dios le dio. El amor de nuestra familia, amigos y benefactores es lo que desea Dios. Aun así, podemos llegar a amarlos en exceso. Este también puede ser el caso con nuestra vocación, no importa cuán espiritual, e incluso con nuestras devociones cuando las amamos como si fueran nuestra finalidad. Debemos recordar que estos solo son medios para alcanzar nuestro propósito definitivo: el amor de Dios.

¿Por qué surge nuestro amor excesivo por las personas y las cosas? Porque esas cosas que debiéramos amar conforme a la voluntad de Dios, las amamos por otras causas y motivos. Puede que esos motivos no sean contrarios a Dios pero están al margen de Él. Es decir, se centran más en nuestros deseos que en aquello que Dios desea para nosotros.

Aun así, hay almas que aman solo aquello que Dios desea y de la manera en que Dios lo desea para ellos. Bienaventuradas son realmente dichas almas porque aman verdaderamente a Dios, a sus amigos en Dios, e incluso aman a sus enemigos por Dios. Es a Dios a quien ellos aman por sobre todas las cosas, e incluso en todas las cosas. Estas almas son excepcionales y singulares. Son como pescadores de perlas que no dicen que están pescando ostras sino perlas. Estas grandes almas encuentran la perla que es la amorosa presencia de Dios en todas las personas y todas las cosas, y esa es la razón de su dicha.

En el Evangelio de hoy, Jesús nos urge a amar del modo que Dios quiere que amemos. Para desear lo que Dios desea para nosotros, debemos despojarnos de todo aquello en nuestros deseos y afectos que no procede de Dios. Entonces seremos libres de amar a todas las personas y cosas en Cristo y para Cristo. Es la presencia del amor divino de Cristo en nosotros lo que nos permite convertirnos en sus discípulos.

(Adaptado del Tratado Sobre el Amor de Dios de San Francisco de Sales)

Décimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario 25 de junio de 2023

Reflexión Salesiana para el Domingo

 

 Décimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario

25 de junio de 2023

 

En el Evangelio de hoy, Jesús nos dice que debemos temer a aquellos que intenten destruir nuestras almas, y confiar en Dios, quien se preocupa por nosotros. San Francisco de Sales observa lo siguiente:

 

Todos queremos aceptar el bien y huir de todo aquello que es malvado. Cuando experimentamos un mal, nos entristecemos y queremos liberarnos de esa tristeza. Tiene sentido que busquemos deshacernos de ese sentimiento. El miedo y la ansiedad provienen de un deseo desmesurado de escapar de la dificultad que enfrentamos o de alcanzar la meta que esperábamos.

 

Siempre que sientan una necesidad apremiante de hacer un bien o de escapar de cierta intranquilidad, deben asegurarse de que su mente está tranquila y en paz. Cuando se den cuenta de que están ansiosos, preséntense ante Dios. Decídanse a no ceder ante sus deseos hasta que la paz haya retornado a sus mentes. Asegúrense de hacer juicios sólo cuando se hayan serenado y con base en los verdaderos valores incluidos en las enseñanzas de Jesús. Entonces intenten, sin apuros, sin molestias o ansiedad, lograr lo que desean. Actúen, pero no conforme a lo que desean sino con base en la razón.

 

Cuando intentemos escapar de nuestros problemas, debemos hacerlo con paciencia, gentileza y calma. Debemos recurrir a Dios para que nos ayude, en lugar de depender sólo de nuestros propios esfuerzos. Si recurrimos solamente a nosotros mismos, lo único que lograremos es desgastarnos. Caminen humildemente por la senda que nos indica nuestro Señor y no se preocupen.  Canten canciones de alabanza y agradecimiento. Participen en una variedad de actividades saludables. También tengan en cuenta que el contarle a su confesor o a otra persona de confianza las causas de su ansiedad los empoderará para que puedan hallar sosiego. Si nos mantenemos orientados al amor de Dios, ni los problemas ni el miedo a problemas futuros nos separarán de él. Nuestro amor se fundamenta en Jesucristo, quien cuida de nosotros y nunca nos traiciona. Verdaderamente, es enorme la confianza que nuestro Salvador desea que tengamos en Sus cuidados. Todos los que creen en esa confianza cosechan grandes frutos.

 

 

(Adaptado de los escritos de San Francisco de Sales, en particular la Introducción a la Vida Devota)

11th Domingo del Tiempo Ordinario junio 18, 2023

Reflexión Dominical Salesiana

 

11th Domingo del Tiempo Ordinario

junio 18, 2023

 

Las lecturas de hoy nos recuerdan nuestra necesidad de compartir nuestro don de fe en Jesucristo con los demás. También se nos recuerda una vez más que somos un "reino de sacerdotes, una nación santa". San Francisco de Sales, en particular, recordó a los cristianos que todos están llamados a la santidad, lo que implica una relación con Dios y nuestro prójimo. Pero la llamada a la santidad tiene una diversidad de expresiones, preservando la unidad de doctrina en la Iglesia. Francisco escribe:

 

Había un famoso arreglista de flores griego cuyo nombre era Glycera. Ella era muy hábil en arreglar flores en una variedad de maneras. De las mismas flores hizo tantos tipos diferentes de ramos que un conocido pintor griego, que deseaba retratar sus diferentes arreglos, no pudo hacerlo. No podía variar sus pinturas de tantas maneras como Glycera hacía sus ramos. De la misma manera, el Espíritu Santo dispone y ordena de muchas maneras diferentes instrucciones devotas para nosotros a través de las lenguas y plumas de los siervos de Dios. Aunque la doctrina es siempre la misma, las declaraciones de ella difieren mucho según las diversas formas en que se componen sus libros.

 

Las flores que le presento, mi lector, son las mismas. El ramo que he hecho de escritores anteriores difiere de otros porque ha sido enmarcado en un orden y manera diferentes. Mi propósito es instruir a aquellos que viven en la ciudad, dentro de las familias, y por su estado de vida están obligados a vivir una vida ordinaria en cuanto a las apariencias externas.

 

Con frecuencia, con el pretexto de alguna supuesta imposibilidad, estas personas ni siquiera pensarán en emprender una vida santa. Es su opinión que así como ningún animal se atreve a probar ciertas hierbas, nadie debe aspirar a la santidad cristiana mientras esté viviendo bajo la presión de los asuntos mundanos. Pero así como el pez nácar vive en el mar sin tomar una sola gota de agua salada y así como la luciérnaga pasa a través de las llamas sin quemar sus alas, así también un alma fuerte y resuelta puede vivir en el mundo sin ser infectada por ninguno de sus estados de ánimo, encontrar dulces manantiales de santidad en medio de sus olas saladas y volar a través de las llamas de los deseos terrenales sin quemar las alas de su deseos santos de una vida santa. Es cierto que esta es una tarea difícil. Pero es el trabajo el que refresca y revive el corazón.

 

(Adaptado de San Francisco de Sales, Introducción de una vida devota, Prefacio)

Cuerpo y Sangre de Cristo Junio 11, 2023

REFLEXION SALESIANA PARA EL DOMINGO

 

Cuerpo y Sangre de Cristo

Junio 11, 2023

 

Hoy celebramos la verdadera presencia de Cristo en la Eucaristía. He aquí algunas de las reflexiones que San Francisco de Sales hace en relación a este Sacramento.

 

Después de la resurrección Jesús entró en la habitación donde se habían reunido los apóstoles; aún cuando las puertas estaban cerradas con llave. El quería asegurarles que seguía con vida y que permanecía entre ellos. De este mismo modo Jesús nos entrega Su cuerpo y Su sangre, transformados en pan y vino, para convencernos de que Su presencia entre nosotros es real.

 

El punto máximo del amor de Dios por nosotros, un amor que se basa en la autoentrega, es manifestado en la Eucaristía. Cristo instituyo el sacramento de la Eucaristía para que la totalidad de la familia humana pudiese estar íntimamente ligada a El. Una vez unidos en Cristo, este sacramento también nos llama, y nos ayuda, a unirnos a los demás por medio de una clase conexión espiritual que Nuestro Salvador desea que exista entre nosotros. Esta unión agrupa a muchos y muy diferentes miembros, y los moldea en un sólo cuerpo. Es por esto que este sacramento es conocido también como la Comunión, ya que representa para nosotros la unión común del amor sagrado que ha de existir entre nosotros.

 

En la Eucaristía, el banquete perpetuo de la gracia divina, nos ha sido otorgada una promesa de felicidad infinita. Cuando recibimos la Eucaristía con frecuencia y con devoción, estamos fortaleciendo nuestra salud espiritual para así poder evitar el mal de manera efectiva. Esto fortifica nuestro corazón y nos hace como dioses en este mundo. Las frutas más delicadas, como las fresas, están sujetas a la descomposición. Pero pueden ser conservadas fácilmente por un año si se les coloca entre miel o azúcar. Así mismo ocurre -aunque de forma más grandiosa- cuando recibimos la Eucaristía, ya esta conserva nuestros débiles corazones y los protege del mal.

 

Tanto quienes se consideran perfectos, como aquellos que se consideran imperfectos, han de recibir la Eucaristía frecuentemente. Los perfectos por que poseen la predisposición para hacerlo. Los imperfectos para que puedan alcanzar la perfección. Nuestro Señor nos ama a todos con el mismo amor, El nos acoge en sus brazos a través de este Sacramento. Debemos afianzar estos gentiles y vigorizantes lazos del amor divino por medio de la Eucaristía.

 

(Adaptado de los escritos de San Francisco de Sales.)

La Santísima Trinidad Junio 4, 2023

REFLEXION SALESIANA PARA EL DOMINGO

 

La Santísima Trinidad

Junio 4, 2023

 

Hoy es el domingo de la Trinidad. San Francisco de Sales hace énfasis en que debemos buscar una unión en el amor con los demás, de una manera que refleje el amor que existe entre las tres Personas divinas.

 

Los actos de bondad de Dios para con la familia humana son actos de las tres Personas. Su bondad se desborda sobre la salud espiritual de toda la familia humana por que hemos sido hechos a imagen y semejanza de Dios. El Padre proveyó todos los medios necesarios para que nosotros glorifiquemos la bondad divina de Dios. El Hijo, quien vino a este mundo, elevo nuestra naturaleza más allá que la de los angeles. Al hacerse humano, Nuestro Señor se hizo a nuestra semejanza y nos hizo a Su semejanza para que pudiéramos disfrutar el tesoro que es la vida eterna. El Espíritu, que vino a avivar a los Apóstoles que formaron la iglesia, continúa otorgándonos vida por medio del amor divino.

 

Nadie puede llegar a imaginar o a entender la unión que existe entre las tres Personas de la Trinidad. Es por ello que Jesús nos ha llamado, no a que nos unamos de forma idéntica a la de la Trinidad, sino a que nos unamos en el amor sagrado de forma tan pura y perfecta como nos sea posible. Por que a través de Cristo participamos del amor divino de la Trinidad, el cual nos hace hijos de Dios.

 

Los hijos del mundo todos están separados los unos de los otros ya que sus corazones se hallan en lugares distintos. Por otra parte los hijos de Dios, que tienen sus corazones “en el lugar donde se halla su tesoro”, sólo tienen un tesoro que es el mismo Dios. Siempre permanecen juntos y unidos por el amor de Dios. Nuestro Salvador nos ha restaurado en igualdad de condiciones y sin excepción alguna nos ha hecho a Su semejanza. Por lo tanto, no deberíamos sentir un amor calido y genuino por esa misma semejanza en los demás? No hemos sido llamados a amar nada que sea malvado en los demás, sólo la imagen y la semejanza de Dios. Apreciemos entonces el hecho de ser hijos de Dios que buscan unirse de forma similar a la de las tres Personas de la Trinidad, cuyo amor divino y desbordante alimenta y transforma a toda la familia humana.

  

(Adaptado de los escritos de San Francisco de Sales)

Domingo de Pentecostés

Reflexion salesiana para el domingo

 

Domingo de Pentecostés

Mayo 28, 2023

 

El gran amor y los cuidados de Dios nuevamente se manifiestan en la Fiesta del Pentecostés. El hecho de que el Espíritu Santo viva en nosotros es un factor esencial para la espiritualidad de San Francisco de Sales.

 

El amor es lo que da vida al corazón. El Espíritu Santo, que nos ha sido otorgado, vierte el amor divino sobre nuestros corazones. El Espíritu es como una fuente de agua viviente que fluye en cada parte de nuestros corazones y va extendiendo su gracia. La gracia posee el poder de atraer nuestros corazones. A través del Espíritu Santo, Dios despierta y aviva nuestros corazones para que se percaten de su bondad. Muchas veces necesitamos que se nos despierte y se nos lleve de la mano para que hagamos uso apropiado de nuestra fuerza y talentos.

 

Si queremos sentir la presencia del Espíritu Santo en nosotros debemos deshacernos de nuestros caprichos y acomodar nuestra voluntad a la voluntad de Dios.  Debemos ser como la arcilla en manos del alfarero, para que Dios pueda moldearnos y llevarnos por el sendero de la verdadera salud espiritual. Aun cuando no podemos impedir que Dios inspire nuestros corazones, todos poseemos el poder para rechazar el deseo que tiene Dios de amarnos. Del mismo modo el Espíritu Santo no tiene deseo alguno de obrar en nosotros sin nuestro consentimiento. Pero, si llegamos a consentir aunque sea mínimamente a las inspiraciones de Dios, qué felicidad obtendremos!

 

El fruto único del Espíritu Santo, que es el amor divino, nos llena de dicha interior y de consuelo, al mismo tiempo que llena nuestro corazón de una paz que perdura aun en medio de la adversidad, por medio de la paciencia. El amor sagrado nos hace amables y gentiles, y a la hora de ayudar a los demás lo haremos con una bondad sincera hacia ellos. Esa bondad, que proviene del Espíritu Santo, es constante y perseverante, y nos provee de un coraje duradero que nos hace afables, agradables y considerados con los demás. Esto hace que soportemos los cambios de su estado anímico y sus imperfecciones. Llevaremos una vida simple que será testimonio de nuestras palabras y acciones. El amor divino es la virtud de todas las virtudes. Apreciemos y cultivemos al Espíritu que habita en nosotros, para que el amor de Dios pueda reinar ahí también.

 

 

(Adaptado de los escritos de San Francisco de Sales y Juana de Chantal).

La Asunción del Señor

Reflexiones Salesianas para el Domingo

La Asunción del Señor

18/21 de Mayo de 2023

 

Hoy experimentamos a Jesús en Su cuerpo resucitado, ascendiendo hacia la plenitud del reino de Dios. Al respecto, San Francisco de Sales nos dice lo siguiente:

 

El misterio de la Asunción nos sorprende. Si logramos comprender la Asunción, se nos habrá otorgado el tesoro más abundante entre todos los dones de Jesús. Su cuerpo, ya no físico sino espiritual, penetra los cielos y se hace presente en la Eucaristía. Él se entrega a todos aquellos que desean recibirlo y acogerlo. Secretamente, Él está transformándolos a todos.

 

El amor de Dios diviniza nuestra humanidad continuamente. Nuestra vida de amor divino nos exige amar nuestros cuerpos adecuadamente, ya que estos forman parte de nuestra condición humana y compartirán con nosotros la felicidad eterna. Como cristianos, debemos amar nuestros cuerpos como la imagen viviente de nuestro Salvador encarnado. También debemos amar esa imagen divina en los demás.

 

Cuando comenzamos a vivir una vida “oculta en Dios con Jesucristo”, vivimos nuestro verdadero yo interior. Vivimos una nueva vida de amor divino. Nuestros afectos egoístas quedan al servicio del amor divino. ¿Cómo logramos esto? La fuerte luz del sol hace que las estrellas desaparezcan. De igual manera, cuando enfocamos nuestros afectos en las cosas imperecederas y eternas logramos que nuestros amores desproporcionados por las cosas efímeras se extingan. El fuego más fuerte y poderoso del amor de Dios apaga nuestro amor obsesivo por las cosas inferiores.

 

La resurrección y Asunción de Jesús nos empodera para vivir esta nueva vida de amor sagrado, la cual es totalmente opuesta a todas las creencias y las reglas de nuestra cultura materialista. El amor de Cristo es el manantial de nuestro amor. Nada urge el corazón de otra persona tanto como el amor. Caminemos jubilosos por entre las dificultades de esta vida perecedera, ya que todo es perfecto y será perfeccionado en la eterna beatitud del Cielo. Entonces nuestro Salvador nos glorificará con Su esplendor, porque amamos todas las cosas, no por nosotros mismos, sino por la gloria de Dios.

 

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales)

Sexto Domingo de la Pascua

Reflexiones Salesianas para el Domingo

Sexto Domingo de la Pascua

14 de Mayo de 2023

 

Las lecturas de hoy nos recuerdan que amar a Jesús significa tener presente Su palabra y pensar, sentir y actuar según Su palabra. San Francisco de Sales subraya la importancia de que aprendamos a mantener Su palabra y a vivir a Jesús por medio de una vida de oración y virtud.

 

La oración ilumina nuestra mente con el resplandor de la luz de Dios y expone nuestra voluntad al calor de Su amor. La oración es como un riachuelo de agua bendita que ayuda a las plantas de nuestras buenas intenciones a crecer y a florecer. Cada día debemos sacar tiempo para meditar. De ser posible, mediten temprano en la mañana cuando la mente usualmente está despejada y más enfocada después de haber descansado durante la noche. Para que puedan vivir a Jesús, pídanle a Dios que los ayude a orar de corazón.

 

Si meditan sobre la vida de Jesús aprenderán de Su ejemplo y moldearán sus acciones según Su patrón de vida. Gradualmente se acostumbrarán a pasar con facilidad de la tranquilidad de la oración al cumplimiento de sus múltiples tareas, aun si esas tareas son totalmente diferentes a los afectos que recibieron durante la oración. El abogado debe tener la capacidad de pasar de la oración a la defensa de sus casos, el comerciante a las finanzas y el padre al cuidado de sus hijos. Nuestros actos diarios, que hacen parte de la vida virtuosa que llevamos, deben derivarse de la meditación.

 

Cada persona debe poner en práctica las virtudes propias del tipo de vida que él o ella han sido llamados a vivir. Cuando vayamos a poner en práctica las virtudes debemos inclinarnos por aquellas que más se ajustan a nuestras obligaciones, en vez de aquellas que nos resultan más agradables. Por lo general, los cometas parecieran ser más grandes que las estrellas porque están más cerca de nosotros. De igual manera, a veces tendemos a creer que ciertas virtudes son mejores simplemente porque parecen tener más importancia. Aun así, para poder avanzar en el amor sagrado debemos escoger las virtudes que contrarresten nuestras falencias y debilidades habituales. Por ejemplo, si nos asalta la ira debemos poner en práctica la gentileza, sin importar cuán pequeño parezca este acto de virtud. La verdadera virtud no tiene límites. Si actuamos por reverencia a Dios y de buena fe, Él nos elevará hasta unas alturas realmente grandiosas para que podamos vivir a Jesús aun si sufrimos por hacer lo que es correcto.

 

Por supuesto, la Buena Nueva del Evangelio de hoy es que no estamos solos- no estamos abandonados a nuestra propia suerte- en nuestro intento por Vivir a Jesús. ¡Contamos con la promesa que nos hizo Cristo de que el Espíritu Santo nos ayudará, nos guiará y nos acompañará!

 

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales)

Quinto Domingo de la Pascua

Reflexion salesiana para el domingo

 

Quinto Domingo de la Pascua

7 de Mayo de 2023

 

Hoy Jesús nos implora que creamos en El. El es la Verdad que nos da vida, la que nos llena de fuerza para que podamos hacer grandes obras. San Francisco de Sales nos dice:

 

No existe nada más fuerte que la verdad. Vivir en la verdad es llevar una vida completamente conformada a la fe simple. La fuerza de la fe es tan grande que no le teme a nada. Todos poseemos esa fe férrea, pero como no siempre nos damos cuenta de que la llevamos dentro de nosotros, frecuentemente nos dejamos vencer por el miedo y nos volvernos débiles. La fuerza de la fe consiste, en parte, en el entendimiento del poder que ésta nos otorga, el cual nos dice que podemos hacer todo en nombre de Dios quien nos fortalece. La fuerza de nuestra fe nos hace reconocer la realidad de nuestra bondad y dignidad, como personas que tienen la capacidad de estar unidas a Dios, que es la Verdad. Nuestra fe, en unión con Dios, nos sustenta en medio de tantas y tan grandes debilidades, y nos provee la fuerza necesaria para convertirnos en personas auténticas.

 

El objetivo de la autenticidad Cristiana es trascender más allá de nuestro espíritu egocéntrico, y encontrar nuestro verdadero espíritu en Cristo. Nuestro Señor vino a este mundo a darnos vida. Aun así, a lo largo de nuestras vidas prevalecerán en nosotros ciertos intereses egoístas que nos apartan del camino vivificante de Dios. Poco a poco, debemos ir dejando a un lado esos afectos por las cosas inferiores, y aspirar a la felicidad que El desea para nosotros. Entre más fervor demostramos en nuestro propósito de dejar ir esos amores inferiores, más cabida estamos dando al amor de Dios para que pueda hacer obras maravillosas en nosotros. Entre más nos liberemos de nuestros deseos egoístas, y accedamos a lo que Dios desea para nosotros, más libre será nuestro espíritu humano de la intranquilidad interior.

 

Las abejas se muestran intranquilas mientras no tienen una reina. Nosotros también estamos intranquilos hasta que damos luz a nuestro Salvador, en nuestros corazones. Permanezcamos muy cerca de este Salvador sagrado quien nos reúne a su alrededor para mantenernos siempre bajo Su santa protección. El es como la reina abeja, a cual le preocupa tanto su enjambre, que jamás deja su colmena a menos que esté rodeada por todo su pequeño pueblo. Muy grande es la confianza que nuestro Redentor desea que depositemos en Su cuidado para con nosotros. Todos aquellos que confían en El siempre cosecharán los frutos de esta confianza. ¡Imitar su ejemplo verdadero y vivificante, realmente nos llevará a hacer grandes obras!

 

(Adaptación de los escritos de San Francis de Sales)

Cuarto Domingo de la Pascua

Reflexion salesiana para el domingo

 

Cuarto Domingo de la Pascua

30 de Abril de 2023

 

Hoy experimentamos a Jesús, el Buen Pastor. El nos invita a escuchar Su voz para que “podamos tener vida, y tenerla en abundancia”. San Francisco de Sales hace la siguiente anotación:

 

Nuestro Buen Pastor nos reúne a su alrededor para mantenernos bajo Su protección. Lleno de gentileza, nos alimenta con Su amor. La mano de Dios es sumamente amorosa en el manejo de nuestro corazón; lo fortalece sin privarnos de la libertad. Aquellos que oyen bien Su voz jamás carecerán de inspiraciones sagradas para poder llevar una vida de llena de abundancia, y cumplir de manera consagrada con sus responsabilidades.

 

Para poder oír bien, primero debemos saber escuchar. Para poder escuchar la palabra de Dios, primero debemos prestarle atención abriendo nuestros corazones. Para poder escuchar la palabra de Dios, debemos aprenderla bien, y llevar a cabo lo que se nos ha inculcado. Cuando el maná cayó del cielo, los hebreos se levantaron cada día antes del amanecer a recogerlo. Lo comían para que les sirviera de alimento, y así poder recobrar sus fuerzas. De este mismo modo es que nosotros debemos digerir bien la palabra de Dios, para así poder convertirla en parte de nuestro ser.

 

Por lo tanto, aliméntense cada día haciendo lecturas espirituales que reafirmen la palabra de Dios en ustedes, y que los guíen por el camino al bienestar eterno. Permitan que la palabra de Dios que han escuchado continúe hablándoles durante el día. Pongan esto en práctica, y dejen todo lo demás en manos de Nuestro Salvador, quien sustentará nuestras verdaderas necesidades. Si nosotros hemos de tener una vida eterna en la abundancia, primero debemos de escuchar la voz de Nuestro Pastor quien nos guía, siempre y cuando le permitamos hacerlo.

 

Dado que fácilmente nos descarrilamos, Nuestro Salvador desea enseñarnos cómo lograr una vida llena de abundancia, dejándonos guiar por el amor por Su voz, en vez del amor por las voces de extraños quienes nos llevan por mal camino. El verdadero amor se da cuando vivimos a la luz del amor de Nuestro Salvador, en vez de a la luz de esos amores egoístas en los que la cultura hace tanto énfasis ¡Qué felices seremos si permanecemos en presencia del Pastor, escuchando y viviendo fielmente Su voz!

 

(Adaptación de los Sermones de San Francisco de Sales, L. Fiorelli, Ed.)

Tercer Domingo de la Pascua

Reflexion salesiana para el domingo

Tercer Domingo de la Pascua

Abril 23 de 2020

 

Hoy los discípulos de Jesús experimentan el amanecer de la fe en Jesús resucitado, cuando lo encuentran en el camino a Emaús. San Francisco de Sales hace la siguiente observación:

 

Jesús, vestido como un peregrino, se encuentra con dos de Sus discípulos en el camino a Emaús. El les hace preguntas relacionadas a las conversaciones que han sostenido sobre Su resurrección, pero ellos no lo reconocen. Después de confesar las dudas que están experimentando en lo concerniente a Su resurrección, Jesús los instruye y los ilumina con Sus palabras. Entonces, en el momento en que Jesús se dispone a compartir el pan con ellos, finalmente reconocen al Salvador resucitado y creen en El.

 

Cuando una persona escucha con gusto la divina palabra, esto es una muy buena señal. Nosotros estamos en comunicación constante con Dios, quien nunca deja de hablar a nuestros corazones por medio de las inspiraciones y de los movimientos sagrados. Dios nos otorga a cada uno de nosotros las inspiraciones necesarias para vivir, trabajar, y mantener nuestras vidas en el espíritu.

 

Cuando Dios nos da la fe, El entra en nuestras almas, y con simpatía nos plantea que debemos creer a través de la inspiración. Pero nuestra alma, sumida en la oscuridad y la penumbra, sólo atisba un destello de esas verdades. Es como la tierra cuando está cubierta de niebla. No podemos ver el sol, pero alcanzamos a vislumbrar algo de su luz. Esta luz oscura de la fe entra en nuestro espíritu, y paso a paso nos lleva a amar la belleza de la verdad de Dios personificada en Jesucristo, y a creer en ella.

 

La fe es la mejor amiga de nuestro espíritu humano. La fe nos afirma la bondad infinita de Dios, y por lo tanto nos otorga suficientes razones para amarlo con todo nuestro poder. Debemos cuidar muy bien de lo que escuchamos en nuestro interior, y a nuestro alrededor, acerca de la divina palabra, para que ésta nos fortalezca. Sean entonces devotos de la palabra de Dios, ya sea que la escuchen en conversaciones familiares con amigos espirituales, o durante los sermones. Sigan el ejemplo de los discípulos. Permitan, con alegría, que las palabras de Nuestro Salvador alimenten sus corazones cual si fuesen un valioso ungüento sanador colmado de esperanza.

 

 

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales)

Segundo Domingo de la Pascua

REFLEXION SALESIANA PARA EL DOMINGO

 

Segundo Domingo de la Pascua

Abril 16, 2023

 

Hoy, en el momento en que Jesús aparece ante Sus Discípulos después de Su resurrección, podemos apreciarlo ocupando Su cuerpo glorioso e inmortal. San Francis de Sales nos dice lo siguiente:

 

¡Observen como la fe de los apóstoles de Jesús ha sido sacudida después de Su crucifixión! Todos se hallan reunidos en un cuarto a puertas cerradas, llenos de miedo. Entonces entra Jesús, se ubica en medio de ellos, y los saluda: La paz sea con ustedes. Les muestra las marcas y los símbolos de la reconciliación de la humanidad con Dios y les dice, observen mis manos y mi costado.  ¿Por qué hace esto? Para reafirmar su fe vacilante. Sin la presencia de nuestro Salvador ellos se sintieron tímidos, les falto la fuerza. Eso mismo ocurre cuando uno no está con Dios. Ellos sintieron miedo. Como un barco en medio de una tormenta y sin capitán a bordo; ese era el estado de ese pobre barco.  Nuestro Señor aparece ante sus discípulos trayendo consigo el alivio a sus temores.

 

Qué dicha tan grande, qué júbilo experimentan los Apóstoles cuando ven a su Maestro nuevamente entre ellos. Jesús reafirma su fe acobardada, reanima sus esperanzas apagadas, e ilumina su amor sagrado por Dios. La fe, la esperanza, y el amor sagrado, son indispensables para nosotros durante nuestra permanencia en la tierra. Una vez estemos en el cielo sólo el amor sagrado perdurará. Durante los días posteriores a Su resurrección, especialmente con Sus discípulos, y particularmente durante la aparición que nos ha sido narrada hoy, nuestro Salvador se dedica a hacer una sola cosa: enseñarnos que es necesario creer, tener esperanza, y amar.

 

El llega para devolver la seguridad a este lugar asaltado por el miedo.  El toma nuestras miserias y las ennoblece.  ¿Necesitan fuerza? Aquí están mis manos. ¿Necesitan un corazón? Aquí está el mío. Con gentileza, Su poder nos va dando poder. La fe viviente reconoce su poder. Confortados por el amor sagrado, la fe viviente se dedica al servir a Dios fielmente. Que permanezcamos arraigados en la fe, en la esperanza dichosa, y en el amor sagrado y fervoroso, en el cual nos podamos regocijar por toda la eternidad.

 

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales, particularmente Oeuvres: Semones)

Tercer Domingo de la Pascua

Reflexion salesiana para el domingo

 

Tercer Domingo de la Pascua

Abril 23 de 2020

 

Hoy los discípulos de Jesús experimentan el amanecer de la fe en Jesús resucitado, cuando lo encuentran en el camino a Emaús. San Francisco de Sales hace la siguiente observación:

 

Jesús, vestido como un peregrino, se encuentra con dos de Sus discípulos en el camino a Emaús. El les hace preguntas relacionadas a las conversaciones que han sostenido sobre Su resurrección, pero ellos no lo reconocen. Después de confesar las dudas que están experimentando en lo concerniente a Su resurrección, Jesús los instruye y los ilumina con Sus palabras. Entonces, en el momento en que Jesús se dispone a compartir el pan con ellos, finalmente reconocen al Salvador resucitado y creen en El.

 

Cuando una persona escucha con gusto la divina palabra, esto es una muy buena señal. Nosotros estamos en comunicación constante con Dios, quien nunca deja de hablar a nuestros corazones por medio de las inspiraciones y de los movimientos sagrados. Dios nos otorga a cada uno de nosotros las inspiraciones necesarias para vivir, trabajar, y mantener nuestras vidas en el espíritu.

 

Cuando Dios nos da la fe, El entra en nuestras almas, y con simpatía nos plantea que debemos creer a través de la inspiración. Pero nuestra alma, sumida en la oscuridad y la penumbra, sólo atisba un destello de esas verdades. Es como la tierra cuando está cubierta de niebla. No podemos ver el sol, pero alcanzamos a vislumbrar algo de su luz. Esta luz oscura de la fe entra en nuestro espíritu, y paso a paso nos lleva a amar la belleza de la verdad de Dios personificada en Jesucristo, y a creer en ella.

 

La fe es la mejor amiga de nuestro espíritu humano. La fe nos afirma la bondad infinita de Dios, y por lo tanto nos otorga suficientes razones para amarlo con todo nuestro poder. Debemos cuidar muy bien de lo que escuchamos en nuestro interior, y a nuestro alrededor, acerca de la divina palabra, para que ésta nos fortalezca. Sean entonces devotos de la palabra de Dios, ya sea que la escuchen en conversaciones familiares con amigos espirituales, o durante los sermones. Sigan el ejemplo de los discípulos. Permitan, con alegría, que las palabras de Nuestro Salvador alimenten sus corazones cual si fuesen un valioso ungüento sanador colmado de esperanza.

 

 

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales)

Reflexion salesiana para el domingo

Domingo de Ramos/De la Pasión

 

Domingo de Ramos/De la Pasión

Abril 2 de 2023

 

Hoy caminamos con Jesús rumbo al Monte Calvario. Con Su muerte en la Cruz, todos pudimos experimentar el amor abnegado que El siente por nosotros. Nosotros también hemos sido llamados a imitarle. San Francisco de Sales comenta:

 

Contraria a la sabiduría de la cultura, los verdaderos cristianos que buscan la santidad depositan toda su perfección en la locura de la Cruz.  Todos los santos se hicieron sabios en su locura por seguir a Jesús. Ellos padecieron las humillaciones y el desprecio de los eruditos, los conocedores de la cultura. Aun así, ellos lavaron sus pies y sus manos en las aguas sagradas del perdón. Nosotros también debemos limpiar nuestras obras, y nuestros afectos, para poder glorificar a Dios.

 

Tal y como lo hicieron los Santos, debemos ir al Monte Calvario con nuestro Señor, pasar trabajos, y soportar persecuciones. Cuando los problemas externos e internos se apoderen de ustedes, tomen sus buenas resoluciones y, como lo haría una madre que rescata a su hijo del peligro, deposítenlas sobre las heridas de nuestro Señor y pídanle que los proteja, tanto a ustedes como a ellas. Quédense allí en el resguardo sagrado, y esperen hasta que la tormenta haya pasado. Con la ayuda de Dios progresarán bastante. Como nos demuestra Jesús, el hecho de que podamos pecar no significa que tenemos poder, por el contrario, significa que hemos quedado indefensos. Incluso las persecuciones que Jesús tuvo que soportar a manos de sus enemigos, no fueron lo suficientemente poderosas como para destruir el amor constante e incomparablemente sólido que Nuestro Salvador siente por todos nosotros. Así mismo debe ser el amor que hemos de tener los unos por los otros: firme, fervoroso, sólido y perseverante.

 

Cuando accedemos a amar de forma divina, deshaciéndonos de nuestra voluntariedad, nos asemejamos a los pájaros que emigran. Entonces emigramos de un mundo invernal, en el que encontramos corazones fríos, gélidos, a la primavera donde el amor de Dios es el sol que calienta al corazón humano.  Este Fuego Sagrado nos llena de un amor infinito y totalmente entregado. Este amor jamás dirá: “Bastante es suficiente”. Nuestro Salvador nos amo con un amor tan fervoroso y perseverante, que incluso la muerte no consiguió enfriarlo.  El amor divino es más fuerte que la muerte. Ojalá que permanezcamos siempre al pie de la Cruz de Nuestro Salvador para poder alimentarnos de Su amor abnegado, el cual hemos sido llamados a imitar.

 

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales,

en especial de los Sermones)

Quinto domingo de la Cuaresma Marzo 26 de 2023

Reflexion salesiana para el domingo

Quinto domingo de la Cuaresma Marzo 26 de 2023

Hoy, mientras Jesús levanta a Lázaro de entre los muertos, nos exhorta a que vivamos y creamos en El. San Francisco de Sales nos explica lo que significa vivir en el Espíritu de Jesús:

Jesús desea devolver la vida a quienes han muerto, para así poder dar fe del amor de Dios por nosotros. El se dirige quienes se hallan moribundos a causa del pecado, para reiterarles que todos podemos escuchar la voz de Dios a través del espíritu. El Espíritu nos despierta con gentileza a una nueva vida humana. No importa cuán debilitados estén nuestros corazones a causa del pecado, el Espíritu los fortalece con un amor sagrado que es reparador y vivificante. El Espíritu Santo es como una fuente de agua viviente que fluye en cada parte de nuestros corazones, para poder esparcir su amor divino en ellos.

Todos nuestros afectos siguen al amor. En el amor deseamos, nos regocijamos, sentimos esperanza y desesperación, miedo, odio, evitamos cosas, nos sentimos tristes, nos enojamos, y nos alegramos. El amor es el fundamento de nuestra vida vivida en el Espíritu de Jesús. Cuando el amor divino reina en nuestros corazones, transforma todos los afectos que hemos escogido para que de esta forma podamos vivir, caminar, y trabajar en el Espíritu de Jesús. El Espíritu no tiene ninguna intención de entrar en nuestros corazones sin nuestro permiso. EL nos inundará con el amor divino sólo si cuenta con nuestra cooperación. Entonces bien, ¿qué debemos hacer para nutrir nuestro espíritu, de tal forma que el Espíritu de Jesús pueda habitar en él? Cuando permitimos que sea la razón la que guíe nuestros apetitos, sentimientos y emociones, estamos viviendo en el “espíritu”. Por el contrario, vivimos en la “carne” cuando permitimos que nuestros apetitos, sentimientos, y emociones determinen nuestras acciones. Escojamos sin ambigüedad alguna la vida en el espíritu.

Cuando un enfermo toma sólo una parte de la medicina requerida se cura a medias. Así mismo ocurre con el amor divino. En la medida en que nosotros accedemos a acogerlo en nuestras vidas, el Espíritu nos llena con amor sagrado. Por lo tanto, no sólo debemos estar preparados para recibir el amor de Dios a las puertas de nuestro corazón, también debemos recibirlo con pleno consentimiento. Debemos alimentar ese amor, guiados por la sagrada razón y sabiduría. Impregnados completamente por el amor del Espíritu, nuestros corazones nos impulsan a llevar a cabo actos sagrados que nos aproximan progresivamente a la gloria inmortal. Aceptemos una nueva vida humana en el Espíritu de Jesús quien nos levanta, rumbo a la Gloria eterna.

(Adaptación del Tratado del Amor de Dios)

Cuarto Domingo de la Cuaresma Marzo 19 de 2023

REFLEXION SALESIANA PARA EL DOMINGO

Cuarto Domingo de la Cuaresma Marzo 19 de 2023

Hoy Jesús nos recuerda que El es la luz del mundo; fuente de toda bondad, justicia, y verdad. Todos hemos sido exhortados a vivir en Su Luz. San Francisco de Sales nos comenta lo siguiente:

La mente humana encuentra total satisfacción en el descubrimiento, en poder conocer la verdad de las cosas. Entre más grande sea una verdad, más grande será el deleite. Aún así, nuestra condición humana nos hace diestros en la búsqueda de honores, riquezas y poder. Diariamente la experiencia nos enseña que todos estos amores inútiles nos vuelven propensos a apartarnos de la verdad, en lugar de considerar la verdad del amor de Dios. El amor de Dios nos hace pensar sobre la verdad de un Paraíso colmado de felicidad eterna.

El amor sagrado refresca y fortalece nuestros corazones, cuando aceptamos con fe la verdad que encierran las enseñanzas de Jesús. Cuando la bondad de Dios nos da la luz para poder percatarnos de nuestra ceguera, esto es señal de que ha habido una conversión interna. Es entonces que nos reconocemos como hijos de la Luz. Cuando quitamos todos los obstáculos que nos impiden amar a Dios, adquirimos la capacidad para amarnos los unos a los otros, tal y como EL desea que nos amemos. Cuando descubrimos una imperfección humana, ya hemos hecho la mitad del trabajo necesario para corregirla; porque habremos recibido el entendimiento que nos permitirá liberarnos de nuestra ceguera. Sin embargo, es importante que tengamos paciencia al afrontar nuestras faltas. Debemos aprender a reconocerlas con calma y sin alboroto. Nada es más favorable para el crecimiento de ese tipo de “maleza”, que nuestra ansiedad por deshacernos de ella. Caminen siempre por la senda de la santidad, y verán como esas imperfecciones se irán debilitando.

Nuestro Salvador nos tuvo en sus manos, y se encargó de guiar nuestra vida aún cuando no quisimos entregarnos a EL de lleno. En este momento, en que lo único que deseamos es cumplir fervorosamente con la voluntad de Dios, ¿no creen que EL desea proteger a esos pequeños corderos que se han apartado del dulce Pastor? Concentrémonos fielmente en nutrir, con reverencia y confianza, el don de la conversión que Dios nos ha otorgado. Hagamos de la gracia de Dios algo efectivo en nuestras vidas, perseverando en nuestras sagradas resoluciones, y en nuestros buenos deseos. Será entonces que podremos vivir en la Luz de Cristo, y generar verdad, justicia, y bondad.

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales)

Tercer Domingo de la Cuaresma Marzo 12 de 2023

Reflexion salesiana para el domingo

Tercer Domingo de la Cuaresma Marzo 12 de 2023

Las lecturas para hoy nos hablan de los catecúmenos. Moisés experimenta una fe más profunda en la Palabra de Dios. La mujer samaritana experimenta una nueva vida en Cristo. San Francisco de Sales anota: Hay dos vidas completamente diferentes que está representadas en nosotros: La “antigua vida” y la “nueva vida”. En la “antigua vida” nosotros vivimos de acuerdo a las culpas y padecimientos que hemos contraído como resultado de nuestra condición y cultura humana. Somos como el águila que arrastra sus plumas viejas por el piso, incapaz de alzar el vuelo. Si deseamos entrar a la “nueva vida”, debemos liberarnos de la antigua vida, ‘sepultándola en las aguas del sagrado bautismo y la penitencia”.

En la “nueva vida” vivimos en base al amor, el favor, y la voluntad de nuestro Salvador. Nuestra nueva vida en Cristo nos sana y nos redime. Es vida, vívida, y vivificante. Nos da la capacidad de remontarnos por los aires porque estamos “vivos para Dios y en Jesucristo nuestro Señor”. Nuestra nueva vida también es como el águila, que una vez se ha despojado de sus plumas viejas, adquiere plumas nuevas. Rejuvenecida por el crecimiento de sus nuevas plumas vuela con gran poderío. Desafortunadamente, existen tiernas almas, recién nacidas de entre las cenizas de la penitencia, que experimentan gran dificultad para volar por el aire libre del amor sagrado. Aún cuando viven, animadas, aladas por el amor, puede que sigan conservando dentro de sí ciertos hábitos propios de su antigua vida. Durante nuestro paso transitorio por este mundo podemos inclinarnos por el amor sagrado, o por los amores inútiles.

Cuando escogemos dedicarnos a perseguir amores inútiles, nos volvemos titubeamos en nuestra decisión de servir a Nuestro Señor. Esto es normal. Cuando ofendemos a un amigo es normal sentirnos avergonzados. Pero jamás debemos vivir en la vergüenza. Nuestro proceso de maduración en el amor divino es tal, que siempre queda una apertura para los asaltos de otros objetos y aparentes beneficios. El motivo por el cual experimentamos inseguridad para encomendarnos a Dios en nuestra fragilidad, es para que podamos arrojarnos, con más fuerza aún, a Sus brazos misericordiosos. Debemos tener coraje para descartar la antigua vida. Afiancemos nuestra confianza para así poder vivir una nueva vida en Jesucristo, quien desea profundizar nuestro amor para que podamos ser eternamente amorosos.

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales)

Segundo Domingo de Cuaresma Marzo 85 de 2023

REFLEXION SALESIANA PARA EL DOMINGO

Segundo Domingo de Cuaresma Marzo 85 de 2023

Este domingo escalamos el Monte Tabor con Jesús. Allí alcanzamos a vislumbrar brevemente la gloria de nuestro Salvador, cuyo amor divino nos transforma continuamente. San Francisco de Sales observa: Jesús, por medio de su Transfiguración, nos muestra un destello de la felicidad eterna que nos espera. Nuestro Señor se transfiguró para generar en nosotros el deseo de obtener la felicidad eterna en su totalidad.

Nuestro gentil Salvador hace uso de sus atracciones e inspiraciones divinas, para acercarnos a la expresión más pura de Su amor. Cuando Dios nos da fe, El se comunica directamente con nuestra mente a través de las inspiraciones. El Espíritu Santo se encarga de propagar en nosotros estos primeros indicios del amor de Dios. En aquellos corazones que acceden, EL va fortaleciendo, poco a poco, gentilmente, el amor sagrado que emana de las inspiraciones.

Los discípulos experimentaron tanta dicha en el Monte Tabor que por un instante desearon quedarse allí. Entreguemos nosotros también todos nuestros afectos a Nuestro Salvador, y aspiremos a obtener la felicidad que Dios ha preparado para nosotros. EL nos ha otorgado todos los medios necesarios para alcanzar la felicidad de la gloria eterna. Nosotros también estamos escalando el Monte Tabor, ya que también hemos hecho la firme resolución de servir bien a Nuestro Salvador, y a amar Su divina Bondad. Aún así, y como sucede cuando comenzamos a avanzar por la senda de la santidad, muchas veces encontramos que nuestros afectos todavía están enredados en amores inútiles. Pero no se disgusten por ello. Tómenlo como una oportunidad de poner en práctica las virtudes. Ustedes sienten un gran deseo de lograr la santidad. Alimenten ese deseo y permítanle que crezca cada día. Si se tropiezan, clamen a Nuestro Señor quien desea obtener su amor, y quien los tomará de la mano. Escalemos entonces el Monte Tabor, sin desfallecer, rumbo a la visión celestial que nuestro Salvador nos ha dado.

Caminen dichosos por entre las dificultades que se presentan en esta vida pasajera. Asuman todos los retos que se les presenten a lo largo del camino que Dios ha señalado para ustedes, y manténganse en paz. La transformación es el verdadero sello de una manifestación divina. ¡Ojalá que ustedes siempre sientan el deseo de ser transformados!

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales)

Primer Domingo de la Cuaresma 26 de febrero de 2023

REFLEXION SALESIANA PARA EL DOMINGO

Primer Domingo de la Cuaresma 26 de febrero de 2023

El Evangelio de hoy se enfoca en las tentaciones de Cristo. San Francisco de Sales nos dice lo siguiente: Nuestro Señor no fue en busca de la tentación. No obstante, El permitió que el Espíritu lo guiara al desierto para que fuera tentado, y así poder mostrarnos cómo debemos resistir. Ninguna persona que esté al servicio de Dios estará exenta de las tentaciones. Sin embargo, esto no significa que debemos ir a buscarlas. Si el Espíritu nos conduce a un lugar donde nos cruzamos con la tentación, debemos confiar en que El también se encargará de devolvernos al camino correcto.

Cuando se percaten de que la tentación los está rondando, actúen como los niños cuando ven un oso en el campo. Ellos inmediatamente corren a los brazos de su padre o su madre, o al menos los llaman para que les brinden protección o auxilio. Recurran a Dios del mismo modo, porque no debemos confiar en nuestra propia fuerza, o nuestro propio coraje, para vencer el mal. Si la tentación persiste, ocupen sus pensamientos con cualquier tipo de actividad que sea sana y loable. Cuando ustedes permiten que los buenos pensamientos tengan cabida, que encuentren un espacio en sus corazones, éstos se encargarán de desplazar los malos pensamientos.

No importa qué tipo de tentación los aseche, y no importa el tipo de placer que implique, mientras que ustedes se rehúsen a consentirla ésta no logrará ofender a Dios. Permitan a los enemigos de nuestra salvación continuar al asecho en el umbral de sus corazones, tratando de obtener acceso a ellos. Mientras que el rechazo hacia ellos se mantenga vigente en nuestros corazones, podemos estar tranquilos porque el amor divino, la vida del alma, persiste dentro de nosotros. A través de la oración continua, de los sacramentos, y de la confianza en Dios, nuestra fuerza retornará y todos gozaremos de una vida saludable y feliz.

Caminen con confianza entonces, y manténganse en paz. Vivan bien en medio de la gentileza, la humildad, y la sencillez. Si creen en Dios, y en la verdad de la palabra de Dios, nada puede hacerles daño. Resuelvan no pecar, pero no se sorprendan, ni se dejen perturbar, si caen en el pecado. Debemos encomendarnos a la bondad de Dios quien, a pesar de todo, no nos amará menos.

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales)

Séptimo Domingo en el Tiempo Ordinario 19 de febrero de 2023

REFLEXION SALESIANA PARA EL DOMINGO

Séptimo Domingo en el Tiempo Ordinario 19 de febrero de 2023

En el Evangelio de hoy Jesús nos llama a poner en práctica el amor supremo. ¡Jesús nos llama a perdonar y a amar a nuestros enemigos! Evidentemente, esta no es una tarea fácil. San Francisco de Sales subraya la noción de que quizás la mejor manera en que podemos convertirnos en instrumentos del amor misericordioso e indulgente de Dios, es aceptando en primer lugar ese mismo amor divino, misericordioso, e indulgente nosotros mismos.

Verdaderamente no debemos desfallecer. Porque aun cuando somos débiles, nuestra debilidad no es tan grande como la misericordia de Dios hacia todos aquellos que deseamos responder al amor de Dios. Todos nosotros estamos sujetos a algunas pasiones o a cambios y altibajos. No debemos preocuparnos por estas emociones. Perseveremos en nuestro llamado a alcanzar la santidad. Todos estamos esforzándonos por darlo todo por Dios de buena fe. Es el amor misericordioso de Dios lo que constantemente nos transforma, por lo tanto debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance.

A primera hora en la mañana debemos preparar nuestros corazones para estar en paz. Durante el día debemos esforzarnos para que nuestros corazones regresen a ese estado y, por así decirlo, debemos llevarnos en nuestras manos. Si de pronto hacemos algo de lo que nos arrepentimos, no debemos asombrarnos ni molestarnos. Reconozcamos nuestra falta. En silencio, dirijámonos a Dios e intentemos recuperar la compostura con serenidad. Digámosle a nuestra alma: “Hemos cometido un error, pero debemos seguir adelante y ser más cuidadosos”. Hagamos lo mismo cada vez que nos caigamos. No importa cuán frágiles y débiles nos sintamos, tenemos que recordar que el divino Artesano se regocija erigiendo edificios magníficos hechos con piezas de madera que están retorcidas y que pareciera que no sirvieran para nada.

Cuando logremos alcanzar la paz interior, no perdamos la oportunidad para hacer todas las buenas obras que podamos-con tanta frecuencia como sea posible- y sin importar qué tan pequeñas parezcan. Porque como dice nuestro Señor: “La personas que son fieles en las pequeñas cosas, recibirán grandes recompensas”.

Caminemos con humildad por la senda que nuestro Señor nos ha mostrado y sin preocuparnos. Porque si los polluelos se sienten completamente seguros cuando se encuentran cobijados por las alas de su madre, ¡cuán seguros deben sentirse los hijos de Dios estando bajo Su protección! El amor misericordioso de Dios es eterno.

(Adaptación de los escritos de San Francisco de Sales, particularmente Francisco de Sales, Juana de Chantal: Cartas de Guía Espiritual, J. Power, W. Wright, Eds. P)